Revista de Educación Religiosa, Volumen II, Nº 1, 2020, DOI 10.38123/rer.v2i1.61
Esta obra recoge la reflexión de expertos sobre la manera de entender adecuadamente las transformaciones desatadas por la pandemia en perspectiva catequética. Cada una está marcada por el saber, experiencia y contexto de los especialistas.
Andrés Boone utiliza el relato de Hechos 8:26-40 para redescubrir acciones del catequista acompañante: salir de sí para caminar al lado del otro, experimentar sus percepciones y permitir que crezca en la fe.
Eduardo Calandro ve la pandemia positivamente, anima a la conversión para crear un mundo mejor y vivir la creatividad evangelizadora de manera equilibrada para leerlo e interpretarlo desde la fe.
Mateo Calvillo atribuye los sufrimientos generados por la pandemia al abandono de Dios y quebrantamiento de sus leyes y pide aprovechar los recursos tecnológicos para que la catequesis responda las preguntas que se hacen los creyentes.
En un momento propicio para potenciar la catequesis familiar, Herminio Cárdenas propone hacer silencio, escuchar la voz de Dios y darle sentido al sufrimiento, no solo desde el punto de vista psicológico sino desde Jesucristo, quien aceptó someterse al sufrimiento hasta morir.
La brecha entre el discurso de los órganos oficiales de la catequesis y la realidad es denunciada por Carolina López, quien propone una catequesis que abandone seguridades temáticas y metodológicas y genere aprendizajes significativos.
Francisco Castillo considera la familia epicentro del kerygma al presentar y cultivar la fe por medio de la oración y el ejemplo; propone a la familia cristiana como imagen de la Iglesia y de la vida divina e invita a una catequesis familiar que enfatice la piedad popular.
José Flórez de la Cruz encuentra en la pandemia una oportunidad que impulsa al catequista a migrar de la catequesis centrada en contenidos doctrinales y celebraciones sacramentales a una que asuma las angustias y esperanzas como parte esencial de su contenido.
Enrique García comparte tres intuiciones para la catequesis: una acción misionera como condición previa a la catequesis mediante el impulso del catecumenado, una catequesis que inicia en el acto mismo con que termina la acción misionera y la preparación de catequistas con talante social, cristocéntrico, contextualizado y en clima orante.
El diálogo fe-ciencia en la catequesis y una revisión de la imagen de Dios que se presenta es la propuesta de Manuel José Jiménez; estimula a salir hacia los otros para redescubrir su dimensión humana, compartir y transmitir la fe en familia y vivir la diaconía siendo testigos de la solidaridad.
Tres acontecimientos encendieron los corazones, asevera Cristina Laguardia: la homilía del Papa Francisco el 27 de marzo, Semana Santa a puerta cerrada y la proliferación de celebraciones en redes sociales y televisión; comparte aprendizajes de estos tiempos para incorporar la preparación de la catequesis virtual y resalta el protagonismo de la familia.
Tras haber sobrellevado la covid 19, Alejandro López comparte el significado de esta experiencia y llama a recuperar la capacidad de asombro ante lo cotidiano; incita al acompañamiento pastoral, primero a uno mismo y luego a los otros.
Alfredo Madrigal pide no apoyar una Iglesia clericalista; basado en los modelos de Iglesia, afirma que Dios quiere una menos clerical y sacramentalista y reclama revisar la cristología y eclesiología que nutre los contenidos y enfoques de la catequesis.
Como reto, Eduardo Mercado aboga por una catequesis de inspiración catecumenal. Es optimista moderado en la democratización del uso de las tecnologías, pues la pobreza y desigualdad impiden el acceso a estos recursos a la mayoría de la población.
Abimar Moraes se centra en el papel de las nuevas tecnologías en el proceso evangelizador y retoma la conversión pastoral de Aparecida: aceptar y actuar dentro de un escenario de cambio con modificaciones en el paradigma pastoral. Expresa la necesidad de crear un proyecto catequético para que los ciudadanos puedan reconocerse a sí mismos como enviados, apasionados por Jesús y por lo que comunican de Él.
Las intuiciones de Israel Nery sobre la catequesis en tiempos de pandemia se centran en la prioridad que se debe dar a cada persona, Iglesia y catequesis al servicio del anuncio primero de Jesucristo, recuperar la solidaridad, afianzar la fragilidad humana y no dar valor a las vanidades.
Para María Irene Nesi la pandemia y el cierre de los templos llevaron a una imagen más retórica que real de la familia. Este tiempo debe producir mensajes con los recursos de las nuevas tecnologías y escuchar el clamor de quienes perdieron el sentido y se sienten desalojados de su interioridad.
Hosffman Ospino considera este tiempo de angustia existencial y anota que la catequesis no puede ser desencarnada, neutra o ingenua. La comunidad debe exigir a sus líderes religiosos y maestros de la fe una formación religiosa que inspire esperanza, atenta a las necesidades urgentes de las personas en su diario vivir. La catequesis debe introducirnos al Dios del evangelio bajo una teología que ayude a entender la relación fe-ciencia.
Cecilia Osses reflexiona a partir del movimiento social de 2019 y ratifica la Palabra de Dios como centro del anuncio y no la transmisión de conocimientos relativos a Dios y al orden sobrenatural; invita a pasar de grupos a comunidades de catequistas.
Terminada la pandemia seremos como antes, afirma Diego Padrón, e intuye que la familia será sujeto de un inesperado protagonismo en lo socioeconómico y en la esfera cultural-ético-religiosa.
La pandemia es una experiencia traumática para Héctor Pancaldo: el pueblo está viviendo la fe como quiere, con lo que tiene a su alcance y le da a Dios el nombre y la forma que se le antoja, lo que se vivirá como una amenaza en las instituciones.
Elder Pineda llama la atención sobre el lugar que tomó la Iglesia y sus esfuerzos por la atención social y sanitaria. Advierte que la utilización de los medios digitales en la catequesis no garantiza la comunicación ni la comunidad.
Para José Luis Quijano es un error creer que los recursos digitales tienen un rol fundamental en la catequesis. Se pregunta por el Dios que hemos presentado y testimoniado en ella y encuentra en estos días un tiempo para la interioridad.
Marcial Riveros considera tres ejes en la iniciación a la vida cristiana: actuar pastoralmente de acuerdo a la Teología de la fe, fortalecer la identidad cristiana acentuando la identidad parroquial e iniciar itinerarios formativos adecuados.
Pasar de una catequesis sacramentalista a una evangelizadora cuyo fin es el encuentro con Jesucristo y su seguimiento es el llamado de Mario Segura. Coincide con García en una catequesis social y solidaria.
El despertar religioso durante la pandemia es considerado por José María Siciliani señal del comienzo de un proceso de conversión, pero advierte que si no tiene una raíz fuerte o es motivada por el miedo, no es verdadera conversión. La catequesis es terreno donde la pregunta por Dios reclama respuestas y palabras de consuelo según el Espíritu Santo.
Para Fabián Silveira algunas paradojas interpelan nuestras culturas y al ser humano: acercarnos a los demás y escuchar sus angustias dejando de ser seres autorreferenciales, considerar la crisis socioambiental y antropológica y cambiar el modelo de desarrollo global y progreso.
Carlos Tazzioli resalta que la crisis de la covid 19 puso al descubierto la realidad inhumana de los pobres y puso en aprietos un modo de ser y vivir la Iglesia en sus múltiples aspectos y dimensiones. Urge la conversión al pobre y el anuncio del Reino acompañado de la superación de la injusticia mediante un ministerio catequístico liberador de las angustias y opresiones históricas estructurales que transforme y humanice la existencia.
Javier Polanía
Universidad de La Salle, Colombia