Revista de Educación Religiosa, volumen III, nº 2, 2024
DOI 10.38123/rer.v3i2.511

Editorial

Con este número Revista de Educación Religiosa cumple seis años de vida. Sin dudas, este ha sido un período muy rico en experiencias y aprendizajes para todos cuantos estamos involucrados con ella.

Entre tales asuntos, uno quizás no previsto es la confusión que aún genera en varias personas el nombre de la revista, en especial el enunciado “educación religiosa”. Esto sucede porque, acostumbrados a asociar ese término con ERE, no han sido pocos quienes se han sorprendido al descubrir que aquí se reciben artículos sobre catequesis, pastoral juvenil, sobre la educación religiosa que ocurre en el hogar, e incluso aportes de otras religiones. Mirado así, quizás nos hemos visto privados de excelentes contribuciones debido a que sus autores pudieron pensar que, no siendo sobre ERE, sus artículos no tenían cabida en esta publicación.

Esta no es la peor de las consecuencias, pero es suficiente como para suscitar la pregunta de si los expertos del área han discutido suficientemente acerca del término “educación religiosa”, sus fuentes, vínculos e implicaciones. Un modo de dilucidar esto es analizar qué es lo que las personas entienden cuando se refieren a religión o a religiosa.

El gran catequeta español Emilio Alberich (2003, pp. 79-80) lo sintetizó muy bien:

• A veces, a tales términos se les vincula exclusivamente con el mundo de la fe católica, con los sacramentos, la Biblia, el Credo, etcétera. En esta perspectiva, “educación religiosa” se entiende de modo equivalente a “educación de la fe” o, derechamente, a catequesis; por su parte, otro grupo, no menor, lo asocia con ERE.
• En otras ocasiones, los términos religión y religiosa se utilizan para referirse a una confesión en particular. En este caso, “educación religiosa” puede designar la socialización religiosa que cada confesión hace entre sus propios fieles.
• Finalmente, en otros casos, esos términos se vinculan con la dimensión más trascendente de la existencia humana, allá donde emergen los problemas radicales de creyentes y no creyentes (como el sentido de la existencia). Desde esta perspectiva, “educación religiosa” será el proceso de apertura y desarrollo de tal profunda dimensión humana.

Nótese que la primera acepción es un caso particular de la segunda, y esta de la tercera.

Con esta escala de inclusión, podemos afirmar que Revista de Educación Religiosa, fiel a su identidad católica, busca posicionarse en el tercer nivel, abriéndose a toda verdad, independientemente de su origen, para contribuir a una “inteligencia colectiva” sobre cómo se educa esta dimensión espiritual profunda y universal presente en toda experiencia humana. Nos ubicamos en esta perspectiva, aunque es un tema que necesita ser enriquecido mediante un diálogo constante con diversas disciplinas (como la antropología cultural, la sociología, la teoría de sistemas y las neurociencias), considerando el pluralismo religioso actual y la convivencia intercultural a la que aspiramos contribuir.

Cualquier experto, sin importar su disciplina u opción religiosa, que desee presentar sus investigaciones o ensayos acerca de esta noble tarea de la educación religiosa, si lo hace con rigor académico, incluso crítico, tiene aquí un espacio.

Vivimos tiempos muy dinámicos. Por ello, queremos desarrollar una actitud de aprendizaje continuo, abiertos a cuestionar y reajustar nuestras perspectivas junto con ustedes, lectores y colaboradores, a fin de que construyamos juntos una reflexión colectiva sobre la educación religiosa. Es nuestra opción y compromiso.

Javier Díaz Tejo
Editor