Revista de Educación Religiosa, volumen II, nº 5, 2022, DOI 10.38123/rer.v2i5.270
Claudia H. Herrera-Montero1
Dominican University, Estados Unidos
En el quehacer práctico teológico se hace un llamado a escuchar la experiencia humana para poder tener un conocimiento idóneo de la verdad. En este proceso se formulan preguntas como: qué pasa, por qué pasa, que debería pasar y ser, y cómo se puede responder a estas interrogantes (Osmer, 2004, p. 4). Estos puntos de partida llaman a un preguntarse sobre la realidad de contextos específicos y, por lo tanto, se centran en experiencias de vida. En este artículo se pone atención en el contexto social y la experiencia de vida de un grupo de jóvenes universitarias de primera generación latina o hispana en los Estados Unidos, para poder comprender su identidad religiosa y espiritualidad. Cabe mencionar que el propósito inicial de la investigación fue realizar una reflexión directa sobre la identidad religiosa de este grupo de universitarias, considerando sus actitudes, devociones y prácticas religiosas. Sin embargo, al comenzar a escuchar las experiencias de vida de las participantes, la identidad religiosa se convirtió en parte de una exploración sobre sus experiencias de vida y contexto social. De hecho, para poder entender la identidad religiosa de este grupo de jóvenes, surgió la necesidad de hacer un alto en el camino y reflexionar sobre la cotidianidad de sus vidas y las de sus familias.
Interesa consignar que en este artículo no se busca presentar ni referirse a la experiencia y el contexto social de todos y todas las jóvenes universitarias de primera generación hispana o latina en los Estados Unidos; este trabajo parte de un estudio de caso en particular, como es la identidad religiosa, la espiritualidad y el contexto social de jóvenes universitarias latinas en el sur de la Florida, cuyos padres emigraron de América Latina, y quienes se identifican como católicas. Algunas de las historias y reflexiones que se compartirán en este escrito han sido tomadas de su manuscrito original (Herrera-Montero, 2017). Cabe resaltar que la identidad religiosa de las jóvenes que se mencionan en esta investigación no depende de su participación en la iglesia local o pastoral juvenil y universitaria. La invitación a la participación se hizo de manera abierta a mujeres que cursaban su carrera universitaria en el sur de la Florida.
Las observaciones y conclusiones de la investigación que se presentan en este escrito se exponen como un punto de referencia y aporte al extenso trabajo pastoral, de educación religiosa, y/o pedagogía con jóvenes latinos y latinas de primeras generaciones en un contexto estadounidense más amplio. Asimismo, se busca que las observaciones y reflexiones formuladas entren en un diálogo profundo con otros estudios interdisciplinarios de caso, los cuales en ciertos momentos pueden variar por la complejidad y diversidad de las particularidades del contexto social, las experiencias vividas y el sistema de creencias de las diferentes comunidades latinas e hispanas en el continente americano. Este trabajo contribuye a la educación religiosa de una manera indirecta, al ofrecer metodologías prácticas de investigación que puedan abordar las particulares de comunidades diversas y en constante cambio. Es importante tener un conocimiento claro de la comunidad para poder implementar pedagogías o programas que respondan a sus necesidades respecto del encuentro con Dios y lo divino. Este artículo comienza dando una mirada breve a la investigación-acción participativa y, posteriormente, se divide en las cuatro fases de este tipo de estudio aplicadas al trabajo con jóvenes universitarias latinas. En primer lugar, se explicará brevemente cada una de las fases de investigación; y a continuación, se desarrollará la exposición de las conclusiones.
Este trabajo de investigación-acción participativa con jóvenes universitarias de primera generación latina-hispana en Estados Unidos nace en el corazón de la pastoral católica universitaria en el sur de la Florida. Es importante mencionar que la pastoral universitaria en el contexto norteamericano se ha considerado por varias décadas como el espacio de encuentro entre la misión evangelizadora de la Iglesia y la misión de la educación superior. Es una instancia en que la vida sacramental de la Iglesia se hace presente y se extiende a nuevos espacios de reflexión, conocimiento, acción y acompañamiento de la comunidad universitaria. Este espacio particular de pastoral es diverso y cambiante de acuerdo a las características y valores de su contexto social, y también en relación con las experiencias de vida de las y los integrantes de la comunidad. Asimismo, los miembros de la pastoral universitaria no necesariamente son participantes activos y afiliados en la vida de la Iglesia. Esta comunidad pastoral se caracteriza por un cuerpo diverso estudiantil, docente y administrativo que orienta en conjunto su trabajo hacia la misión educativa. En este espacio nace la misión de la Iglesia en todas sus formas y características, y de una manera idónea se da la oportunidad de escuchar en profundidad y desde el lente del evangelio las experiencias de vida de la comunidad estudiantil y sus circunstancias sociales. Esta labor es independiente de la participación en la vida de la Iglesia institucional y de la identidad religiosa de los miembros que integran la comunidad.
Por otra parte, este trabajo ha sido inspirado en un contexto pastoral universitario en los Estados Unidos en el que se identificó a un grupo de estudiantes universitarias que no solo enfrentan los retos y las esperanzas de esta etapa de juventud universitaria, como es el establecimiento de amistades y de relaciones significativas, el balance entre la vida personal, la académica y la familiar, las nuevas experiencias que trae la independencia, los retos financieros, el cuidado de la salud mental, física y espiritual, entre otros. Este grupo al cual se tiene la oportunidad de conocer a través de un rostro humano, debe afrontar nuevos retos como son el balance entre dos contextos sociales que se mueven paralelos, pero que entran en tensión con frecuencia. Uno de los contextos sociales es la familia y la comunidad latina e hispana, en las que los y las jóvenes han crecido, y en las cuales la mayoría de ellos/ellas aprendieron su lengua materna, su fe y su espiritualidad religiosa. El otro contexto es el mundo educativo, y específicamente el universitario en Estados Unidos, en el cual se han desarrollado las competencias de lectura y escritura, se ha aprendido estudiar en inglés y se espera asimilar la cultura predominante para llegar al éxito y poder, en cierta manera, triunfar y adaptarse a los modelos y expectativas sociales.
En este caso, la tarea de la teología práctica en un primer encuentro con las jóvenes latinas universitarias no es meramente hablar de su existencia viviendo en las periferias de la cultura estadounidense; la tarea de la teología práctica es entrar en diálogo con las experiencias de su vida cotidiana y las particularidades de sus contextos sociales a la luz de la tradición de la fe para así contribuir de una manera creativa al discurso teológico (González, 2003). El trabajo con jóvenes latinas universitarias de primera generación utilizó el método de investigación-acción participativa en las ciencias sociales y entró en diálogo con categorías de la teología mujerista y feminista latina en el contexto norteamericano, al articular las voces de las jóvenes católicas universitarias como agentes activas de investigación. Es importante resaltar que en el ejercicio teológico práctico de la investigación-acción participativa se considera el rostro humano como agente activo o activa de participación, en lugar de un objeto más de investigación. En este sentido, la investigación es colaborativa y comienza a responder idóneamente a las necesidades y la identidad de la comunidad en estudio.
Existen diferentes perspectivas sobre las raíces históricas de la investigación-acción participativa. Durante las últimas cuatro décadas esta metodología se ha utilizado en Latinoamérica y ha trascendido a diferentes espacios del continente americano (sur, centro, caribe y norte). Como punto de partida, la acción participativa se origina en los primeros trabajos de Paulo Freire en Latinoamérica, en el área de la educación y la colaboración con comunidades marginalizadas en Brasil como forma de acción y cambio social. Su obra proponía que los trabajadores del campo que vivían en comunidades rurales oprimidas donde no hay acceso a la educación, pudieran convertirse en líderes sociales y voceros de las experiencias de sus comunidades. La idea de esta dinámica era desarrollar una metodología en la cual un cambio social pudiera lograrse de manera idónea al pensar, primero, en puentes de alfabetización y educación de las comunidades. Segundo, sus líderes podrían hacer trabajo con otros colaboradores (investigadores) externos, en el proceso de discernir y analizar cuáles eran las necesidades y circunstancias de su misma comunidad.
El trabajo de Myles Horton y John Gaventa dio inspiración a las primeras experiencias de investigación-acción participativa en Norteamérica, pero fue realmente Paulo Freire en su libro Pedagogía del oprimido, traducido al inglés en 1970, quien animó esta metodología en los Estados Unidos. Herr y Anderson corroboran que esta investigación ayuda a identificar temas generativos o problemas de vital importancia que deben ser abordados por una comunidad (2005, p. 15). Esta tarea tiene dos propósitos: Facilitar el proceso en el cual las y los participantes (usualmente adultos) puedan: (a) adquirir un acceso a la verdad o el conocimiento; de manera que (b) se integren en la conversación y formen parte de un cambio social como agentes activas y activos (Herr y Anderson, 2015). En el ámbito de la pastoral universitaria, cuando se tiene la oportunidad de caminar con personas humanas, escuchar sus historias de vida e integrarlas a la vida comunitaria, se da la oportunidad de responder de manera idónea a las necesidades de esta comunidad. McTaggart argumenta que la colaboración es fundamental en la investigación-acción participativa (1994, p. 314). Esta característica le da al proceso de escucha y reflexión una dimensión social que va más allá de metodologías investigativas unilaterales en las que solo un grupo, por lo general en posición de poder, está a cargo de enseñar, revelar o articular la verdad sobre las prácticas cotidianas de las comunidades.
Conde-Frazier, en su trabajo con la investigación-acción participativa, argumenta que "la teología práctica que se enfoca en la justicia requiere vivir en las márgenes entre Dios y las personas. Se crea un espacio en el que no se anuncia o denuncia, sino que por el contrario se trabaja para traer prácticas alternativas en la búsqueda de maneras más humanas de vida" (2012, p. 240). En el proceso de escucha, “se aprende a observar, recolectar información, analizar o darle significado a la información, pensar críticamente, imaginar y sintetizar la información, para poder tener una visión y llegar a la acción” (Conde-Frazier, 2012, p. 240). La práctica de integrar a las personas en la articulación de su propia historia de vida, de sus retos y esperanzas, es lo que Conde-Frazier llama “investigación encarnacional” (2012, p. 240): una investigación que se basa no solamente en estadísticas, sino que se hace humana al abrirse a la revelación y el propósito de Dios a través de las historias de vida de las personas. Así es como nace este trabajo de acción participativa en un ambiente pastoral universitario en el que se aprende a escuchar el latido del corazón de la comunidad y a responder a este de manera profética e idónea.
En el caso de la acción participativa, las y los participantes toman el rol de colaboradores activos en el proceso de articulación, evaluación y acción de la investigación. Gaventa se refiere al proceso de acción participativa como un ejercicio que rompe el esquema de distinción entre el investigador y el investigado, de manera que la creación de nuevo conocimiento se revele por la misma participación de la gente (Sanoff, 2000, p. 62). En esta línea de ideas, los participantes se convierten en sujetos activos, en vez de objetos de investigación. Elizabeth Conde-Frazier sugiere que cambiando la asimetría de sujeto-objeto a sujeto-sujeto, se puede crear un mayor impacto social de la investigación, ya que se les da a las personas la oportunidad de participar activamente en rutinas diarias relacionadas con la familia, el sistema de salud, la educación, la vida política y las otras áreas de la sociedad (2012, p. 236). Asimismo, la práctica o praxis de acción-participación abre los horizontes de la metodología de investigación y la humaniza. El investigador es llamado a ocupar el rol de facilitador o facilitadora de un diálogo y una colaboración orientados hacia la reflexión y acción en conjunto. Este es un proceso de intensa escucha por parte del facilitador, quien debe estar abierto a lo que significa la flexibilidad de la investigación-acción participativa y al surgimiento de temáticas inesperadas generadas a consecuencia del trabajo con experiencias de vida en tiempos y espacios reales.
En una investigación sobre el contexto social, la identidad religiosa y la espiritualidad con jóvenes universitarias católicas de primera generación hispana-latina en los Estados Unidos se utilizó la metodología de investigación-acción participativa. Este proceso buscó articular los “valores, símbolos, ideas y otros vehículos conceptuales que les ayudan a descubrir o redescubrir un significado escondido o realidad que las conecta a Dios” (Rodríguez, 2004, p. 319). Con este propósito se busca reflexionar sobre su propia espiritualidad e identidad como mujeres de descendencia latina en los Estados Unidos, tema que ha sido parcialmente abordado por la academia y la Iglesia en el siglo XXI. Este proceso de escucha fue conducido en cuatro fases de investigación: la primera fase se basa en el comienzo del trabajo de campo, partiendo con la invitación una a una de las participantes y los pasos iniciales de escucha del contexto social. Lasegunda fase se centra en la implementación de un cuestionario preliminar en la primera sesión de grupo con las participantes de la investigación; en esta sesión se busca identificar categorías o temas generativos2 iniciales. En la tercera fase se introduce el protocolo de entrevistas una a una de las jóvenes en el proceso de investigación. En esta fase de la investigación-acción, las participantes activas se reunieron por un periodo de una hora con la investigadora para reflexionar sobre los temas generativos que salieron a la luz en la segunda fase. Esta fase requiere los procesos de grabar y transcribir las entrevistas, así como analizar los nuevos temas generativos que emergieron en la investigación. Es importante mencionar que, para esta fase, en la gran mayoría de las ocasiones se tiene en cuenta la utilización de un programa especializado de transcripción de entrevistas. Consistió en formar un grupo de enfoque (focus group) con el fin de discutir las conclusiones de la investigación. Este es un espacio para que las participantes puedan observar, reflexionar y clarificar los resultados principales de la investigación. Esta fase es clave en la investigación, puesto que afirma el rol de las participantes como agentes activas en el proceso y, asimismo, genera nuevos temas que pueden ser abordados por la misma investigación o en diálogo con futuros estudios de acción participativa. A continuación, se hará un breve recuento de cada una de las fases de investigación y sus resultados. Es importante mencionar que todo el proceso de investigación esta transcrito en su documento original.
En este proceso se escogió realizar la investigación en universidades locales en Miami, Florida, las cuales se caracterizan por servir en gran mayoría a un cuerpo estudiantil de descendencia hispana-latina. Se pensó invitar a un grupo de 25 a 30 mujeres, estudiantes universitarias entre los 18 y 29 años, que se identificaran como mujeres latinas, nacidas o criadas en los Estados Unidos, y cuyos padres o familias inmediatas inmigraron a ese país. En cuanto a la identidad religiosa, se invitó a participantes que se identificaran como católicas, independientemente de su afiliación o participación en la iglesia local o pastoral universitaria. La invitación fue extendida no solo en el contexto de la pastoral universitaria, sino también a través de una invitación formal por parte de la dirección de programas académicos y el cuerpo docente de la universidad. Igualmente, la invitación fue extendida de manera informal persona a persona.
En esta fase, las participantes que expresaron interés en la investigación recibieron una comunicación formal a ser participantes activas. Asimismo, se les invitó a diligenciar un consentimiento de participación con la junta de investigación institucional de la Universidad encargada de supervisar la investigación.3 Este protocolo tiene como objetivo proteger la identidad y confidencialidad de las participantes. Al diligenciar el formulario de consentimiento, la junta de investigación institucional sugirió cambiar los nombres de las participantes por códigos o números. Sin embargo, la codificación o numeración no necesariamente se alinea con el propósito de una investigación en la que participan agentes activas de investigación. Después de reflexionar sobre la originalidad del proceso de acción participativa, y considerando las implicaciones relacionadas con la identidad y confidencialidad de las participantes, se decidió no asignarles códigos o numerales; en la sesión inicial se discutió con las participantes la idea de usar, escoger e imaginar nombres de las diferentes devociones marianas de Latinoamérica.
Este ejercicio trajo creatividad al proceso de investigación. Permitió que las participantes no solo se conectaran con sus raíces y país de origen, sino también con devociones populares que son importantes para algunas de ellas y sus familias. Algunas de las participantes propusieron usar los nombres de las devociones populares en vez de los nombres oficiales. Por ejemplo, una participante escogió Cachita, el nombre popular de Nuestra Señora del Cobre, patrona de Cuba; otra participante escogió Rosita, referido a Santa Rosa de Lima, primera santa dominica de las Américas. Estos y otros nombres se entregaron como propuesta a la junta de investigación institucional de la Universidad en la que se condujo la investigación-acción participativa.
El protocolo inicial se basa en la implementación de un cuestionario con preguntas biográficas relacionadas con la identidad religiosa y el contexto social. Este fue implementado con anticipación con tres participantes, las cuales ofrecieron retroalimentación sobre la claridad de las preguntas. Este ejercicio inicial permitió hacer cambios al lenguaje y estructura de algunas de las preguntas. Las preguntas del cuestionario que se modificaron fueron las que se referían a términos específicos de la tradición católica.
Es importante mencionar que dos tercios de las participantes nacieron en los Estados Unidos, y un tercio en sus países de origen; estas últimas inmigraron con sus familias en su niñez, crecieron y fueron educadas en los Estados Unidos. Las regiones y países de origen mencionados fueron el Caribe (Puerto Rico, Cuba y República Dominicana), Sudamérica (Argentina, Chile, Perú, Colombia y Brasil) y Centroamérica (Nicaragua y El Salvador). La mayoría de las participantes señalaron que mantienen los lazos familiares y haber visitado, aunque sea una vez, sus países de origen. Asimismo, la mayoría de las participantes reportaron haber crecido en familias provenientes de países de Latinoamérica, utilizar el idioma español en el día a día y asistir a instituciones educativas durante su etapa de crecimiento en la jurisdicción del condado de Miami Dade en el sur de la Florida.
Los resultados de los cuestionarios iniciales revelaron que la familia, la espiritualidad cotidiana y el lenguaje, incluyendo los dichos o expresiones lingüísticas particulares, son temas generativos fundamentales en la construcción de identidad de las participantes. Respecto del lenguaje, todas las participantes reportaron que el español es fundamental para relacionarse y establecer lazos afectivos con familiares y miembros de la comunidad local. Asimismo, más de la mitad del grupo expresó que el español es vital en su espiritualidad diaria e identidad como mujeres católicas. Sin embargo, la mayoría de las participantes del grupo se sienten más cómodas hablando inglés en la esfera pública. Respecto de la familia, las participantes mencionaron la figura femenina o el rol de la madre o abuela como influyente en su identidad como mujeres católicas y jóvenes universitarias. En este artículo se darán ejemplos de algunas prácticas populares mencionadas en las entrevistas individuales.
En esta fase se da la oportunidad de entrar en diálogo con las particularidades del contexto social de cada una de las participantes, mientras se aprende a escuchar. Cabe mencionar que todo el trabajo de campo tuvo una duración de un año académico, incluyendo el verano. Uno de los mayores retos de las entrevistas individuales fue tratar de hace coincidir los horarios y la disponibilidad de las participantes. Además de ser estudiantes universitarias, asumen fuera de las aulas otros retos y actividades relacionadas con objetivos financieros, laborales, familiares y personales. Este ejercicio le dio la oportunidad a la investigadora de reflexionar acerca de la manera en que el estudiante del siglo XXI no es el mismo de hace unas décadas. Una de las características de la investigación-acción participativa es la apertura del o la investigadora a trabajar con seres humanos en constante cambio en el tiempo y el espacio. En esta etapa, un grupo pequeño no pudo participar en las entrevistas por cambios extraordinarios en sus vidas que les impidieron continuar con el protocolo de la investigación.
El registro y la transcripción de las entrevistas individuales con las participantes revelan los sentimientos y la capacidad de expresar lo que mueve el corazón humano.4 El proceso de tomar nota de historias que vienen del corazón de la gente, significa registrar sentimientos o la gracia de Dios y el poder del Espíritu de Dios dentro de su gente y con su gente (García-Johnson, 2009, p. xvii) como participantes y colaboradores en el proceso de salvación; no simplemente receptores y receptoras de un plan unilateral. El ejercicio de invitar a las participantes a compartir la manera como Dios se revela en sus vidas,, a través de preguntas abiertas, abre el espacio para aportar a la reflexión acerca de lo bueno, lo hermoso y lo verdadero de la vida cotidiana.
Las voces y narrativas de las participantes fueron transcritas manualmente debido a que todas las conversaciones relacionadas con la identidad, la espiritualidad y las prácticas religiosas populares de las participantes fueron en spanglish.5 Carmen Nanko-Fernández utiliza la epistemología spanglish para explicar el significado de la latinidad y abordar la dinámica que existe entre identidades múltiples e híbridas. Su trabajo argumenta que no existe el y la típico/a latino/a (Nanko-Fernández, 2010). Aponte se refiere a la espiritualidad en spanglish o spanglish spirituality como las “expresiones contextuales de lo cotidiano” (Aponte, 2012, p. 108). Las narrativas e historias orales grabadas no solo en el corazón de la investigadora, sino técnicamente en un dispositivo de grabación a través de un formato MP3, no pudieron ser transcritas por un programa que está diseñado para operar solo con un idioma a la vez y una serie de preguntas sistematizadas. En pocas palabras, el programa de entrevistas cualitativas no estaba diseñado para procesar y transcribir el spanglish. Por esta razón se decidió transcribir las expresiones contextuales de lo cotidiano de las participantes manualmente. Esta experiencia no solo entra en diálogo con fuentes teológicas, sino que además abre la discusión sobre los programas sistematizados que no han sido diseñados para responder a las múltiples dinámicas e identidades de los diversos contextos. En este caso, fue necesario escuchar cada palabra, frase y pausa entre estas para encontrar un profundo significado, y no la mera decodificación de una u otra palabra. Este ejercicio fue un momento de gracia en el que se aprendió a encontrar significado en los espacios liminales y en la disonancia de dos lenguajes juntos cargados de identidad.
La teología práctica se enfoca en las prácticas de la vida diaria y en la cotidianidad de la gente. En la teología latina contemporánea norteamericana, la epistemología de lo cotidiano se ha explorado más allá de una expresión coloquial, ya que se ha convertido en una categoría metodológica en el discurso teológico. Loida Martell-Otero argumenta que el día a día es una categoría epistemológica y hermenéutica que puede ser llamada “teología del hogar y desde la calle” (2004, p. 135). En este trabajo se explora la teología del hogar y desde la calle como un marco de referencia para entender la espiritualidad en la relación que existe entre las participantes y ellas mismas, sus familias y comunidad y Dios. Escuchar las experiencias de la vida diaria de las participantes fue clave para articular lo cotidiano y, asimismo, para poder involucrarlas como agentes activas y protagonistas de su propia historia y proyectos de vida.
En su texto Hispanic Women: Prophetic Voice in the Church (Mujeres hispanas: voz profética en la Iglesia), Ada María Isasi-Díaz y Yolanda Tarango resaltan que el hacer teológico es un proceso comunal y que son las experiencias de vida de la gente las que le dan luz al proceso teológico. Del mismo modo, en su trabajo afirman que se hace teología por y con otras mujeres con quienes se participa en la lucha por la liberación de aquellas categorías que ponen en cuestión una vida más justa, plena y humana (1988, p. 9). Escuchar a las participantes de la investigación no se reduce a escribir lo que se observó a simple vista basado en las propias percepciones; es haber tomado el tiempo requerido para “imaginar diferentes maneras de vivir, de ser y de relacionarse” (Nanko-Fernández, 2015, p. 21). Estas diversas maneras de vivir fueron grabadas en las narrativas e historias orales compartidas durante las entrevistas individuales.
Igualmente, es importante considerar que la teología latina considera relevantes las historias de las mujeres y sus generaciones, las experiencias de supervivencia de sus comunidades hispanas, así como la tensión que se vive en las márgenes de la cultura dominante como elementos importantes de liberación. Ivone Gebara resalta que lo cotidiano es el marco metodológico para reflexionar sobre las historias de la vida diaria de las mujeres, lo que supone un profundo enfoque en “la lucha de vivir hoy, de buscar trabajo, cocinar, bañar los niños, lavar la ropa, intercambiar gestos de amor, buscarle significado a la vida” (2002, p. 205). Cuestionar y reflexionar sobre el día a día de una persona individual también implica reflexionar críticamente en las categorías básicas de vida y supervivencia de un colectivo. La antropología y la teología mujerista (Isasi-Díaz, 1996) proponen enfocar las categorías básicas de supervivencia como punto de partida de la reflexión y la acción teológicas.6 Asimismo, proponen un cuestionarse y actuar sobre lo que significa sobrevivir respecto de la búsqueda de vivir una vida más justa, plena y humana.
Este trabajo utiliza la metodología de acción-participativa dentro del marco de lo cotidiano de una manera intencional. Conde-Frazier analiza la relación que existe entre el marco metodológico de lo cotidiano y la investigación-acción participativa como una oportunidad para comenzar a situar el trabajo con las comunidades latinas por fuera de las teologías y las categorías dominantes de la colonización (2012, p. 235). Es por esto que es importante resaltar el rol de las jóvenes latinas como agentes activas del proceso de investigación. Asimismo, es necesario considerar sus experiencias de vida para poder imaginar las particularidades de sus comunidades, de manera que se pueda ver con claridad aquellos fenómenos que afectan a sus rutinas y relaciones diarias con el entorno que las rodea. Esta dinámica no está separada de la identidad religiosa de una comunidad. Por el contrario, las dinámicas de la vida diaria de las generaciones latinas en el contexto norteamericano tienen una relación directa con la manera como las jóvenes entienden y se relacionan con Dios. Preguntas como quiénes somos, en qué creemos, por qué lo creemos y cómo lo practicamos (Isasi-Díaz y Tarango, 1988, p. x) son relevantes en el proceso de escucha y diálogo con el rostro humano que posee una experiencia de vida.
En esta sección, parte de la tercera fase de la investigación, se hizo uso de categorías importantes de la teología mujerista y latina, la cual resalta las experiencias vividas de las mujeres latinas en la reflexión teológica. Este lente teológico se usó como punto de partida al articular temas importantes que salieron a la luz durante el proceso de investigación con jóvenes latinas universitarias. Ada María Isasi-Díaz propone tres categorías clave en las experiencias de vida de las mujeres latinas: La familia /la comunidad, La lucha y Permítanme hablar. Estas categorías no solamente resaltan los espacios primordiales de identidad de la mujer latina, sino también cuestionan toda forma de opresión y hacen un llamado a una mejor calidad de vida y dignidad humana.
Esta categoría nos recuerda la dimensión social de la vida diaria y las relaciones de igualdad humanas como aspectos centrales de la imagen trinitaria de Dios. Durante la fase de las entrevistas (o sesiones una a una), todas las participantes nombraron a la familia no solo como el primer espacio donde se forjó su identidad como latinas, sino también como el primer lugar en el que aprendieron a entrar en una relación con Dios a través de diferentes actitudes, expresiones devocionales y prácticas de fe vividas en casa. Todas las participantes se identificaron como católicas y creyentes no por el hecho de pertenecer a una parroquia o iglesia local y demostrar conocimiento de los dogmas y las enseñanzas de la religión católica; por el contrario, todas las participantes relacionaron su identidad como mujeres católicas con aquellas prácticas, actitudes, valores y devociones que aprendieron y están presentes en el espacio privado de la casa y de su familia o comunidad.
La mayoría de las participantes del grupo mencionaron el papel fundamental que tuvieron sus abuelas en la enseñanza de la fe y como modelos de esperanza, servicio, justicia, fortaleza y resiliencia. En este sentido, el catolicismo representa para estas jóvenes latinas en Estados Unidos aquellas prácticas que se observaron, mencionaron o practicaron en casa durante su niñez hasta el día de hoy. Todas las jóvenes latinas entrevistadas señalaron que las prácticas, devociones y actitudes que se observaron, mencionaron o practicaron en su niñez y en la actualidad están presentes en el día a día y son recordadas particularmente en momentos difíciles. “Mi abuela…she would take me to any procesión…and teach me, teach me how to pray, how to sing…always!”,7 menciona Rosa de Lima, recordando a su abuela. “My grandma says always: ¡Que el Divino Niño te proteja!...What you have, you share it!”,8 señala Milagros al recordar no solo la importancia de la bendición de su abuela, sino también su llamado a la acción y servicio en la comunidad.
El fin de la propuesta inicial de investigación era poder aprender sobre la identidad religiosa y la espiritualidad de las jóvenes latinas universitarias. Todo el proceso de investigación reveló que Dios y la espiritualidad de las participantes se hacen presentes en el momento de comenzar a entrar en la particularidad de sus contextos de vida. No fue posible comenzar a dialogar sobre sus prácticas, actitudes y devociones religiosas sin antes escuchar las historias de sobrevivencia de sus familias en una tierra extranjera lejos de casa. Una de las conclusiones de este proceso de investigación revela que la identidad de fe de las jóvenes participantes es el resultado de su historia de vida y la de sus familias en los Estados Unidos. Las historias y recuerdos compartidos por las participantes reflejan familias que inmigraron a los Estados Unidos en busca de mejores oportunidades, y que esa búsqueda no ha sido fácil.
La mayoría de ellas reportaron con gran orgullo que sus figuras maternas y paternas trabajaban en labores domésticas de limpieza, de servicios, construcción, ventas y otros trabajos de mano de obra. Asimismo, todas las participantes afirmaron ser la primera generación que ingresaba a la universidad. En este caso, el éxito se convierte en un acto colectivo y es el fruto de los esfuerzos en comunidad, oración en comunidad y sobrevivencia en comunidad. “My mother…ella es la única de diez hermanos que pudo llegar y quedarse aquí y mantener a sus dos hijos sola, and I think it is time I repay her and make her proud of me and all the effort she has put for me”.9 Estas son las palabras de Merced cuando se refería a los esfuerzos de su madre; es un claro ejemplo de lo importante que son para este grupo los valores de la responsabilidad y el compromiso con una familia que lo ha dado todo para sacar a sus hijas o nietas adelante. La mayoría de las participantes expresaron un gran compromiso con sus familias, particularmente por el hecho de ser las primeras en ingresar a la universidad, obtener un título universitario y trabajar sin cansancio para poder retribuirles todos sus esfuerzos. La mayoría de ellas reportaron estudiar carreras universitarias relacionadas con las leyes, la salud y las comunicaciones.
Esta categoría se conecta directamente con la historia de vida de la comunidad y las familias de las participantes. La lucha, en la perspectiva mujerista, es fundamental porque reconoce los retos, sufrimientos, el dolor y la injustica en contextos de sobrevivencia. Sin embargo, la teología mujerista afirma que estas situaciones no definen la identidad de la comunidad latina, sino por el contrario, resaltan el poder de la redención humana al enfrentar el paso por esta vida. En la lucha nace la esperanza y, por ende, nuevas expresiones de fe que sostienen a la comunidad. En esta investigación, la lucha interpretada como fiesta se expresa mediante los símbolos y rituales que nacen y se recrean en espacios sagrados de oración como la casa y la calle. Estos símbolos y rituales dan esperanza en momentos de necesidad. Como se mencionó en párrafos anteriores, las jóvenes latinas que participaron en esta investigación no son parte activa de una parroquia, pastoral juvenil o universitaria; la fe y la espiritualidad de estas jóvenes católicas es visible y activa a través de las prácticas, actitudes y devociones hacia Dios en espacios sagrados de oración que algunas veces son invisibles para la Iglesia oficial. La mayoría de estos espacios son las casas, el camino hacia el trabajo o la universidad, o el caminar del día a día.
Las prácticas y actitudes mencionadas por las participantes en gran mayoría son: las oraciones diarias antes de salir de casa, en la noche antes de dormir, en la mañana o a la hora de comer. Adicionalmente, las participantes mencionaron el rezo de oraciones especiales como las novenas, el Santo Rosario, oraciones a los santos y el ritual de prender una velita a los santos o a la Virgen.10 Otro ejemplo claro de símbolo y ritual es la unción de la abuela con agua bendita cuando alguien de la familia se enferma. Un pequeño grupo mencionó su participación en la eucaristía o la misa, salvo en ocasiones especiales como Cuaresma, Semana Santa, la Pascua y Navidad.
My mom is very religious; she has a little altar in her room, so every time that something bad happens we just go and pray there. It is like our little church inside home. It makes us feel better and we feel that we are not alone… Also, in my living room, we always remember to say thank you before the image of la ultima Cena. We always remember to be thankful to him and even my brother says: Let’s pray before we eat!11
Rosa menciona estas palabras al referirse a la fe de su madre y a aquellas expresiones de oración que se practican en su casa. Los símbolos mencionados por las participantes, en gran su mayoría, son imágenes de Jesús, María y los santos ubicadas en altarcitos, repisas o paredes; paredes o habitaciones con un pequeño contenedor de agua bendita, normalmente cerca de una imagen; medallitas que cargan en sus manos, cuello, maletas de estudio o que están ¿ ubicadas en sus habitaciones; y el idioma nativo español, que usan para comunicarse directamente con Dios. En este último punto es importante mencionar que todas las participantes hablan el idioma inglés en lo cotidiano; sin embargo, al referirse a sus oraciones, señalan el español como el lenguaje del corazón. De hecho, todos los símbolos, rituales o prácticas de fe se mencionaron en español, como se ve en algunos ejemplos en este escrito. Estos símbolos y prácticas no son simplemente decoraciones o espacios coloquiales de oración. Estos actos sagrados en casa son parte de la identidad católica de una comunidad activa y creyente. Aunque las prácticas sean invisibles para el resto de la comunidad, son visibles para las familias de las participantes en el encuentro cotidiano con lo divino.
Como se mencionó en párrafos anteriores, algunas participantes asociaron símbolos y rituales de la religión popular que se practica y les fue enseñada en casa. Estas son las palabras de Caridad, cuando se refiere a la Virgen de la Caridad:
I have my bracelet that my padrino gave me and I have here my guardian angel que es Ochún, la Virgen de la Caridad, that protects us. I have my Santos at my house in a little table en la sala. Caridad is my guardian angel, but she is also my mother. I imagine her dressed in yellow… she loves her children. So, every time I hear the Virgin Mary, it catches immediately my attention because she is my guardian angel. If I hear somebody talking and I hear the Virgin Mary and la Caridad del Cobre. I am already dragged. ¡Tengo la oreja ahí! We celebrate her feast on October 4th and we dress in yellow. Yo le pido a ella: “Thank you for everything you have done for me”, y le prendo una velita and give her dulce, like yellow candy. My grandma taught me all of this. When I was born, she told my mom: El Ángel de la Guarda de ella es Caridad.12
Estas últimas expresiones religiosas muestran la tensión, multiplicidad, e interseccionalidad entre la religión popular y la oficial, así como llaman a reflexionar sobre la devoción religiosa popular en todo el continente americano.
Esta categoría entra en relación directa con la metodología de investigación-acción participativa con jóvenes universitarias latinas utilizada en este estudio. El proceso de investigación abrió un nuevo espacio de reflexión y esta es una invitación a la sociedad, a la Iglesia y a la academia a abrir instancias de participación en las que los jóvenes sean agentes activos de transformación de su realidad. La última fase de la investigación, que tuvo un año de duración, se centró en los focus groups. Las participantes tuvieron la oportunidad de leer todos los resultados finales y hacer una retroalimentación al estudio. Catalina y Rosa comunicaron algunas reflexiones sobre su experiencia al compartir su historia e identidad como jóvenes católicas latinas y agentes de cambio en sus comunidades y universidad. Catalina dijo: “I love being Latina, but I never thought of my views and reaction on a lot of things as a Latina Catholic.”13 Rosa añadió: “These questions have made me think in depth of my views, especially the ones of my own self-identity… I never thought about it or had anybody asking me that.”14 Este proceso y la retroalimentación de las participantes recalcó la importancia de la escucha. Permitir a la gente participar y afirmar su participación es un paso adelante hacia la valorización de sus ideas y preocupaciones. Del mismo modo, escuchar la experiencia y el contexto de las comunidades es clave para evitar el riesgo de tratar de aplicar metodologías, pedagogías y programas pastorales que no necesariamente son eficaces para los diversos grupos de la Iglesia y de la sociedad.
El lenguaje en esta investigación juega un papel muy importante como una nueva categoría de reflexión teológica. El trabajo con jóvenes latinas universitarias que compartieron su experiencia de vida y de fe en el contexto norteamericano lleva a reflexionar sobre el lenguaje como símbolo y encarnación. Representa la memoria, los recuerdos y la espiritualidad de una comunidad. El lenguaje se convierte en las narrativas y las historias de un pueblo andante fuera de casa. Michelle A. González se refiere a cómo las historias de las madres y las abuelas permanecen vivas en nuestra espiritualidad (2009, p. 7). Mientras el inglés se convierte en el lenguaje primario en la esfera pública de las jóvenes participantes, el español se conserva como lenguaje del corazón, el cual entra en comunión con Dios y con la comunidad cercana de cada una de estas jóvenes. “Spanish means my roots, my home. There are so many words that I cannot translate in English. We speak and pray in Spanish at home”.15 Las palabras de Aparecida explican como el lenguaje de la fe no requiere simplemente traducción. El lenguaje representa la historia, la lucha y el contexto del pueblo hispano, que ha sido transmitido a través de las generaciones en el continente norteamericano.
Las conversaciones una a una con las participantes fueron un espacio en el que el spanglish, más allá de su carácter coloquial, se convirtió en un símbolo de reflexión sobre las narrativas de fe y espiritualidad de las jóvenes latinas. Todas las participantes cambiaban de inglés a español particularmente cuando nombraban prácticas y actitudes religiosas que aprendieron de sus madres, padres, abuelas y abuelos. Estas actitudes incluían los dichos que son importantes para ellas en la vida cotidiana. “Quien a Dios tiene, nada le falta… this dicho helps me, and I repeat it, even in the car… because I feel that sometimes God is not there… and todo me falta”.16 Estas palabras de Rosario, que reproducen las de Santa Teresa de Ávila, se las enseñó su abuela: “My Abi, used to always say this expression when I would ask her for advice. Even now after her passing, I still have that expression when times get rough or just when I think of her. I constantly read the beautiful prayer of Santa Teresa de Avila every morning”.17 Estos dichos y expresiones religiosas han sido transmitidos con tanto amor y fe por generaciones. Otros ejemplos de los dichos que se mencionaron son: ¡Libertad!; Si Dios quiere; La vida es un carnaval; Más sabe el diablo por viejo que por diablo; Cada persona con su cruz; Se dice el milagro, pero no el santo; Dios sabe por qué hace las cosas; Anda con Dios; Al mal tiempo, buena cara; Quien a Dios tiene, nada le falta, solo Dios basta; Dios te bendiga... Las participantes expresaron que estos dichos les vienen al corazón durante momentos especiales de su vida diaria.
Con posterioridad al protocolo de las entrevistas, todas las participantes fueron invitadas a atender a un focus group para celebrar, discutir y dialogar sobre las conclusiones de la investigación. Todas las participantes tuvieron la oportunidad de conocerse y, en un espacio sagrado, nombrarse a sí mismas por sus nombres reales, los cuales no quedaron registrados en el documento final. Algunas de ellas afirmaron su entusiasmo por saber que algunas de las participantes de la investigación eran sus compañeras de clase. La actividad con el grupo final fue una oportunidad que le dio a la investigación un enfoque pastoral más allá de lo académico. Después de partir el pan, y en un espacio de compañerismo, las participantes pudieron proporcionar retroalimentación sobre las conclusiones de la investigación. No hubo un orden de conversación entre las participantes, sino por el contrario, el formato de mesa redonda motivó el diálogo, que fluyó naturalmente y de manera respetuosa y jovial.
Esta fase de investigación permitió generar nuevos temas que llaman a una profunda reflexión y diálogo en vista de estudios futuros. Los nuevos temas que se propusieron fueron: a) Inmigración: Las participantes compartieron cómo las historias migratorias de sus familias en los Estados Unidos han tenido una influencia en su identidad como jóvenes latinas. Algunas de las participantes se refirieron a las experiencias de sus familias al llegar a Estados Unidos; b) El idioma español: Compartir las historias de la niñez entre las participantes hizo emerger el valor y la importancia del lenguaje del corazón, el cual en algunos momentos ha sido olvidado y desarraigado ante la presión de ajustarse y asimilar la cultura dominante; c) La figura paterna: La mayoría de las participantes expresaron su interés en explorar el rol de la figura paterna, debido al hecho de que las madres y las abuelas están muy presentes y gravitan en casi todas las narrativas de esta investigación. Algunas de las participantes compartieron el rol de sus padres en la casa como proveedores o simplemente como una figura que estuvo ausente en su trayectoria vital; d) La Iglesia local o la parroquia: Todas las historias reflejan la fe y la espiritualidad de las participantes en el contexto de la Iglesia doméstica, es decir, de la familia. Esta conversación abierta confirmó que la mayoría de las jóvenes no son agentes activas de una iglesia local o parroquia. Esta situación permite abrir una reflexión sobre las causas y consecuencias de esta desconexión.
En la práctica de la acción participativa nace un llamado a la escucha y el diálogo continuo con las diversas comunidades de la sociedad y sus experiencias de vida. Esta investigación invita a imaginar y repensar creativamente los espacios no formales de participación y educación religiosa. Las jóvenes que participaron en este estudio tuvieron la oportunidad de recordar y afirmar que las particularidades de los contextos sociales y sus experiencias vividas se relacionan directamente con su espiritualidad como jóvenes católicas. El Papa Francisco afirma en su exhortación Evangelii gaudium que la dinámica de compartir el evangelio sucede “persona a persona” en el caminar diario de la vida.
No hay que pensar que el anuncio evangélico deba transmitirse siempre con determinadas fórmulas aprendidas, o con palabras precisas que expresen un contenido absolutamente invariable. Se transmite de formas tan diversas que sería imposible describirlas o catalogarlas, donde el Pueblo de Dios, con sus innumerables gestos y signos, es sujeto colectivo. (EG, #129)
Este trabajo de investigación con jóvenes latinas no se da por concluido en las páginas de este escrito y en sus manuscritos originales; se trata de un proceso de investigación continua. Lo cotidiano de las jóvenes latinas y sus familias ha servido como marco de referencia para la investigación y el trabajo pastoral con jóvenes latinas y latinos en el ámbito pastoral universitario y en el salón de clases. La investigación-acción participativa de este grupo ha creado otras iniciativas que llaman a la escucha y la afirmación de la espiritualidad de la fe de comunidades marginadas en diferentes contextos de la vida social. En este caso, las comunidades de jóvenes latinas y latinos en el contexto norteamericano.
Algunas iniciativas que han sido fruto de este trabajo de investigación en los últimos tres a cuatro años han sido: Abuelita Theology Series (Series Teología de Abuelita), en el contexto de la Universidad; Peer Ministry Participation Program, en el contexto de la pastoral universitaria; Grupos de enfoque o pequeñas comunidades de base en el contexto de la pastoral y de la pedagogía universitaria; Grandparents Panel (Panel de abuelas y abuelos), en el contexto universitario; Mother and Abuela of the Year Award (Premios a la Mamá y Abuela del Año), en el contexto de medio y bienestar universitario.
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