Representaciones de la otredad en el personaje Mawa de la revista Jungla (editorial Zig-Zag, 1967-1969)
Representations of otherness in the character Mawa from the magazine Jungla (Zig-Zag publishing house, 1967-1969)
Representaciones de la otredad en el personaje Mawa de la revista Jungla (editorial Zig-Zag, 1967-1969)
Amoxtli, núm. 13, 2024
Universidad Finis Terrae
Recepción: 02 Diciembre 2024
Aprobación: 31 Marzo 2025
Resumen: Las representaciones de la otredad y lo extranjero constituyen elementos fundamentales en la historieta chilena de aventuras Mawa, creada por el guionista Juan Marino para la Revista Jungla y publicada por Editorial Zig-Zag entre 1967 y 1969. Esta investigación examina cómo se configura la alteridad en los episodios ambientados en el Mato Grosso brasileño de esta ficción, centrándose en tres dimensiones interrelacionadas: la construcción de lo femenino, la liminalidad como marcador de diferencia en las comunidades indígenas, y la significación de lo masculino-extranjero en la narrativa. Como parte de una investigación más amplia, este artículo se enfoca específicamente en examinar cómo se articula la condición de extranjería en la obra, contribuyendo a la comprensión de las dinámicas de alteridad en la historieta chilena del período. Es así como este análisis se estructura en torno a tres ejes principales: la asociación entre el concepto de extranjero y masculinidad, los procesos de exotización del personaje principal, y la caracterización de Mawa como figura foránea y migrante. Mediante un análisis discursivo, se exploran los arquetipos propios del género de aventuras y su interacción con el contexto histórico de producción, revelando las tensiones entre las representaciones socioculturales de la época y las lecturas contemporáneas.
Palabras clave: narrativa visual, estudios culturales, patrimonio gráfico, estudios de género, análisis del discurso.
Abstract: Representations of otherness and foreignness constitute fundamental elements in the Chilean adventure comic Mawa, created by Juan Marino for Jungla Magazine and published by Editorial Zig-Zag between 1967 and 1969. This research examines how otherness is configured in the episodes set in the fictional Brazilian Mato Grosso, focusing on three interrelated dimensions: the construction of the feminine, liminality as a marker of difference in indigenous communities, and the significance of the masculine-foreign in the narrative. As part of a broader investigation, this article focuses specifically on examining how the condition of foreignness is articulated in the work, contributing to the understanding of the dynamics of alterity in Chilean comics of the period. This analysis is structured around three main axes: the association between the concept of foreigner and masculinity, the processes of exoticization of the main character, and the characterization of Mawa as a foreign and migrant figure. Through a discursive analysis, the archetypes of the adventure genre and their interaction with the historical context of production are explored, revealing the tensions between the sociocultural representations of the time and contemporary readings.
Keywords: visual narrative, cultural studies, graphic heritage, gender studies, discourse analysis.
Introducción
El personaje de Mawa, la sacerdotisa de la Silla del Diablo nació a fines de la década del sesenta en la revista chilena Jungla como una historieta de aventuras creada por el guionista Juan Marino (El Siniestro Dr. Mortis, El Jinete Fantasma, Legión Blanca) y un equipo de dibujantes, entre los que destaca el emblemático Juan Francisco Jara. La revista fue publicada mayormente por editorial Zig-Zag y, luego, en un breve período, por la editorial Quimantú y luego por un período aún más breve, por la Editorial Gabriela Mistral. Si bien la historieta tiene un hilo conductor —las aventuras de Mawa en el Mato Grosso y en la India, su relación con la naturaleza y los conflictos con las comunidades y los extranjeros— podemos leer la mayoría de sus episodios como historias auto-conclusivas que ocurren en algún lugar de la Selva Amazónica y que tienen un componente que cuestiona la noción de “extranjero” que llega a esas tierras, abordando temas como la conservación de la naturaleza, cómo se relacionan los personajes masculinos entre sí y cómo todo esto afecta a la protagonista, una mujer misteriosa e independiente.
La historieta se centra en Mawa, una mujer de pelo oscuro, cuyos orígenes desconocemos (la única pista que tenemos es que ella posee un Kriss, un tipo de cuchillo que proviene de la India) y que fue criada desde pequeña por un sacerdote guardián llamado Lolotó de la Silla del Diablo, una montaña ubicada en medio de la Selva. El Gran Lolotó será el gran mentor de Mawa que se convertirá también en cuidadora de aquel lugar lleno de misterios, un espacio intrínsicamente relacionado con la naturaleza y que aparece como un ente mágico que posee agencia y la capacidad de manifestarse por cuenta propia. La naturaleza posee un lenguaje que Mawa puede leer y descifrar.
El personaje aparece por primera vez en la revista Jungla de la editorial Zig-Zag a petición de la editora y escritora Elisa Serrano (también conocida como Elisa Serrana), la que contacta a Juan Marino para que escriba los guiones del personaje. En el primer número de la publicación aparecen dos historias sobre el Mato Grosso: una es la de Elundí, un chico mestizo—hijo de padre caucásico y madre indígena— que vive constantes aventuras en las que debe salvar a su comunidad de los extranjeros. En un principio, la historieta de Mawa se presenta en las páginas finales que complementan la historia de Elundí, el arco principal de la publicación. A medida que avanzan los números de la revista, Mawa se va convirtiendo en un personaje cada vez más popular y termina por desplazar a Elundí en protagonismo. Así, la línea editorial decide darle más páginas y convertir a la sacerdotisa de la Silla del Diablo en la historieta principal. Las historias de Elundí pasan a un segundo plano con muchas menos páginas, hasta que finalmente desaparecen.
La revista Jungla se publicó al alero de tres casas editoriales. Primero, entre 1967 y 1971 (números 1 al 102) en la editorial Zig-Zag, la que en 1971 pasó a llamarse Quimantú (números 103 - 166), y en 1973 se transformó en la Editorial Gabriela Mistral (números 167 - 205). Jungla se publicaría allí hasta 19751. Desde 1969, los guiones son escritos por José Zamorano y ya no narran las aventuras de Mawa en el Mato Grosso sino que cuentan su periplo en la India, un viaje en búsqueda de su origen. Ya al final de la saga en el número 173, Mawa desaparece en una especie de vórtice espacio-temporal y, simultáneamente, llega a nuestro mundo un personaje que la reemplaza: Khanda, una heroína rubia de tez blanca y ojos celestes, asociada al género de la capa y la espada y a la fantasía heroica más que a la aventura con ribetes fantásticos de Mawa.
Según Jacobsen, que toma prestada su definición de Roman Gubern, acuñada en 1972, cuando hablamos de historieta nos referimos a una “estructura narrativa formada por la secuencia progresiva de pictogramas, en los cuales pueden integrarse elementos de escritura fonética” 2 lo que hace de este lenguaje algo complejo en su realización, pero fácil de decodificar.
La historieta nace como lenguaje popular en Estados Unidos a principios del siglo XX debido a la masividad del periódico, y de la mano de avances tecnológicos como el incremento en la rapidez de la imprenta y la posterior llegada de la impresión a color3. Otros estudios, sin embargo, sitúan sus orígenes en Suiza en los trabajos pioneros que Rudolph Töpffer realizó a mediados del siglo XIX, con su obra Historie de Mr. Jabot(Historia del Sr. Jabot), donde “Töpffer utiliza un curioso formato apaisado que hace que, sin obligación alguna, el primer comic nazca como ‘tira’”4.
Un factor muy influyente para la proliferación de la historieta en Estados Unidos se debió a la gran cantidad de inmigrantes que llegaron en busca del “sueño americano” o el American Dream. Para la mayoría de estas personas, provenientes de distintos lugares de Europa y Latinoamérica, que no entendían el idioma, les era mucho más amigable leer imágenes que textos. La historieta nace, entonces, como una producción en serie, pero con un lenguaje y códigos propios. La historieta es vista como utilitaria, de mera entretención, como un arte menor, pues es difundida masivamente través de un medio industrial como la prensa diaria, desvinculada completamente del canon de las Bellas Artes. De ahí la inadecuada e irónica denominación de noveno arte que muchos le atribuyen. En Chile, también encontramos esta forma de expresión, existiendo una gran tradición de humor gráfico desde el siglo XIX, gracias a grandes revistas que calaron hondo en la idiosincrasia y la cultura popular de la población chilena como El Peneca, Mampato, Topaze, el Dr. Mortis, etc.
Las historietas de Mawa se inscriben dentro del género de la aventura. Para Carlos Reyes “la aventura es casi siempre iniciación, viaje físico e interno que hace que, tanto el personaje como el lector, invaliden sus propios puntos de vista en pro del cambio suscitado por la aventura, siempre maravillosa, pero peligrosamente turbadora”5. Como en toda narración de aventura, nos hemos acostumbrado a leerla en torno a lo que el mitólogo Joseph Campbell 6 llamó “el viaje del héroe”, un formato de historia arquetípica que se reproduce en todas las culturas. Así podemos encontrar este tipo de relato en diversos pueblos de la antigüedad como en los mitos griegos, cristianos, mayas, etc. en que siempre un personaje es llamado a la aventura, pero, por miedo o incredulidad, rechaza esta invitación; hay un maestro que lo guía; el personaje se hace fuerte a través de varias pruebas; se enfrenta con su enemigo o fuerza inmaterial, muere y regresa a la vida para convertirse en alguien sabio o super poderoso.
Sin embargo, este viaje del héroe fue cuestionado en 1985. Alison Brechdel7, una historietista estadounidense perteneciente al movimiento de la segunda ola del feminismo, quien se da cuenta, luego de leer Un cuarto propio de Virginia Woolf, que, tanto en las películas como en las historietas, las mujeres nunca siguen el camino del héroe y que, por tanto, es imposible, como mujer, sentirse representada en una de estas historias. A raíz de esta simple, pero brutal iluminación, nace el denominado “test de Brechdel”, que consiste en preguntarle a la obra: ¿Aparecen al menos dos personajes femeninos? Si es así, ¿mantienen una conversación entre ellas? ¿Esa conversación tiene como tema principal un hombre? ¿Estas mujeres tienen nombre propio?
Este último tópico, el de la presencia activa de personajes femeninos en la ficción, es fundamental porque otorga un punto de entrada para acercarnos al estudio de la obra de Mawa de Juan Marino, abordándola desde las otredades que la componen. En adición a la otredad desde la representación de lo femenino en Mawa, podremos también encontrarla instalada en la representación de las primeras naciones y la representación del extranjero como una amenaza.
La otredad para Elizabeth Sosa será “la pequeña historia que comienza a contarse desde la experiencia individual del sujeto social que hizo la vida en la periferia”8. Esta definición puede implicar “a la mujer, al negro, al indígena y a las personas gay”. La otredad se ha ido creando a través de sistemas de exclusión y discriminación que terminan por posicionar a sujetos sociales a partir de una incapacidad de tener una vida sin la asistencia del hombre, el blanco, el colonizador o de las personas hetero-normadas.
A través del encuentro con “los otros” es que Mawa se enfrentará a diferentes cuestionamientos, lo que le obligará a tomar decisiones abruptas o a definir acuerdos que estarán siempre puestos en la búsqueda de lo justo, que no necesariamente será siempre “lo bueno” o lo “correcto” bajo parámetros hegemónicos. A raíz de esto podemos preguntarnos: ¿cuáles son las representaciones de la otredad que se encuentran en la historia del personaje Mawa en la revista Jungla?
Esta investigación emplea como marco teórico conceptos que apuntan a las representaciones de la otredad en las distintas historietas de Mawa. Para el concepto de la otredad, se utilizará la mirada que propone el pensamiento latinoamericano y que tiene relación con la dicotomía otredad–alteridad planteada por Dussel, para quien la alteridad será “pensar el mundo desde la exterioridad alterativa del otro”9. Es decir, “el otro" es diferente al “sí mismo” ya que es una experiencia que se vive solo de cara al otro. Por tanto, la otredad la entenderemos como aquello que nos es ajeno y que nos es difícil de entender porque no nos es propio.
Por otro lado, el concepto de lo femenino usará la perspectiva utilizada por Monique Witting en su libro El Pensamiento Heterosexual10, quien plantea este concepto como parte de una dicotomía asociada al poder, en el que “Masculino/femenino, macho/hembra son categorías que sirven para disimular el hecho de que las diferencias sociales implican siempre un orden económico, político e ideológico. Todo sistema de dominación crea divisiones en el plano material y en el económico”.
Así mismo, estamos analizando un personaje como Mawa que está fuera de lo que Betty Friedan en la década del 50 llamó “la mística de lo femenino”, que es “esa imagen de lo esencialmente femenino, eso de lo que hablan y a lo que se dirigen las revistas para mujeres, la publicidad y los libros de autoayuda. Es una horma moral, fabricada en esos años [ ], en la que se pretende (…) hacer vivir a todas las mujeres”11.
Sin embargo, la protagonista de Jungla, cuya forma de entender el mundo es a través de la mirada masculina, le hace sentir que se encuentra por sobre otras mujeres, mirándolas de manera vertical y no desde un sentido interseccional. Esto será tanto desde la mirada racional de la sacerdotisa como de su fuerza física.
Para ello, recogemos el concepto de misoginia como lo entiende Varela en su artículo “La nueva misoginia”:
El término misoginia está formado por la raíz griega “miseo”, que significa odiar, y “gyne” cuya traducción sería mujer, y se refiere al odio, rechazo, aversión y desprecio de los hombres hacia las mujeres y, en general, hacia todo lo relacionado con lo femenino. Ese odio (sentimiento) ha tenido frecuentemente una continuidad en opiniones o creencias negativas sobre las mujeres y lo femenino y en conductas negativas hacia ellas12.
Pero las mujeres también pueden sentir este desprecio por sus congéneres. Mawa debe rechazar las conductas femeninas, las suyas propias y las de otras, para poder reinar y luchar de igual a igual con sus enemigos y con quienes quieran hacer algún daño a quienes viven en el territorio que ella protege.
Así, Mawa se convierte en una mujer extraña, rara, fuera de la norma, que va a vivir en un lugar liminal. Lo extraño, la fascinación por lo exterior, por aquello que está más allá de la percepción, la cognición y la experiencia corrientes son usuales en las páginas de la historieta. Lo raro, según Fisher, “es un tipo de perturbación particular. Conlleva la sensación de algo erróneo: una entidad rara o un objeto que es tan extraño que no debería existir, o que, al menos, no debería existir aquí”13.
Dado lo anterior, por femenino entenderemos entonces, la construcción de un rol y una actitud asignado a personas nacidas con vulva, llamadas biológicamente “mujeres”, que les pondrá en una posición distinta y contraria a lo masculino, personas nacidas con pene, llamadas biológicamente “hombres”. Las primeras asociadas a lo blando, lo amoroso, lo sutil, lo bello, en contraposición a las segundas, asociadas a lo duro, lo odioso, lo rudo, lo feo, etc.
Lo extraño y perturbador no sólo lo encontraremos en el personaje de Mawa, sino también en la llegada de lo extranjero que se sitúa en contra de las comunidades que ya habitan el territorio. Esta convivencia, a veces obligada, de diferentes culturas frente a una naturaleza que posee su propia agencia, dará espacio a otras tensiones como lo ominoso o liminal.
La noción de extranjero como una figura de alteridad puede ser conceptualizada como sugiere George Siemel en El extranjero:
La unión de lo próximo y lo lejano, propia de toda relación humana, adquiere en el fenómeno del extranjero una configuración que puede resumirse de este modo: si la distancia dentro de la relación significa la lejanía de lo cercano, el extranjero significa la cercanía de lo lejano. El ser extranjero constituye, naturalmente, una relación perfectamente positiva, una forma especial de interacción […] El extranjero es un elemento del grupo, como también lo son los pobres y los distintos "enemigos interiores". Es un elemento cuya posición supone al mismo tiempo exterioridad y confrontación14.
Desde allí se entenderá lo extranjero como lo que viene de afuera, de un territorio alejado, que no comparte cultura ni lengua y que intenta imponer su propia visión del mundo sin entender a las personas que ya habitan el paisaje, a quienes llamaremos “primeras naciones” o “pueblos originarios”, que conviven bajo otra cosmovisión y cultura, entendiendo el mundo desde su propia naturaleza, contraponiéndose a los deseos del extranjero.
Hasta ahora, en Chile, no existen datos ni estudios académicos que analicen en profundidad ni entreguen datos sobre recepción o circulación de la historieta de Mawa. Sin embargo, sí se han publicado datos estadísticos y artículos sobre la producción nacional de la llamada época de oro del cómic chileno que, según relata Moisés Hassón en su libro Cómics en Chile, catálogo de revistas (1908 - 2000)15, se situaría entre 1962 y 1975. El autor cataloga también la producción de la revista Jungla.
En esta investigación, Hassón ofrece una importante visión de lo que fue la publicación exclusiva de historietas, dividiéndolas en cinco periodos. Uno de ellos es la Edad de Oro, donde encontramos a Zig-Zag (la casa editorial de la revista Jungla) y que llegó a convertirse en la editorial más importante de Latinoamérica en ese entonces16.
Así también existe una investigación sobre las historietas en Chile del historiador Jorge Rojas Flores17 que apunta a la relación entre las ideologías y las prácticas sociales entre 1962 y 1982. El autor analiza el consumo de este tipo de revistas, lo que posibilita la inmersión en el contexto histórico de la historieta chilena y su robusta producción. Así mismo, Rojas Flores, hace un análisis de los alcances ideológicos que la historieta logra, representando las distintas realidades sociales y valores dependiendo del momento histórico en el que se realizaron, lo que ofrece pistas de cómo abordar las obras desde su propio tiempo y contexto de publicación.
Si miramos la práctica investigativa internacional, el trabajo de Terence Moix18 en la Historia social del cómic, permite relacionar la importancia de la historieta y los mass media desde un punto de vista social e ideológico, cuestionándose la cultura de la imagen y los nuevos lenguajes devenidos de la “cosmología pop” y la sociedad de consumo.
Tangencialmente, en el libro Supernovas, una historia feminista de la ciencia ficción audiovisual19, encontramos la relación que existe entre el feminismo y los íconos femeninos de la ciencia ficción, lo que ofrece variadas conexiones con el feminismo interseccional. A pesar de parecer géneros diferentes, Mawa no solo contiene aventura, sino también elementos de terror, ciencia ficción, magia, etc. El volumen de McCausland y Salgado ofrece una gran cantidad de análisis de la narrativa visual en torno a la imagen de lo femenino y cómo el género ha influido en el imaginario que se tiene sobre la feminidad, lo que permite realizar nuevas lecturas de la producción visual ya existente.
Sin embargo, el libro más cercano sobre un personaje de historieta y a la representación de la otredad es la investigación de Elisa McCausland20, sobre la Mujer Maravilla: Wonder Woman, El feminismo como superpoder , donde aborda en profundidad la imagen del personaje desde su inicio en 1945 hasta la actualidad. La autora aborda el imaginario de la Mujer Maravilla como arquetipo que muta a través de los tiempos, y al hacerlo incorpora distintas miradas sobre el personaje, aproximándose al feminismo desde la mirada de la cultura pop, un ejercicio que será de gran utilidad para el tratamiento del personaje de Mawa.
La metodología de este estudio se basa fundamentalmente en la interpretación de fuentes primarias. Se han revisado todas las revistas Jungla publicadas entre 1967 y 1971 en la revista Zig-Zag, publicaciones que se encuentran disponibles virtualmente en la Biblioteca Nacional, pero también en colecciones privadas. A partir de ello, se ha hecho una selección de revistas que contengan alguno de los tres tópicos que se desarrollan en esta investigación: lo femenino, lo extranjero y los pueblos originarios. Luego se han seleccionado fragmentos pertinentes de estas publicaciones (páginas y/o viñetas) que están directamente relacionados a los conceptos ya descritos, de modo de que ayuden a interpretarlos, tanto desde la semiótica de la historieta, como desde los estudios de la otredad.
El problema de la exterioridad en Mawa
Hemos delineado distintas instanciaciones de la otredad. En primer lugar, la alteridad que representa lo femenino como otro distinto a lo masculino y, por tanto, es algo a lo que se debe temer. Luego, la relación de esa alteridad con el espacio y el tiempo liminales, donde se bifurcan lo distinto en el pensamiento de las primeras naciones, en la magia y la cosmología de los participantes de estos poblados y, por último, como este espacio liminal también da pie para conmensurar una historia desde lo rupturista de la tecnología extranjera.
Abordaremos un problema ya atisbado por Juan Marino y que después de 50 años sigue vigente: el terror que plantea la exterioridad, lo alterno como una amenaza constante, como un enemigo del sistema capitalista. Roger Bartra describe en su libro Territorios del terror y la otredad su concepto de las redes imaginarias del terror político:
Se trata de un proceso de estimulación y creación de franjas marginales de terroristas, sectas religiosas, enfermos mentales, desclasados, indígenas, déspotas musulmanes, minorías sexuales, guerrilleros inmigrantes ilegales exóticos, mafias de narcotraficantes y toda clase de seres anormales y liminales que amenazan con su presencia – real e imaginaria – la estabilidad de la cultura política hegemónica21
Este poder imaginario, para Bartra, “genera una especie de halo que es estimulado, ampliado y manipulado por los gobiernos establecidos con el fin de aumentar la cohesión de la sociedad y su legitimidad”22. Es decir, al poder hegemónico le es propicia la existencia de esta tensión liminal geográfica, espacial y también espiritual que crea un enemigo al que todo el mundo occidental debe temer y al que, consecuentemente, va a exotizar.
El mundo liminal de Marino logra, sin proponérselo, articular una tensión alterna que alimentará esta profunda e invisible manera de continuar con el olvido de la realidad o la memoria de los pueblos originarios del Mato Grosso. Bartra, continúa esta disección desde su crítica lapidaria: “La dimensión imaginaria radica en la construcción de un escenario omnipresente donde se enfrentan, por un lado, la civilización occidental democrática avanzada y, por otro, un amplio imperio maligno de otredades amenazantes, primitivas y fanáticas”23.
Para entender mejor estas manifestaciones de la otredad en este punto, se dividirá este capítulo en tres tópicos que abordarán lo exterior como un ente amenazante y ante el que se deben tomar todos los resguardos necesarios como una forma de conservar la tradición de las tribus, como ya observó Frazer: “Más temibles ―dice un viajero de Borneo central― que los malos espíritus de las cercanías, son los malos espíritus de sitios lejanos que acompañan a los viajeros”24.
El primer tópico analiza la relación entre la exterioridad y lo masculino y cómo Mawa resulta una prisionera de esta forma masculinizada y, por tanto, es partícipe de una modalidad capitalista-tecnológica de comportamiento en el territorio tanto para los extranjeros como para ella misma. El segundo tópico se centra en el análisis de Mawa como ente exótico a la vista de los extranjeros: la mujer blanca de la selva, muy a su pesar, puesto que eso la hace líder de los dominios donde habita, pero le hace también un blanco vulnerable a los ojos de los seres poderosos y ambiciosos que logran cruzar su frontera. El tercer tópico de este capítulo profundizará en la idea de ver a Mawa como un ser que también proviene de afuera, como una extranjera, una migrante que ha tenido que aprender a convivir en este mundo selvático y al que no pertenece del todo, es decir, un ser en permanente liminalidad.
1. Relación de lo extranjero y lo masculino
Es importante enfatizar la manera en que el binarismo femenino/masculino reproduce arquetipos que se manifiestan en la historieta de aventura y cómo estos penetran las historias que se pueden leer en Mawa. Se entenderá lo masculino asociado a la ciencia, a la tecnología, al progreso. Así lo confirma Nelly Richard en su libro Masculino/femenino: Prácticas de la diferencia y cultura democrática : “Construcciones filosóficas y simbolizaciones culturales se basan en ese fraudulento montaje que decidió aventajar a lo masculino por asociación con lo abstracto-general y desventajar a lo femenino por asociación con lo concreto-particular”25.
Si asociamos lo masculino con lo concreto, y por tanto al progreso, el arquetípico y exótico mundo creado por Juan Marino en el Mato Grosso estará ligado a lo liminal, al umbral de lo ambiguo y por tanto todo lo que proviene desde afuera. Será visto, para las personas lugareñas, como un peligro latente, oponiéndose a su cotidianidad. El extranjero-masculino impone una cosmología que no da cabida a la conversación, tensando una relación de poder, que no se dará transversalmente si no de manera vertical.
Extranjero es la cosa o persona que proviene desde afuera. Este forastero será quien viene desde un lugar diferente a los dominios de Mawa y que, al no poseer un conocimiento adecuado de la selva, está en desventaja. Encontramos en esta historieta, tres tipos de extranjero-masculino: el que viene a buscar riquezas (como diamantes, uranio, oro, el científico y/o arqueólogo que intenta encontrar respuestas que compartirá con el mundo y, por último, aquellos que llegan con el objetivo de imponer la ley del territorio brasileño a toda la población. Estos extranjeros necesitarán una comitiva de personas masculinas locales que conozcan la zona, pues sin ellos se arriesgan a morir bajo los peligros que contiene la selva.
El extranjero que viene a buscar riquezas será, sin duda, un hombre que intentará de cualquier manera llegar a su objetivo. Es el estereotipo del personaje malvado de la serie de aventuras, cuyo propósito bien definen Bassa y Freixas como “la perturbación de un orden felizmente (?) establecido. Duda, temor, angustia que una vez solventada con la aniquilación de la amenaza revestirá un asentamiento y consolidación del estatuto social”26. “El malo” que busca dinero y poder hará todo lo que esté en sus manos para obtener estas riquezas, llegando incluso a la locura y, por tanto, su único futuro probable será la muerte que se dará en un combate entre los que están a favor del statu quo y el extranjero:
Este enfrentamiento entre la concreción del mal y aquella del bien, no comporta ningún tipo de relación dialéctica, al contrario, impone la necesidad de la represión y, por ende, destrucción. Sólo se da un pedestre dualismo, pálido fantasma de unos pretendidos afanes dialécticos fomentador del triunfo de unos intereses concretos que no serán jamás rebatidos por el espectador”27.
Es por esta razón que se genera una tensión entre los habitantes de los dominios de la sacerdotisa y los extranjeros que llegan con estos afanes. Así lo expresa el viejo Lolotó: “La mente de los blancos es perversa y llena de ideas maléficas ¡Maldición caiga sobre ellos!” (Revista Jungla, ep. 8, p. 14) y como lo indica Mawa: “La selva no es buena para hombres blancos. Uds. deben regresar por donde han venido” (Revista Jungla, ep. 8, p. 11).
Existe, entonces una desconfianza hacia los foráneos, puesto que perturban la tranquilidad del espacio de convivencia, ya que los hombres que llegan tienen distintas maneras de ver el mundo y no dejan espacio para que exista un pensamiento o forma de vida diferente al que conocen. Lo que es diferente es derribado, incluso si viene de su mismo lugar de origen. Mawa es enfática ante esto: “Cuando los hombres blancos luchan entre sí, los hijos de Mawa pagan las consecuencias de sus iras” (Revista Jungla, ep. 36, p. 10).
En “Mawa y los piratas del Amazonas” se cuenta la historia de unos extranjeros que llegan a una aldea en los dominios de la sacerdotisa. La idea del líder de los foráneos es quemar el pueblo con mujeres e infantes, y dejar a los hombres vivos para formar un ejército y lograr extraer el uranio que se encuentra en la zona (Revista Jungla, ep. 24). El exterminio en masa de poblados originarios es recurrente en el relato de Marino y siempre es mayor, si se lo compara con las muertes de la población mestiza y blanca.
Por otro lado, estos extranjeros ambiciosos siempre intentan engañar a los pobladores haciéndose pasar por dioses u ofreciéndoles cosas que no les entregarán. Mawa no está exenta de caer en estas triquiñuelas, como se puede apreciar en “Mawa y la bruja blanca”: allí vemos aparecer una doble de la sacerdotisa, quien es una mujer contratada por otros blancos para hacerse pasar por Mawa y quedarse con el valioso uranio (Revista Jungla, ep. 20).
Otro tipo de extranjeros que no conocen el territorio son los científicos. Ellos traen el conocimiento racional y piensan que su propósito siempre es superior, y de este modo, tensionan la relación entre blancos y morenos (como se les menciona en la historieta), ya que llegan para imponer una visión de mundo que será difícil de contradecir porque vienen en nombre del progreso. Ante esto, los pueblos selváticos advierten que las formas en que se cimenta la vida en la selva son riesgosas para ellos, pero los extranjeros, incapaces de aceptar que no tienen injerencia en ese mundo desconocido, caen en las trampas de sus propias obsesiones. Algunos pierden la vida y otros entienden a golpes que no pueden ir en contra de este mundo liminal que se encuentra en la naturaleza. Un ejemplo de ello lo encontramos en “Mawa y la ciudad sumergida”, donde los científicos van en busca de una ciudad que está en el fondo del lago. Mawa les acompaña en contra de las advertencias del viejo Lolotó, quien augura gran cantidad de males para quienes bajen a las profundidades. Efectivamente, al sumergirse en el lago, solo encuentran seres anfibios antropomórficos que viven en una ciudad en ruinas. La expedición logra escapar gracias a la astucia de Mawa, sin pruebas de que la ciudad existe y solo con la experiencia de lo que han vivido (Revista Jungla, ep. 41).
El tercer tipo de extranjero que desconoce la sinergia selvática, son los hombres que pertenecen a la policía brasilera que tiene jurisdicción sobre el territorio de Mawa. Existen los poblados que rodean la selva en donde habitan los mestizos, los blancos y algunos indígenas que conviven en casas más robustas que las simples “malocas” de los pueblos originarios que habitan en las profundidades del Mato Grosso. En algunas de estas casas hay escaleras, propiedades de dos pisos y hasta se pueden avizorar algunos aparatos electrónicos, lo que instala una diferencia entre ellos y los que viven en el Mato Grosso. Por esta razón se ha permitido que Mawa sea quien esté a cargo de los temas jurídicos y apacigüe a los pobladores de la selva, ya que así se ha logrado mantener la paz por mucho tiempo. En “Mawa y los anfibios de Loth”, el jefe de la policía le advierte a Mawa:
Algo está sucediendo en tu jurisdicción, Mawa, hay noticias de belicosidades de algunas tribus, especialmente los xixurús. Si no puedes obtener resultados positivos, me veré en la obligación de enviar tropas, que es lo que el gobierno quiere evitar a toda costa (Revista Jungla, ep. 27, p. 3).
Sin embargo, hay algunos jefes, quizá de otros pueblos cercanos, que son menos criteriosos, como el del capítulo “Mawa y el crepúsculo mortal”, en el que un par de uniformados hablan del asesinato de un científico:
Hombre 1: “Le diré la verdad. Si se tratara del cadáver de un indígena, lo enterraba sin mayores trámites, pero por ser blanco, me veo en la necesidad de investigar”
Hombre 2: ¡Caramba, delegado! Eso no habla muy bien de su ecuanimidad. (Revista Jungla, ep. 36, p. 9)
Marino habla de la displicencia que la policía mestiza tiene para con sus coterráneos, tratándoles con injusticia e indolencia:
Hombre: “Él provocó el volcamiento del batel en que viajaban ustedes, pero dijo que dentro iban solo salvajes caníbales”
Mawa: ¿Salvajes caníbales no tienen derecho a vivir, hombre blanco?”. (Revista Jungla, ep. 14, p. 15)
Otro tema que ronda el estereotipo que tienen los mestizos por la gente que vive en la selva, es el tema de el aseo y la higiene, como leemos en Mawa y la marca del vampiro frente a la muerte misteriosa de los pobladores: “Los maxubis mueren porque son unos cochinos ¿cree usted que los morcegos puedan atacar a un ser humano, comisionado? (…) Traiga una tonelada de quinia y hágasela tragar a todos esos marranos. Verá como termina la epidemia” (Revista Jungla, ep. 49, p. 4).
Por otro lado, en un extraño comentario de Lolotó a Mawa, el anciano plantea que ciertos acontecimientos tienen relación con el poder político y que ello afecta de alguna manera la estancia en el Mato Grosso. Marino escribe esto en 1969, en plena vigencia de la dictadura brasileña:
Mawa: ¿Quiere decir Lolotó que alguien empuja a los hijos de Mawa a luchar entre sí?
Lolotó: Eso quiero decir. Esas luchas debilitan el poder del gran uniforme blanco llamado presidente y favorecen los planes de los que desean apoderarse de la selva (Revista Jungla, ep. 47, p. 4).
Bajo este mismo punto, y cruzando las temáticas vistas anteriormente con respecto a la cosmología y cómo estas colisionan entre sí, encontramos en Mawa y la guerra de los dioses, a sacerdotes y monjas que llegan a evangelizar a uno de los pueblos más belicosos de la jurisdicción de Mawa. Uno de los policías a cargo de la expedición interpela a uno de los sacerdotes: “Ustedes traen civilización a la selva ¿Es bueno? Quizá sí, pero a ciertos sujetos no conviene que los indígenas sepan demasiado, pues ¿de dónde sacarían la obra de mano tan barata para explotar las minas o el caucho?” (Revista Jungla, ep. 51, p. 16).
Los foráneos llegan a estremecer el mundo que se encuentra alrededor de la Silla del Diablo, pero tampoco es una situación de la que salgan ilesos. Muchos de estos extranjeros mueren y los que superan esta experiencia sufren un cambio en sus vidas. Pero si se analizan en profundidad las historias donde las mujeres llegan al Mato Grosso (siempre acompañantes, nunca protagonistas), se notará que ellas sobreviven, ya que, el extranjero es siempre masculino.
2. La exotización de Mawa
Se ha analizado anteriormente la forma en que Mawa entiende al extranjero desde su cotidiano, como salvaguarda de un lugar donde el “progreso” y la “ciencia” no logran llegar o si lo hacen, no consiguen quedarse, pues es un mundo cíclico-liminal que no permite cambios en su statu quo. Sin embargo, no se ha estudiado aquí aún la forma en que aquellos extraños ven a Mawa y a quienes habitan este lugar selvático como entes diferentes en su particularidad “primitiva”, inconscientes de las maravillas de la civilización.
Para Serge Gruzinski en El pensamiento mestizo, el exotismo es una forma de control, más allá de lo pintoresco:
El exotismo no es solo un proveedor de clichés. En el mejor de los casos, es decir, cuando las tierras y los indígenas eluden milagrosamente la colonización, la explotación, la evangelización, es la manera en que occidente suele imprimir su marca por todas partes28.
La exotización no es una forma de hibridar distintas culturas o formas de vida, si no, directamente de mostrar la diferencia, poniendo énfasis en que es imposible amalgamar estos espacios. Mawa es consciente de esta diferencia y lo explicita ante unos europeos raptados hace siglos por marcianos en el episodio “Mawa y la selva roja”. Uno de los abducidos pregunta a Mawa: “¿Por qué están ustedes desnudos? ¿Viven desnudos en el tercer planeta?”, y la sacerdotisa responde: “No, cubren sus cuerpos con ropas. Solamente nosotros, los que vivimos libres en la selva, vestimos así” (Marino, ep. 46, p.24).
Así también, el exotismo lo podemos encontrar en relación con la masculinidad, como podemos ver en este paratexto que se lee en una publicidad de la edición colombiana de la revista Jungla: “¿Sacerdotisa, mujer o diosa? Diosa para los indios de la selva amazónica. Mujer cuando se encuentra con un hombre” (Revista Jungla 49).
Otra forma de expresar este exotismo en la historieta Jungla es representar el poco dominio que tienen los pobladores de la selva del idioma “civilizado”, en este caso el portugués. Mawa, que puede hablar todos los idiomas de las tribus que están bajo su dominio y que incluso se comunica con los animales, siempre habla en tercera persona durante todos los episodios que se han analizado. Así, lo exótico está relacionado con este umbral entre el pensamiento animal y el humano, generando una diferencia, un otro, otra, una persona alterna que nunca podrá llegar a entender el mundo civilizado. Esto forja un paternalismo exacerbado desde el extranjero/masculino que ve a esta persona alterna como una otredad incapacitada. A modo de ejemplo hay una frase del narrador en Mawa y el crepúsculo mortal en que el autor realiza una evidente comparación: “Como pudiera haberlo hecho un animal, Mawa olfateó el cadáver del indígena” (Marino, ep. 36, p.11).
Si tomamos el concepto de “exotismo radical” que forja Baudrillard en su libro La transformación del mal. Ensayo sobre los fenómenos extremos, entendemos la inutilidad de intentar aplacar la diferencia:
Lo peor es la comprensión, que sólo es una función sentimental e inútil. El auténtico conocimiento es el de que jamás nos comprenderemos en el otro, lo cual hace que este otro no sea uno mismo y, por consiguiente, no pueda ser separado de sí, ni alienado por nuestra mirada, ni instituido en su identidad o en su diferencia. (No plantear jamás a los demás la pregunta de su identidad: así, en el caso de América, jamás se ha planteado la cuestión de la identidad americana, es la extrañeza de América lo que está en juego.) Si no entendemos al salvaje, es por la misma razón por la que él no se entiende a sí mismo (el término «salvaje» traduce esta extrañeza mucho mejor que todos los eufemismos posteriores)29.
Frente a los contrastes que ya son bastantes, se le impone al exótico una diferencia superior e insalvable, como lo confirma esta aseveración de un foráneo antes de conocer a Mawa: “Dicen que es una mujer gigantesca que devora a sus víctimas” (Marino, ep. 45, p.6). El canibalismo o antropofagia, será una gran excusa para esclavizar a los indígenas de África y América. Se refieren muchas historias sobre ello, pero no se han encontrado evidencias de que esto ocurra si no es en poblaciones que se encuentran sin alimento o por actos rituales, como comerse a un hombre por precaución o para adquirir cualidades de la víctima, “también la carne y la sangre de los hombres muertos es corrientemente comida y sorbida para inspirar bravura, sabiduría y otras cualidades en que los comidos descollaban”30.
En “Mawa y la patrulla perdida”, Marino nos propone una historia de horror donde nos relata que “cuando el peligroso jefe de los Xixurús Paí-Até logró reunir bajo su mando a la mayoría de las tribus del Mato Grosso, las comisiones blancas de la selva fueron exterminadas y devoradas” (Marino, ep. 48, p. 3). Pero ¿pueden acaso un grupo de pobladores de la selva matar y comer a tantos hombres? Esta exageración en la historia lleva a pensar en un mito que de a poco se va convirtiendo en un relato que perpetúa el estereotipo y que, en esta historia de Marino, se ve destruida, puesto que los verdaderos ideólogos de esta confrontación son europeos, aunque nunca se descarta completamente la idea de la antropofagia.
Bartra, cita a Malraux, que “habla de un ‘salvaje imaginario’ que ya ha dejado de ser feroz o bondadoso, para ser solo un poseso ligado a ceremonias nocturnas y sangrientas y que nos atrae, porque transmite lo informe o porque expresa una aptitud para escapar del caos, así sea por la sangre de los sacrificios”31.El inconformismo de la vida del siglo XX lleva a muchos autores, como Marino, a ver en el primitivismo algo puro e ingenuo que perpetúa el camino del exotismo.
Ante estas rarezas que se presentan como algo único, exótico y exacerbado, los foráneos necesitan asirlas y presentarlas como grandes descubrimientos, lo que no es una novedad, puesto que desde principios de siglo XX ya se conocían los “Circos de Freaks”, que combinaban distintos tipos de exotismo en un solo lugar, donde se podía ir a verles por una módica suma, y lo más importante, sin riesgo alguno. Marino, se empecina en varios capítulos en raptar a Mawa para llevarla a Coney Island en Estados Unidos, donde se encontrarían los “Circos de Freaks” más importantes. Luego de varios intentos, en el episodio 34, “La captura de Mawa”, la sacerdotisa es cazada como un animal por unos norteamericanos que la llevan a Nueva York a una feria de rarezas. Allí, a la usanza de la historia de King Kong, conoce a Goondor, un simio blanco y gigantesco, quien ha sido capturado en África para ser exhibido como fenómeno. Mawa se comunica con Goondor, rescatándolo, pero el simio desobedece a la mujer, quizá porque Mawa ya no está en sus dominios y el animal tiene agencia propia, escapando a la ciudad, sembrando el caos y destruyendo todo a su paso. Como la heroína que representa, la sacerdotisa salva a la ciudad y logra convencer a las autoridades de que le envíen a ella y a Goondor a sus respectivas localidades de origen (Marino, ep. 34).
Mawa, como una mujer caucásica que vive en la selva, será un claro objetivo para este tipo de exotismos, sobre todo por su origen ambiguo: tez blanca, ojos claros, pelo oscuro, vestimenta de pieles de jaguar. Lo exótico es este lugar del umbral en que las culturas no se pueden juntar, pues hay una estratificación de poder insoslayable. En el relato, Marino lo asume desde todas estas alteridades, perpetuando las diferencias, pero a su vez, evidenciándolas, lo que hace fácil la lectura de este análisis.
En el último apartado se verán las consecuencias que la diferencia puede acarrear en la vida de la sacerdotisa, en su calidad de migrante en un lugar selvático, adoptada por un anciano.
3. Mawa como extranjera
Como hemos visto, nadie sabe cuál es el origen ni la edad de Mawa, pero sí se puede asegurar que es una persona migrante y cualquiera puede notarlo por sus rasgos que difieren de los indígenas del lugar. Se entiende en la lectura que ni ella ni Lolotó pertenecen a la selva, pero que han sido llamados a ser los que resguarden ese espacio amazónico, cuyo misterio oculta una especie de castillo al que llaman la Silla del Diablo.
Lolotó, el sacerdote viejo y sabio que ha cuidado a Mawa desde tiempos inmemoriales, claramente le oculta muchas cosas a la mujer que, pese a su edad, a menudo es tratada como una joven ingenua. La sacerdotisa, por tanto, siempre está en busca de su enigmático origen que podría estar en cualquier lugar, aunque Marino, en la medida que avanza la saga, va dando pistas de posibles procedencias.
En un primer acercamiento en el episodio 40, El sueño de Mawa, Marino esboza una señal. En este episodio, Mawa sueña con un posible origen que comienza con una pareja formada por una sacerdotisa egipcia y un romano, que escapan de quienes les persiguen en un barco. Él muere y ella es la única sobreviviente del navío, llegando a un lugar que sería la selva amazónica (Marino, ep 40).
Es imposible no pensar en la migración ignorando la idea del desarraigo, esa sensación que genera un vacío tan grande que produce tristeza. Lo mismo sucede con Mawa cuando Marino nos la presenta en una constante melancolía.
Es paradójico e inquietante encontrar en este texto de Julia Kristeva, la imposibilidad de deshacerse del extranjero, quien es algo/alguien que encontraremos dentro de nosotros, tal y como le sucede a Mawa, pues, aunque parece que pertenezcamos, siempre seremos otros:
Strangely, the foreign lives within us: he is the hidden face of our identity, the space that wrecks are abode, the time in which understanding an affinity founder. By recognizing him withing ourselves, we are spared detesting him in himself. A symptom that precisely turns “we” into a problem, makes it impossible. Foreigner comes in the consciousness of my difference arises, and he disappears in all acknowledge ourselves as foreigners unamenable to bond and communities32.
En el episodio 53, “Mawa y la tribu perdida”, la mujer, una vez más decide ir en búsqueda de su lugar de origen, esta vez dentro de la misma selva. Sus súbditos, Cafungá y Cocobé, se alarman al verle triste y entablan conversación: “Tú quizá no comprenderás, Cocobé, muchas veces yo he sentido esa tristeza de Mawa. He deseado volver a las malocas de los blancos” y Cocobé le responde: “Es que Cafungá no es hijo de la selva”. La idea de desarraigo cobra así sentido, la pertenencia es algo que nunca se concreta, pese a todos los esfuerzos que se hagan en ese sentido.
Serge Gruzinski toma una frase muy reveladora sobre el mestizaje, extraída de una novela de Mario de Andrade: “soy un tupí que tañe un laud”, la combinación alude a cosas que parecieran no poder estar juntas en un espacio: una persona del pueblo tupí y la confección de un laúd que pertenece a otro territorio, visto, a su vez, por un ser extranjero que viene de otro lugar33.
En el caso de Mawa, podemos agregar esta imagen: una sacerdotisa en la selva cuyos rasgos no pertenecen a ese paisaje amazónico. Los mismos extranjeros se asombran de esto comentando entre ellos: “¡Es una mujer extraordinaria, Moura! ¿Quién será? No es mestiza, si no puramente blanca” (Marino, ep. 5, p. 26). En otros momentos se lo dicen directamente: “¿Quién eres? Tú eres una mujer blanca, no perteneces a la selva” (Marino, ep. 13, p. 11). Mawa también intenta responder ante estos cuestionamientos, como en el episodio 22, donde un teniente le comenta, al verla pensativa mirando el lago: “No creí que una mujer como tú se dedicara a pensar, Mawa”, a lo que ella responde: “Mawa es una mujer como todas, uniforme” (Marino, ep. 22, p. 11).
El ser extranjera/huérfana vuelve a Mawa vulnerable y blanco fácil de manipulación por parte de quienes pretenden usurpar su poder o sacar algún beneficio y, en varias ocasiones, se le intenta engañar. En el capítulo 20, “Mawa y la bruja blanca”, una mujer de idénticas características físicas llega a la selva diciendo que es su hermana, pero en realidad todo es un ardid para quedarse con el kriss (cuchillo indio) que Mawa posee y que tiene un extraordinario valor (Marino, ep. 20). La idea de encontrar el origen en un doble se repite también en otros episodios, como si la presencia de una imagen similar pudiera generar pertenencia a través de la proyección de la propia representación de los rasgos, gestos, y manera de vestir.
En el ensayo Lminal Identities of Migrant Group. The Old Russian Believers of Rumania, Cristina Clopot se pregunta: “What is migrant identity? Is this a stable construct? With lives built away from their homelands, migrants can find themselves ‘bewixt and between’ the points of their departure and that of arrival”34.
En los últimos capítulos que componen el corpus de este análisis, Marino comienza a preparar un cambio en la estructura del guion, haciendo especial énfasis en la idea de la búsqueda de los orígenes de Mawa. Sin embargo, no puede hacerlo sin la ayuda de Lolotó: “siempre hubo un sacerdote y una sacerdotisa”, sentencia el viejo cuidador de la Silla del Diablo. Lolotó debe morir para liberar a Mawa de su responsabilidad en la selva y pueda ir en búsqueda de sus raíces (Marino, ep. 64).
En el capítulo 63, “Mawa y el demonio de la Selva”, la mujer se vuelve a encontrar con un antiguo enemigo de rasgos orientales llamado Diávolo. Mawa debe salir de la selva en una misión especial y, aprovechándose de esta situación, unas tribus rebeldes intentan ocupar la Silla del Diablo, queriendo acabar con el dominio interminable de los sacerdotes. En medio de esta revuelta Lolotó muere y con él todos los secretos enterrados, aunque no sin antes hacer estas contundentes declaraciones:
Los hijos de la selva se han atrevido a desafiar una montaña que por siglos y siglos fue un símbolo. El símbolo de la libertad de la selva. Hoy estos hijos se han cansado de la libertad ¿Qué buscan, pues? Destruir a aquellos que los han gobernado, sin darse cuenta que al destruirlos forjan las cadenas que los sujetarán para siempre (Marino, ep. 64, p. 23).
Lolotó deja claro que vendrán tiempos en que el progreso que él y los sacerdotes que le precedieron mantuvieron alejado de la selva, se adueñará de todo, cambiando el paisaje y la manera de habitar ese espacio. Al regresar de vencer a su enemigo, Mawa se encuentra con tristeza al anciano muerto. Ya no encuentra sentido seguir en el Mato Grosso y delega su dominio a alguno de sus “hijos” preferido y decide ir a la India, su posible lugar de origen. Buscando en los libros que Lolotó ha dejado (los cuales nunca pudo leer, porque el anciano nunca le enseñó), encuentra una forma de llegar a su posible tierra de origen, siguiendo una teoría que indica que habría una corriente que uniría ambos continentes. Mawa y Víctor Nagaland, el nuevo hombre en la vida de la mujer, encuentran un barco que les llevará a vivir nuevas aventuras camino a la India (Marino, ep. 66).
Este cambio en la estructura de la historia es esclarecedor, pues reafirma la mirada occidental masculina que gravita en todos los episodios que corresponden a este análisis y que comprenden del número 1 al 66. Mawa es un sujeto cuya agencia está supeditada a su mentor, que es una persona que esconde secretos, que le trata como una niña y le niega conocimientos que él maneja. La libertad de los pueblos de la selva, así como de la misma sacerdotisa, solo llega cuando muere el maquinador silencioso que ha sido Lolotó.
Mawa desaparece y Lolotó muere. Los líderes ‘blancos’ de la Silla del Diablo ya no están, por fin los pueblos tienen agencia sobre sus aldeas, dándose cuenta de que son capaces de tomar sus propias decisiones, independiente que ellas vayan a ser detenidas por la sociedad y jurisdicción brasileña en un hipotético futuro. Mawa, una mujer extranjera que actúa como ente mitigador entre el estado brasileño y los pueblos, por ser “blanca”, pero vivir en la selva, asume un rol materno/paterno incapacitando a sus “súbditos”. Para Mawa, sus “hijos” también son “otros”, que ella ve como personas a quienes debe salvaguardar pues no pueden hacerlo por ellos mismos. A su vez, Lolotó, también ve a Mawa como otro y como una extranjera, a quien convenientemente ha modelado, y, como dice en sus últimas palabras a Mawa: “He ignorado mucho de ti” (Marino, ep. 64, p. 27), negándole un origen y el lenguaje que él mismo maneja.
A pesar de que este análisis solo abarca hasta que Mawa deja el Mato Grosso para ir a una aventura camino a la India, los capítulos que vienen después, y que no necesariamente siguen siendo escritos por Marino, van a ofrecer varios matices al personaje en la búsqueda del lugar al que pertenece. Será una extranjera errante, a quien no le es permitido el arraigo, transformándose, cambiándole la forma de vestir, volcándose a intereses románticos, intentado ser la mujer que el mundo espera que sea, hasta desaparecer en un vórtice espacio temporal, dejando nuestra dimensión por un destino ignoto.
Conclusiones
Mawa es un personaje profundo lleno de matices, cuyas historias, escritas por Juan Marino a fines de la década de los sesenta, llevan a meditar con respecto a la construcción de un relato basado en estereotipos y cuyas réplicas continúan hasta el día de hoy como referentes fundamentales para los y las historietistas que vendrán en la ola de la década de los noventa y las investigaciones y la nueva ola de novelas gráficas que vendrán en el siglo XXI. Por esta razón el objetivo general de esta investigación fue identificar estas representaciones desde la otredad que se encuentran en la historia del personaje Mawa en la revista Jungla, y que se centran en lo femenino, en las primeras naciones y en lo extranjero y que se relacionan con las teorías sobre la diferencia y la marginalidad.
Para ello se desarrollaron en este estudio tres objetivos específicos: 1) establecer las representaciones de lo femenino; 2) caracterizar las distintas representaciones sobre las primeras naciones y; 3) discriminar las representaciones de la persona extranjera.
La investigación se hizo la siguiente pregunta a manera de hipótesis: ¿cuáles son las representaciones de la otredad que se encuentran en la historia del personaje Mawa en la revista Jungla? Así, para llegar a la respuesta a esa pregunta se revisaron los primeros 66 capítulos de la revista Jungla, escritos por el guionista Juan Marino donde se relatan las historias de Mawa en el Mato Grosso, en el Amazonas brasileño.
En este análisis de la alteridad en estas historias se pretendía encontrar en Mawa una historieta vanguardista desde el punto de vista de los derechos civiles proyectando, en quienes leyeran, la imagen de una mujer con agencia. Efectivamente, en la medida que profundizamos en el relato, Mawa se presenta con una impronta poderosa, pero también nos encontramos con los habituales arquetipos de lo masculino/femenino de la época. No obstante, vemos en Juan Marino un guionista excepcional que logra dar tridimensionalidad al personaje, de otro modo este análisis no hubiese sido posible. Marino se convierte así en un referente importante en este aspecto, para la historia de la historieta chilena.
Al comenzar este trabajo existían muy pocas investigaciones o material bibliográfico que pudiese acercarnos al análisis de la historieta chilena a través de la revista Jungla. Esta investigación espera ser un aporte en este sentido y ser una base para futuras indagaciones sobre la imagen y el discurso de la historieta chilena del siglo XX.
Podemos concluir que efectivamente existen relaciones con la alteridad en el texto analizado, coincidiendo con estudios contemporáneos de la otredad. Mawa es un personaje híbrido y liminal que se sitúa entre lo masculino y lo femenino, un personaje de aventuras con profundidad y que evoluciona, a diferencia de otros que mantienen el statu quo, lo que lo hace una historia dable de ser analizada desde la óptica de los actuales estudios culturales.
Mawa, al no pertenecer a ningún lugar y estar transitando por distintos mundos, es también un umbral que une distintos tipos de comunidades, pero, al mismo tiempo, esto le hace tener una relación de poder que no es transversal, sino que la sitúa en un lugar de superioridad. Con la muerte de su mentor Lolotó, Mawa se siente liberada de este yugo y la historia cambia, lo que nos plantea otro corpus problemático a ser solucionado en una investigación posterior.
Se plantea así, la posibilidad de continuar este mismo análisis con las revistas restantes que no aparecen en este estudio. Comenzando por las aventuras de Mawa desde que deja el Mato Grosso para pasar luego a su periplo por la India en busca de su identidad, hasta culminar en su extraña desaparición en un portal interdimensional que trae a nuestro mundo a otra mujer, su reemplazo, Khanda, aventurera de capa y espada que vive aventuras de corte fantástico, creada por el asombroso dibujante chileno Mario Igor y el guionista José Zamorano y que abre nuevas perspectivas para futuros estudios.
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Marino, Juan (1969). Mawa y el regreso de Goondor. Revista Jungla 59. Ed. Zig-Zag.
Marino, Juan (1969). Mawa y los terribles caníbales de la jungla. Revista Jungla 60. Ed. Zig-Zag.
Marino, Juan (1969). Mawa y la furia de Bong. Revista Jungla 61. Ed. Zig-Zag.
Marino, Juan (1969). El misterio de Fukus. Revista Jungla 62. Ed. Zig-Zag.
Marino, Juan (1969). Mawa y el demonio de la selva. Revista Jungla 63. Ed. Zig-Zag.
Marino, Juan (1969). Mawa y el misterio de Naau. Revista Jungla 64. Ed. Zig-Zag.
Marino, Juan (1969). Mawa busca su origen. Revista Jungla 65. Ed. Zig-Zag.
Marino, Juan (1969). Mawa y el monstruo verde. Revista Jungla 66. Ed. Zig-Zag.
Notas
Notas de autor
Enlace alternativo
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