Revista de Educación Religiosa, volumen III, nº 4, 2024
DOI 10.38123/rer.v3i4.889

Editorial

La publicación de este número de la Revista de Educación Religiosa nos permite celebrar siete años de vida. Por su carga simbólica, estos “siete” años invitan a detenernos un momento para revisar el camino recorrido y discernir si avanzamos en la dirección correcta. Esta reflexión coincide, además, con un tiempo jubilar para la Iglesia: a fines de septiembre se celebró el jubileo de los catequistas, y en estos días lo hace el de los educadores, ámbito en el que se inscribe también la Educación Religiosa Escolar. Catequesis y ERE son expresiones diversas de una misma realidad: la educación religiosa, área de especialización que inspira esta revista y que brota de la misión del Instituto Escuela de la Fe de la Universidad Finis Terrae.

Este número aparece, pues, en un contexto particularmente propicio para reafirmar el propósito que anima a esta publicación: contribuir al fortalecimiento de la educación religiosa como campo específico del conocimiento, en diálogo fecundo con la Teología y la Pedagogía, y con un perfil propio que reclama reconocimiento y desarrollo académico. Nuestra revista busca ofrecer un espacio para la difusión de investigaciones empíricas que permitan sistematizar, desde diversos enfoques metodológicos, los procesos educativos en contextos familiares, escolares e institucionales, así como ensayos exploratorios y revisiones documentales que propongan nuevas respuestas a los desafíos emergentes de la educación religiosa contemporánea.

Esta tarea se sustenta, entre otras, en una convicción fundamental: no basta con que teólogos o pedagogos trabajen aisladamente sobre este campo; se necesitan especialistas que integren ambos saberes y los traduzcan en propuestas formativas pertinentes. La formación de estos profesionales —capaces de diseñar, evaluar y orientar procesos de educación religiosa— constituye hoy una prioridad para las instituciones académicas y religiosas. No se trata simplemente de añadir competencias pedagógicas a la formación teológica, ni de incorporar elementos teológicos en los currículos educativos, sino de generar una auténtica síntesis disciplinar que reconozca la complejidad del acto educativo cuando este se abre a la dimensión espiritual de las personas.

En esta línea, los artículos que conforman este nuevo número trazan un sugerente mapa de caminos para pensar y practicar la educación religiosa en el presente. La reflexión sobre la Biblia en la educación religiosa invita a redescubrir la Palabra como fuente pedagógica y existencial; el estudio sobre el currículo costarricense muestra que es posible conjugar laicidad, pluralismo e inteligencia espiritual en la escuela pública; la pedagogía del Misterio propone un horizonte fenomenológico que reintegra símbolo, comunidad y liturgia; las conversaciones sobre economía, territorio y sostenibilidad amplían el horizonte de la educación religiosa hacia el compromiso ético con la “casa común”; la experiencia de la conversación en el Espíritu reivindica el poder sanador de la palabra y del silencio compartido; y la investigación sobre espiritualidad e inclusión en aulas chilenas recuerda que toda persona, más allá de sus condiciones, puede ser educadora y receptora del Misterio. En conjunto, estos aportes evidencian que la educación religiosa no es una práctica del pasado, sino un campo en constante evolución: con amenazas, ciertamente, pero también con innumerables oportunidades.

Que este número nos ayude a reconocer que educar religiosamente es abrir espacios donde cada persona pueda descubrir el sentido profundo de su existencia y su vínculo con los demás. Con ello, Revista de Educación Religiosa reafirma su compromiso con un pensamiento académico que conjugue no solo rigor y diálogo, sino también esperanza, un factor clave para la sanación de nuestro mundo.

Javier Díaz Tejo
Editor

Creative Commons License