Revista de Educación Religiosa, volumen II, nº 2, 2021, DOI 10.38123/rer.v2i2.94

Jóvenes, evangelización y pandemia.
Desafíos y aprendizajes para la pastoral juvenil

Hugo Strahsburger San Martín, sdb1
Congregación Salesiana, Inspectoría "San Gabriel Arcángel"

César González Núñez2
Congregación Salesiana

Lorena Basualto Porra3
Congregación Salesiana
Universidad Católica Silva Henríquez
Chile

Introducción

La pastoral juvenil, permanentemente, está desafiada por los cambios generacionales y nuevos contextos. Al presente, la pandemia y la situación de confinamiento han traído nuevos retos al anuncio del Evangelio y, a la vez, han servido como escrutinio frente a la fe, la espiritualidad y la esperanza.

Desde hace algunos años las comunidades eclesiales están utilizando las plataformas virtuales para comunicar, formar y evangelizar a través de las redes sociales (Pasqualetti, 2013); sin embargo, nunca la humanidad había vivido en un confinamiento global en el que el Pueblo de Dios no pudiera reunirse para celebrar su fe. Por este motivo, los autores sostienen que los años 2020 y 2021 se han constituido en un hito para la evangelización y la catequesis, puesto que se debieron utilizar métodos no convencionales para los encuentros, liturgias y reuniones diversas.

De esta realidad no está ajena la pastoral juvenil, la que se vio interpelada por este nuevo contexto. Es por este motivo que en este artículo se rescatan las voces de los jóvenes, quienes viven en primera persona el confinamiento en la ciudad de Puerto Montt, al sur de Chile. De este modo, el objetivo del artículo es analizar las percepciones de los jóvenes en medio de la actual de crisis sanitaria y social con el propósito de proponer algunas orientaciones para la pastoral juvenil en pandemia y pospandemia. En este sentido, el aporte del artículo se orienta principalmente a la comprensión de las realidades juveniles en un contexto inédito desde las voces de los propios jóvenes y, a su vez, transitar hacia una pastoral situada que permita el anuncio del Evangelio desde las propias búsquedas y cuestionamiento juveniles.

La propuesta metodológica para alcanzar el objetivo es el del análisis interpretativo de micronarrativas de experiencias de vida con el propósito de relevar las vivencias que surgen desde las culturas juveniles (Hernández y Aberasturi, 2014). El levantamiento de información se realizó a través de una encuesta enviada de modo online, la cual fue contestada por treinta jóvenes de la Parroquia Cristo Salvador, de la diócesis de Puerto Montt. La investigación surge como una inquietud pastoral del párroco, quien experimentó durante el primer semestre del 2020 la dispersión de los jóvenes parroquianos, debido a un prolongado confinamiento decretado en la zona. Para evaluar la situación y buscar algunos elementos que le permitieran continuar desarrollando la pastoral juvenil en tiempos de pandemia, se levanta este estudio como una iniciativa interna de la parroquia

Para presentar los resultados de la investigación, el presente artículo se ordena en cuatro apartados. En primer lugar, en el marco teórico se desarrollan las temáticas fundamentales del estudio, a saber: contexto sanitario y social de la pandemia, situación de los jóvenes en tiempos de pandemia y pronunciamiento pastoral de la Iglesia chilena en tiempos de pandemia. Posteriormente, se presenta la propuesta metodológica, que considera los fundamentos del análisis de micronarrativas, el instrumento de la encuesta, los participantes, el modo de análisis de los resultados y las consideraciones éticas. En tercer lugar, se despliegan los resultados ordenados desde las temáticas de estudio, es decir, el contexto de los jóvenes, sus sentimientos, responsabilidad social y aprendizajes, fe e imagen de Dios. Finalmente, se desarrollan los desafíos para la pastoral juvenil a través del mismo orden temático anterior.

1. Marco teórico

1.1. Contexto sanitario y social de la pandemia

La pandemia se instala en Chile con los primeros casos de Covid-19 que surgen a partir del 3 de marzo del 2020. Este virus se genera en China, y desde ahí se propagó rápidamente por todo el mundo, causando más de dos millones de víctimas fatales: actualmente, el continente latinoamericano es el más afectado (Orús, 2021).

Todo el país se ha visto perjudicado por el rápido contagio, de modo que el Ministerio de Salud ha implementado medidas de prevención cada vez más extremas. A pesar de estas medidas, según los registros del MINSAL (2021), al 25 de mayo del 2021 se han contagiado 1.339.421 y han fallecido 28.585 personas a causa del Covid-19.

La pandemia es una crisis sanitaria que ha desvelado aún más las inequidades de un sistema de salud construido desde el paradigma neoliberal cuyas consecuencias han sido por décadas la falta de cobertura y calidad de la atención, que ha afectado sobre todo a la población más vulnerable (Avaria-Saavedra, 2020). Esta pandemia sanitaria también se constituye en una pandemia social, entendida como “una profunda crisis humanitaria que se evidencia en las condiciones sociales inequitativas que afectan a sectores sociales vulnerados por aspectos laborales, de vivienda, de seguridad, de acceso a la salud y a los bienes y servicios (Brito et al., 2020d, p. 102).

Algunas cifras señalan que el impacto en la vida de los chilenos ha sido principalmente en el desempleo, alcanzando en el “trimestre agosto-octubre de 2020 un 11,6%, lo que representa un incremento de 4,5 puntos porcentuales con respecto a igual período del año anterior” (CNN, 2020). A su vez, la economía cierra el año con un 3% de inflación y el escenario sigue siendo incierto, pues continúa determinado por el comportamiento del Covid-19 (Banco Central, 2020).

Un aspecto positivo dentro de la actual crisis social ha sido la creatividad y reinvención de muchos compatriotas, cuyos trabajos dependían de la movilidad en las calles. Asimismo, cabe destacar las numerosas iniciativas solidarias que surgen desde los diversos rincones del país a nivel de las pequeñas organizaciones sociales, como aquellas que brotan de la espontaneidad individual. A modo de ejemplo, nacieron actividades de ayuda fraterna como las “ollas comunes” organizadas por los vecinos (Brito et al., 2020a) y la “ruta calle”, que proporcionó alimentos para las personas que habitan en la intemperie (Villafrade, 2020), entre otros. A ello se unen diversas iniciativas públicas y privadas, como el “Fono Mayor Covid-19”, impulsado por el Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA, 2021).

1.2. Situación de los jóvenes en tiempos de pandemia

Antes de abordar el tema de los jóvenes en tiempo de pandemia, es necesario precisar que cuando se alude a los jóvenes no se está refiriendo a un grupo homogéneo, sino que, muy por el contrario, se trata de una categoría social que aglutina una gran diversidad de expresiones juveniles y, como tal, es preferible utilizar el término juventudes (Brito y Basualto, 2018; Duarte, 2000). De esta manera, la situación de los y las jóvenes en el tiempo de pandemia es diversa según los territorios dinámicos e inciertos en los que habitan.

Según el Informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT, 2020), las principales dificultades que han enfrentado los/las jóvenes a nivel mundial durante la pandemia han sido el empleo, la educación, la salud mental y la falta de socialización. En Chile, la realidad de las juventudes se ha visto afectada, principalmente, en el área de la educación, pues ella ha tenido fuertes contratiempos y dificultades debido a la inequidad en el acceso a la señal de internet que permita a los/las estudiantes acceder a clases en forma remota. Las cifras que maneja el Ministerio de Educación señalan que el 5,2% de la población en edad escolar ha desertado del sistema educativo, a lo cual se agregan todos aquellos que se han visto afectados en sus procesos educativos por no poder acceder a las clases sincrónicas, debido a una deficiente conexión digital o porque no cuentan con dispositivos adecuados (Portales et al., 2020). A su vez, el sistema educativo ha tenido que reinventarse para desarrollar en los/las estudiantes las habilidades cognitivas, procedimentales y actitudinales a través de la comunicación online o de plataformas digitales, para seguir desarrollando los programas educativos. Esto ha supuesto perder el contacto directo, las relaciones interpersonales entre estudiantes y profesores, además de no contar con la riqueza que supone estar inmerso en todo el medioambiente educativo (Quiroz, 2020; Gálvez y Azócar, 2020; Reyes y Maldonado, 2020).

Desde la percepción de los jóvenes, sobre todo de los últimos años de Educación Media, estos se sienten inseguros y con menos posibilidades que las generaciones anteriores en lo que respecta a su preparación para rendir los exámenes de ingreso a la educación superior (Editorial El Llanquihue, 2020). A su vez, se puede catalogar de “nativos pandémicos” (Fernández, 2021) a la generación de jóvenes de la educación superior que ingresaron el año 2020, en el sentido de que han visto condicionado su desarrollo como estudiantes al no poder interactuar presencialmente con sus compañeros, profesores y la comunidad educativa en general.

Esta situación escolar y académica ha provocado cambios en el sistema de relaciones familiares, por los horarios de clases que se deben seguir en el hogar, y en especial en las relaciones humanas, pues las personas deben permanecer confinadas todo el día y todos los días, constituyéndose en otro aspecto que repercute en los y las jóvenes, que es la falta de relaciones con sus pares. Así, Posada (2020) realiza un estudio cualitativo de las narrativas de estudiantes universitarios sobre sus vivencias en contexto de pandemia y concluye que los y las alumnas despliegan expresiones de agresividad, exasperación y menoscabo de la confianza en sí mismos debido a la falta de compensaciones y experiencias afectivas relacionales normales. De este modo, “el coronavirus se tornó no solo en un problema de salud, sino también en un problema de relaciones humanas” (Brito et al., 2020c). Por este motivo, los jóvenes, según el estudio realizado por Lizana (2020), valoran la gestión de las emociones en las clases sincrónicas, y se detecta la necesidad de crear en el aula virtual instancias de contención afectiva.

En medio de estas dificultades, los/las jóvenes también han asumido un rol protagónico en tiempos de pandemia, surgiendo diversos tipos de voluntariado. Según la OIT (2020), a nivel mundial, uno de cada cuatro jóvenes está participando de un voluntariado para mitigar los efectos de la crisis sanitaria, humanitaria y social del coronavirus. En Chile, algunos de estos voluntariados han sido los organizados por estudiantes universitarios, quienes se han sumado en la lucha contra el Covid-19 y han querido aportar desde sus especialidades en los distintos recintos de salud, especialmente en las áreas de medicina y enfermería (González, 2020).

1.3. Pronunciamiento pastoral de la Iglesia chilena en tiempos de pandemia

Cuando Chile declara encontrarse en situación de pandemia, oficialmente el 3 de marzo del 2020, los obispos realizan un comunicado asumiendo la realidad sanitaria en el país, y piden a los fieles colaborar con las autoridades y sus disposiciones para enfrentar la nueva situación. Además, informan sobre las nuevas restricciones para las liturgias, celebraciones y encuentros, a fin de no exponer a los fieles al contagio (Comité Permanente del Episcopado Chileno, CECH, 2020a).

Como la pandemia se fue extendiendo en el país, los obispos hacen una nueva declaración, mostrando su preocupación por la crisis sanitaria y social. Así lo señalan en un mensaje titulado: “No nos salvamos solos” (CECH, 2020b). Constatan que la pandemia nos ha obligado a cambiar nuestros hábitos y formas de vida, y nuevamente insisten en ser responsables haciendo caso de las indicaciones de las autoridades. Manifiestan que quieren estar cerca, como Iglesia, de los más pobres y los más desprotegidos ante la pandemia, y que quieren acompañar el dolor de quienes han perdido los familiares o los ven sufrir.

Un par de meses después, los obispos vuelven a pronunciarse sobre la situación nacional, proponiendo que se haga un pacto social por el bien común entre todas las autoridades políticas y dirigentes sociales con el fin de generar condiciones a favor de todos los habitantes, especialmente de los más desposeídos. Insisten en que la dignidad de las personas está primero y, sobre las cifras de fallecidos o enfermos contagiados, solicitan llegar a las familias con consuelo, cercanía y esperanza, además de seguir socorriendo a los que más sufren en medio de la grave crisis económica con sus secuelas de desempleo y disminución de los ingresos (CECH, 2020c).

Frente a las medidas de precaución que prohíben las reuniones masivas, las iglesias locales se ven en la necesidad de potenciar los medios de comunicación en internet y las plataformas online para continuar unidos como comunidad. En las diversas diócesis y arquidiócesis se establecieron nuevas orientaciones e indicaciones pastorales para las celebraciones y servicios litúrgicos, aplicando normas para el tiempo de pandemia (Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, 2020). Además, las comunidades empiezan a utilizar en forma masiva las redes sociales y plataformas virtuales para reunirse (Achondo y Eichin, 2020).

Desde el CELAM, la pastoral juvenil asume como desafío en estos tiempos de confinamiento la innovación y la virtualidad (Calderón, 2021). En Chile, la pastoral juvenil siguió con sus trayectorias pastorales a través de las diversas redes sociales, transitando de lo presencial a lo virtual. De este hecho dan testimonio las innumerables páginas de Facebook de las distintas parroquias y movimientos, las páginas web de la Vicaría de la Esperanza Joven (2021) y las revistas online que dan a conocer las diversas actividades eclesiales de los jóvenes en una Iglesia 2.0 (Velarde, 2021).

2. Propuesta metodológica

El objetivo del artículo es analizar las percepciones de los jóvenes en contexto de crisis sanitaria y social con el propósito de proponer algunas orientaciones para la pastoral juvenil en circunstancias de pandemia y pospandemia. Se opta por el concepto de “percepciones”, porque es un “proceso cognitivo de la conciencia que consiste en el reconocimiento, interpretación y significación para la elaboración de juicios en torno a las sensaciones obtenidas del ambiente físico y social” (Vargas, 1994). De esta manera, se busca descubrir las nuevas relaciones e interacciones que los y las jóvenes tienen sobre la pandemia, el confinamiento, la crisis social, su vida familiar, comunitaria y de fe, ante un contexto inédito en la historia de la humanidad; de ahí que plantearse desde las percepciones mediante un enfoque fenomenológico posibilita el análisis de las resignificaciones del mundo de los y las jóvenes.

Para alcanzar este objetivo se ha optado por una metodología cualitativa de análisis interpretativo de micronarrativas de experiencias de vida relativas a las impresiones de los/las jóvenes sobre la realidad contextual, emocional, responsabilidad social, aprendizajes, fe e imagen de Dios.

Esto implica un proceso de examen de la experiencia poniendo en juego las percepciones y conocimiento de la propia práctica y realizando un proceso de crítica y autocrítica considerando aspectos positivos y negativos, conflictos y realizaciones, logros y obstáculos, avances e inflexiones, satisfacciones e insatisfacciones, alianzas y quiebres (Ludi y Jong, 1997). Se trata de acercarse a los jóvenes a través de relatos muy breves, pero de gran potencialidad narrativa, que estos acostumbran a utilizar para comunicarse en las diversas redes sociales; de ahí la ventaja de trabajar con ellas (De Casas-Moreno et al., 2018). De esta manera, a través de las micronarrativas, se relevan las experiencias de los y las jóvenes en medio de un entorno eclesial y social que muchas veces entrega más visibilidad a los discursos de la autoridad eclesial que al sentir del pueblo de Dios. Desde ellas se releva lo sencillo y lo espontáneo como una forma de investigación pastoral que ha sido validada en las ciencias sociales como un método-proceso de análisis discursivo que atribuye una importancia relevante a las realidades subjetivas, pues este tipo de estudio se resiste a una comprensión de la realidad desde la exclusividad del positivismo y el realismo ontológico (Biglia y Bonet-Martí, 2009).

Los participantes son 30 jóvenes entre los 15 y los 23 años de la Parroquia Cristo Salvador de la diócesis de Puerto Montt. Cabe señalar que en una metodología cualitativa no se busca el dato cuantitativo; por lo tanto, se trabaja con casos representativos y el objetivo no es establecer patrones de conductas, sino presentar el modo en que esta comunidad de jóvenes de un barrio de Puerto Montt resignificó su realidad. Al respecto, los resultados obtenidos no buscan transferirse a otras realidades, sino dar cuenta de las características de los jóvenes que participan en esta pastoral juvenil perteneciente a un territorio que posee características propias. Las conclusiones del estudio permiten que la parroquia tome decisiones pastorales informadas y, además, puede servir de testimonio a otras comunidades juveniles en las que el contexto pandémico también ha producido cambios en la forma de vivir la fe y la experiencia comunitaria.

La parroquia actualmente está encargada a la Congregación Salesiana y se emplaza en la población Padre José Fernández Pérez, de Puerto Montt, un sector popular que nace en el año 1960 cuando, a raíz del terremoto y maremoto que destruyeron gran parte del sur de Chile, un grupo de familias damnificadas, junto con el presbítero español José Fernández Pérez, se instalaron en estos terrenos, dando origen a la población Techo Para Todos. En el año 2005, cuando los vecinos ya contaban con una serie de servicios sociales, los pobladores decidieron homenajear los esfuerzos de este presbítero que falleció en España en 2002, cambiando el nombre de la población por Padre José Fernández (Municipalidad de Puerto Montt, 2016).

El estudio nace de la inquietud del párroco y del grupo de animadores por reactivar la pastoral juvenil en un contexto totalmente diverso como es la pandemia y el confinamiento. Por ello, los participantes de la indagación son jóvenes de la pastoral juvenil de la parroquia y otros que no pertenecen a grupos asociativos, pero que son cercanos a la vida parroquial. Los y las participantes de la indagación se distribuyen en 43% de varones y un 57% de mujeres. La mayoría son estudiantes, tanto de Educación Media (51%) como universitarios (42%) y solo el 7% de los y las jóvenes pertenecen al mundo del trabajo.

El instrumento que se utilizó para recabar la información fue una encuesta de preguntas abiertas y redactadas con un lenguaje apropiado para los jóvenes; por este motivo fue revisada y adaptada por los jóvenes animadores de la pastoral juvenil parroquial. Los criterios de inclusión de los participantes que se establecieron fueron ser jóvenes entre 15 a 29 años, participar en alguna comunidad de la pastoral juvenil, o bien, participar en algunas actividades de la parroquia y, además, contar con un celular con conexión a internet. La encuesta fue enviada por los animadores de la pastoral juvenil de la parroquia a través del WhatsApp, con el propósito de utilizar una herramienta propia de la cultura juvenil para que, de ese modo, se sintieran más cómodos contestando las preguntas al modo de cómo whatsappean con sus amigos.

El instrumento se construyó a partir cuatro objetivos específicos; los y las jóvenes tuvieron que contestar ocho preguntas que trataban sobre cuatro temas, a saber: realidad contextual; sentimientos; responsabilidad social; y aprendizajes, fe e imagen de Dios. En la siguiente tabla se muestra la articulación entre objetivos, categorías y preguntas:

Tabla 1. Encuesta, objetivos, categorías y preguntas
Objetivo generalAnalizar las percepciones de los jóvenes e contexto de crisis sanitaria y social con el propósito de proponer algunas orientaciones para la Pastoral juvenil en contexto de pandemia y post pandemia
Objetivo específico Temas de estudio Pregunta
1. Analizar la realidad contextual de los jóvenes en tiempos de pandemia Realidad contextual I. ¿Vives con tu familia?
II. ¿Qué aspecto de tu vida ha sido afectada por el coronavirus?
2. Identificar los sentimientos causados por la pandemia en los jóvenes Sentimientos III. ¿Qué sentimientos tienes frente a este ambiente complejo que ha desatado la pandemia
3. Describir la percepción de los jóvenes con respecto al ámbito de responsabilidad social durante la pandemia Responsabilidad social IV. ¿Crees que un joven como tú debería disponerse a ayudar en esta pandemia? ¿Cómo debería ayudar?
V. ¿Qué opinas de las medidas que se han ido tomando a nivel país para controlar el coronavirus?
4. Inferir la concepción de la fe e imagen de Dios que poseen los jóvenes Aprendizajes, fe e imagen de Dios VI. ¿Qué has aprendido durante este tiempo?
VII. ¿Dónde encuentras fuerzas para no derrumbarte y no caer en el pesimismo?
VIII. Si crees en Dios, ¿cómo has reaccionado desde tu fe?

Elaboración propia

La revisión de los resultados se realizó a través de cuatro etapas: preanálisis, categorización, descripción y análisis (Brito et al., 2020b). Durante la primera etapa se organizó el material recogido por WhatsApp considerando las ocho preguntas; después, en segundo lugar, se realizó la categorización, en la que se organizó y clasificó la información según los temas de estudio; en tercer lugar, se procedió a la descripción en cuanto a organizar las respuestas según subtemas derivados de los cuatro temas principales; y, por último, se procedió al análisis a partir de las temáticas y objetivos del estudio.

En cuanto a las consideraciones éticas, los y las jóvenes hicieron un consentimiento informado, señalando que participaban libre y voluntariamente en el estudio. Con respecto a los menores de 18 años, ellos también hicieron su consentimiento informado y además contaron con la autorización de sus padres.

3. Resultados

En el siguiente apartado se dan a conocer los resultados de la encuesta; se organizan las respuestas de los y las jóvenes (J), asignando un número a cada participante, es decir, del 1 al 30, y se indica el número de la pregunta con numeración romana del I al VIII. Se organiza en cuatro subpuntos correspondientes a los cuatro ejes de estudio, a saber: (1) realidad contextual, entendiendo este aspecto como el indagar sobre la realidad de los jóvenes específicamente desde su contexto familiar y desde su percepción sobre los cambios que han experimentado en su vida diaria; (2) sentimientos, entendidos como las percepciones psicológicas de los jóvenes con respecto a la situación que están viviendo y que ellos pueden verbalizar a través de la descripción de una situación; (3) responsabilidad social, que se comprende desde dos perspectivas: una referida a su propio actuar social en el compromiso con su entorno; y la otra, una percepción de cómo las instituciones públicas y privadas han operado en este contexto de crisis humana, sanitaria y social; (4) aprendizaje en la fe e imagen de Dios; con este último aspecto se pretende inferir si la creencia cristiana ha permeado su visión de la realidad y si la han podido asumir con esperanza a pesar de las dificultades, percepciones que se fundamentan en una determinada imagen de Dios.

3.1. Realidad contextual

Con respecto al ámbito contextual, los y las jóvenes manifestaron que el 100% vive con su familia, el 44% señala vivir con la familia nuclear, y el 66% afirma vivir solo con su madre y/o otros integrantes de la familia extendida, como abuelos/as, tíos/tías y primos/as.

En razón de la consulta ¿En qué medida la pandemia ha afectado tu vida cotidiana?, los y las participantes señalaron que se han visto afectados principalmente en tres dimensiones: la relación con la familia, el estudio y los amigos. Algunas de las respuestas fueron las siguientes:

Tener preocupación por el modo en que se va a terminar el Cuarto Medio, y luego cómo va a ser la PSU (J, II, 15).

Es “fome” no encontrarse con los amigos de siempre (J, II, 18).

No poder salir a ver mis a familiares mayores de edad (J, II, 4).

Como se puede observar en las respuestas, la dimensión de la familia es muy gravitante en sus vidas en cuanto a la intención de ayudarla, deseos de protegerla y como contención para ellos mismos. También aparece con fuerza la preocupación e incertidumbre por sus procesos estudiantiles asociadas a las dificultades de las clases online y la imposibilidad de la presencialidad. Este aspecto educativo es connatural a ellos, dada la etapa en que se encuentran y que es parte de su proyecto de vida. A la vez, les resulta complejo no poder relacionarse con sus amistades, situación que afecta su proceso de socialización y búsqueda identitaria, al reducirse la comunicación solo a las plataformas virtuales. Al respecto, aparece la necesidad del encuentro personal y el compartir comunitario.

3.2. Sentimientos en tiempos de pandemia

Con respecto a los sentimientos expresados por los y las jóvenes en tiempo de pandemia, aparecen principalmente la preocupación, la angustia, la incertidumbre y la tristeza; sin embargo, hay algunos que expresan sentimientos más positivos que les ha suscitado esta experiencia de confinamiento en medio de la crisis sanitaria y social.

Inseguridad, porque mis familiares pueden quedar sin trabajo (J, III, 13).

Preocupación, porque se puede enfermar un ser querido (J, III, 28).

Sentimientos de expectación y de esperanza de que se pueda solucionar pronto todo esto (J, III, 23).

A partir de las respuestas se pueden apreciar los sentimientos que ha desatado la pandemia en los y las jóvenes, pues estamos frente a un mundo incierto y es normal, sobre todo en ellos, que surjan sentimientos de tipo negativo; aspecto que no deja de ser preocupante en la etapa juvenil, cuando se desarrolla con mucha fuerza el mundo interior y que necesita mejores condiciones para sus procesos formativos, pues, a causa del confinamiento, no han podido desplegar la interacción personal y la contención que podrían tener a través del grupo de amigos/as, compañeros/as, profesores/as o adultos/as significativos.

Pero también es importante ver que surge, aunque en menor escala, la esperanza, en el sentido de descubrir una oportunidad en medio del problema, o ser creativos en la búsqueda de soluciones. Se torna necesario ayudar a los jóvenes a mirar la historia de la humanidad como historia de salvación, desde la fe, la esperanza es una virtud que se basa en el amor de Dios que nunca abandona a sus hijos.

3.3. Responsabilidad social en tiempos de crisis

En tiempos de crisis surge el instinto de supervivencia; sin embargo, también brota la necesidad de ayudar a otros. Desde la visión cristiana, se trata de la construcción del reino de Dios o de la civilización del amor. Es por esto que pareció importante consultar a los y las jóvenes sobre el ámbito de la responsabilidad social en la pandemia, porque se trata de una dimensión propia de la fe.

Ante las preguntas ¿Crees que un joven como tú debería disponerse a ayudar en esta pandemia? ¿Cómo debería ayudar?, respondieron que pueden cooperar realizando ayudas de tipo económico, psicológico, de escucha, compañía, compartiendo información sobre el Covid-19 y siendo responsables en el autocuidado, pues, aunque la mortalidad en los jóvenes es baja pueden contagiar a los adultos y para ellos esta situación sí puede ser mortal. Algunas respuestas fueron las siguientes:

Ayudar a las personas animándolas, compartiendo algo de dinero, dando apoyo sicológico (J, IV, 2).

Escuchar, comprender a las personas que están mal y ofrecerles compañía (J, IV, 9).

Como es peligroso salir y tomar contactos físicos, al menos enviar algunas cajas de alimentos (J, IV, 17).

No exponiéndome ni pensando que como joven soy invencible (J, IV, 20).

Sobre la pregunta ¿Qué opinas de las medidas que se han ido tomando a nivel país para controlar el coronavirus?, varios respondieron que por parte de las autoridades se subestimaron los efectos del coronavirus, dándole poca importancia y queriendo volver a la normalidad lo antes posible. También hacen una crítica sobre el comportamiento de la ciudadanía en cuanto a no obedecer las medidas establecidas por la autoridad sanitaria.

Faltó más humildad y menos soberbia en las autoridades (J, V, 16).

También los chilenos han sido porfiados para acatar las medidas (J, V, 30).

Si bien no pienso que haya estado todo bien, sin embargo, creo que es difícil dirigir un país ante una situación como esta (J, V, 8).

Lo interesante de las respuestas es que todos los y las participantes tenían una opinión al respecto, es decir, se encontraban informados sobre el manejo del Covid-19 por parte de las autoridades. También podían reconocer las dificultades del país y a nivel local, además de dimensionar la magnitud del problema y lo complejo de las decisiones.

3.4. Aprendizajes, fe e imagen de Dios

Este apartado está compuesto de tres preguntas. La primera se refiere a visualizar los signos de los tiempos y reconocer aquello que los y las jóvenes han aprendido de la pandemia, el confinamiento y la crisis mundial. Frente a la pregunta ¿Qué has aprendido durante este tiempo?, las respuestas consideran que aprendieron a valorar a la familia, la creación, los espacios de encuentro, el personal sanitario y, también, a vivir en esta nueva realidad. Algunas respuestas fueron las siguientes:

Valorar lo que tengo, en especial mi familia (J, VI, 5).

Aprender a hacer cosas nuevas (J, VI, 21).

Disfrutar la naturaleza, cuando se puede ir al campo (J, VI, 19).

Apreciar a los que trabajan en hospitales y el personal de la salud (J, VI, 27).

La segunda pregunta era ¿Dónde encuentras fuerzas para no derrumbarte y no caer en el pesimismo? Las respuestas de los y las jóvenes señalan principalmente a la familia, tener pensamientos positivos, poder realizar sus actividades, aunque sea de modo remoto, el círculo de pares y también la fe. Algunos ejemplos de las repuestas son las siguientes:

Hay que ser positivo, y mientras tengas a tu familia todo estará bien (J, VII, 1).

Entrar a la Universidad, me anima. (J, VII, 6).

La música me da aliento y me alegra (J, VII, 19).

Mis amigas me sostienen y nos apoyamos mutuamente (J, VII, 10).

Finalmente, se les pregunta a los y las jóvenes sobre cómo han reaccionado desde su fe ante las problemáticas sanitarias, humanitarias y sociales que han ocurrido con el Covid-19 y el extenso tiempo de confinamiento. Sus respuestas refieren a tratar de comprender este acontecimiento en el plan de salvación; algunos creen firmemente que Dios les dará un sentido a todos estos acontecimientos; y otros señalan que este tiempo les ha suscitado la necesidad de orar más. Al respecto, algunas de las respuestas fueron las siguientes:

A veces lloro porque no logro comprender el propósito de Dios en esta situación (J, VIII, 7).

Con calma, confiando en Cristo porque todo pasa por algo, y saldremos adelante (J, VIII, 11).

“Diosito” nos advirtió que íbamos por mal camino destruyendo la naturaleza y ahí está el virus (J, VIII, 21).

La fe ayuda a disminuir la ansiedad y da la esperanza de que esto acabará (J, VIII, 18).

Rezando con mi mamá y compartiendo sus rezos (J, VIII, 27).

Según estas respuestas de los jóvenes, la experiencia religiosa parece haber tenido más resonancia en este tiempo de confinamiento. Para algunos, las expresiones de oración se reanudan, otros ven el momento actual como intervención de Dios en la humanidad, o como una lección que hay que aprender. Lo importante de las experiencias es que los y las jóvenes pueden ver el paso de Dios en sus vidas porque tienen una mirada de fe sobre los acontecimientos.

4. Desafíos para la pastoral juvenil

Los desafíos para la pastoral juvenil que se desprenden de las respuestas de los jóvenes se ordenarán según los ejes de estudio y sus objetivos específicos respectivos.

4.1. Algunas orientaciones sobre la relación del joven con su contexto

Toda pastoral juvenil se desarrolla en un territorio determinado; conocer las características de este es importante para suscitar la relación entre fe y vida. Por este motivo, el primer objetivo refería a analizar la realidad contextual de los jóvenes en tiempos de pandemia. Al respecto, uno de los elementos que se puede concluir es la importancia de educar en el diálogo formativo y esperanzador sobre la realidad que se vive; por ejemplo, en este caso, la población donde habitan los jóvenes surge de la vivencia comunitaria de los vecinos junto al sacerdote José Fernández, un claro signo de comunión y del paso de Dios por la historia de este lugar. Otro aspecto muy importante es que los y las jóvenes deben aprender a escuchar y ver las noticias con los lentes de la fe, de modo que puedan discernir los signos de los tiempos y descubrir el paso de Dios, aunque la situación sea aparentemente catastrófica, ya que los acontecimientos siempre son una interpelación a la fe.

A su vez, el confinamiento llevó a los y las jóvenes a vivir la experiencia de familia; de ahí la importancia de favorecer las relaciones intrafamiliares, con aportes positivos y opiniones que generen optimismo, lo cual se traduce en acciones concretas como colaborar en las labores domésticas, además de valorar a cada una de las personas que componen el hogar; sobre todo, dedicar tiempo para las personas mayores y construir relaciones de cercanía, gratitud y servicio hacia ellos en un fecundo diálogo intergeneracional.

Por su parte, hay una valoración de los y las participantes de la vida comunitaria. En este sentido, las redes sociales, que muchas veces son utilizadas exageradamente, esta generación ha podido captar sus límites y valorarlas en su justo sentido. Al respecto, son una herramienta necesaria de comunicación e información, pero en su justa medida, pues tienen sentido cuando se han gestado vínculos previos de socialización y experiencias comunitarias.

4.2. Algunas orientaciones sobre la experiencia de los sentimientos

La vida interior forma parte de la experiencia del joven y resulta un asombro descubrirla porque está en una etapa de formación. En el contexto de la pandemia, resulta interesante identificar los sentimientos causados por esta en los/las jóvenes. Ellos aluden a diversos sentimientos, más bien negativos; de ahí la importancia de que descubran que estas experiencias forman parte del aprendizaje y, en este sentido, es necesario educar la vida intersubjetiva desde la fe, descubriendo que aquellos sentimientos más bien negativos como la tristeza, la angustia o la incertidumbre se pueden convertir en fuerzas positivas desde la esperanza. En este sentido, se hace necesario integrar en los itinerarios formativos de las comunidades juveniles, la misión del Espíritu Santo, quien es capaz de transformar todos los sentimientos negativos que destruyen al ser humano. Por tal razón, desarrollar la espiritualidad se torna muy importante, puesto que la vida siempre tendrá acontecimientos complejos y la clave es si al joven o la joven se le entregan las herramientas desde la fe cristiana para enfrentar las diversas situaciones de su existencia. En este sentido, resulta fundamental propiciar la meditación de textos bíblicos referidos a los milagros o signos de Jesús que llevan salud, esperanza, victoria sobre la enfermedad y la muerte, las parábolas de la confianza en Dios, temas bíblicos que expresan la cercanía de Dios en momentos difíciles y textos para comprender las dificultades; además de meditar sobre los dichos y los hechos de Jesús triunfador de la inseguridad, la enfermedad y la falta de solidaridad.

En definitiva, se trata de cultivar una espiritualidad juvenil en la que el joven y la joven se sientan llamados por Jesús a ser ellos y ellas mismas; descubrir lo positivo de su persona, corregir sus defectos y mirar con ojos de esperanza la situación del momento.

4.3. Algunas orientaciones sobre la responsabilidad social

Las comunidades juveniles necesitan tener siempre presente que la fe posee una dimensión social. En este sentido, crecer en solidaridad es importante porque se responde al llamado de la construcción del reino de Dios. La situación de pandemia emplazaba a levantar preguntas que permitieran describir la percepción de los jóvenes con respecto al ámbito de la responsabilidad social. En este sentido, los jóvenes se perciben como protagonistas y críticos en lo que respecta a la realidad social. Por lo tanto, la pastoral juvenil necesita de una espiritualidad que fortalezca la ayuda social, pero desde la experiencia de que el otro es un hermano en Cristo. Por eso es tan importante conocer y ofrecerse para ayudar a diversas instituciones de la sociedad civil o de la Iglesia para ir en ayuda del prójimo.

Asimismo, es necesario que la pastoral juvenil entregue elementos de la enseñanza social de la Iglesia, para que de ese modo los y las jóvenes puedan tener una visión crítica del actuar de las instituciones públicas y privadas, resguardando la dignidad de la persona y la búsqueda del bien común. No se trata de reprochar vanamente, sino de crear una conciencia social en la que el sufrimiento del hermano me interpela verdaderamente y es por eso que surge la necesidad de buscar soluciones.

4.4. Algunas orientaciones sobre el aprendizaje de este tiempo, la fe y la imagen de Dios

La fe es descubrir a Dios en la historia. Por este motivo, es interesante indagar sobre las concepciones de fe e imagen de Dios que poseen los jóvenes en contextos complejos. Sus respuestas refieren a la valoración de las pequeñas cosas, en la importancia de la contención y búsqueda del sentido de la vida, como también sobre cuestionamientos a la fe y acciones de piedad. De esta manera, en tiempos de pandemia y confinamiento ha ayudado a valorar aquello que ahora no se tiene, como disfrutar de la naturaleza, el encuentro con familiares, amigos, la vida del colegio, entro otros. Por eso es tan importante cultivar en las comunidades juveniles la gratitud, es decir, dar gracias a Dios por las pequeñas cosas que nos hacen felices.

Este aspecto está muy unido a la imagen de Dios que cada persona va construyendo según los testimonios de otros, por eso es fundamental revisar continuamente estos imaginarios, porque se necesitan confrontar con la enseñanza de Jesucristo. De allí la importancia que tiene en la pastoral juvenil la centralidad de la Palabra de Dios, el aprender a escucharla y el saber aplicarla a la vida cotidiana.

Igualmente, surge la oración como un modo de diálogo y de respuesta a la interpelación realizada por la Palabra; por eso la importancia de enseñar a rezar y a meditar, ayudando al joven y a la joven a encontrarse con Jesucristo. En este sentido, es importante propiciar momentos litúrgicos, vivencia de la eucaristía, instancias de alabanza, entre otras, que les permitan cultivar la espiritualidad.

Conclusiones

La situación de pandemia y confinamiento ha suscitado diversos aprendizajes en el ámbito de la pastoral juvenil. La pregunta que se podría hacer es ¿qué elementos del mundo pandémico deberán permanecer en un mundo pospandémico? O bien, ¿cuáles han sido los aprendizajes y desafíos del actual contexto para la pastoral juvenil?

Cuando se inicia en marzo de 2020 el confinamiento y la prohibición de reuniones masivas, quizás, en un primer momento, podría considerarse que la pastoral juvenil era la que estaba mejor armada para continuar sus actividades de modo online, debido a que los y las jóvenes manejan este tipo de comunicación. Sin embargo, la riqueza de las comunidades juveniles es justamente el encuentro entre los y las jóvenes y este tipo de relaciones son las que es necesario cultivar sin dejar de utilizar las plataformas virtuales y la comunicación digital. De esta manera, el uso de estas tecnologías que ya forman parte de la vida diaria también debería hacerse presente para compartir sus preocupaciones del día a día, sus pensamientos y reflexiones para vivir como cristianos en cada momento.

Otro aspecto que debería permanecer es la actitud de valoración y agradecimiento por las pequeñas cosas de la vida y dar gracias a Dios por la familia, amigos, compañeros, entorno, entre otras. No se puede olvidar a las personas que han dado su vida para que otros sigan viviendo y han trabajado incansablemente en la atención y cuidado de los enfermos.

Finalmente, la pastoral juvenil necesita ser consciente de que debe entregar herramientas a los jóvenes para enfrentar la vida desde una mirada de fe. Por eso es tan importante cultivar una espiritualidad cristocéntrica que, desde una dimensión pascual, pueda constituirse en horizonte de sentido frente a los diversos embates de la historia humana, comunitaria y personal.

Notas

  1. phstrahsburger@gmail.com
  2. cgonzalez@salesianos.cl
  3. lbasualto@salesianos.cl

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