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Amoxtli, 2023, n° 10, ISSN: 0719-997X, doi 10.38123/amox10.348

Hacer hablar archivos silenciosos: Aproximaciones al registro de libros infantiles y juveniles publicados en época de dictadura en Chile

Making silent archives speak: Approaches to the registry of children's books published during the dictatorship in Chile

Ja'nos KovacsORCID logo

Instituto Profesional Duoc UC, Santiago
Chile

Soledad VélizORCID logo

Pontificia Universidad Católica de Chile
Chile

Ignacia SaonaORCID logo

Pontificia Universidad Católica de Chile
Chile

Resumen

El presente artículo busca ofrecer una panorámica de limitaciones y alcances de las estrategias utilizadas para elaborar un catastro de literatura infantil y juvenil (LIJ) publicada en Chile durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1989). Ante los silencios en los catálogos de obras de la época, proponemos una aproximación metodológica que tiene como piedras angulares la lectura distante, la serendipia y las disposiciones colaborativas a la investigación sobre libros y lectura. Las principales dificultades identificadas guardan relación con la porosidad de las categorías de lo infantil y lo juvenil, la presencia de vacíos e inconsistencias en la descripción bibliotecológica de catálogos bibliográficos oficiales, como el de la Biblioteca Nacional (BN) y el Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas (SNBP), y por último, las condiciones de caducidad de los hallazgos en los motores de búsquedas web de las instituciones antes mencionadas. A la luz de estas dificultades, nuestras estrategias de catastro se enfocaron en la preservación digital de entradas bibliográficas y una aproximación colaborativa hacia distintos agentes del ecosistema editorial y lector —libreros/as, coleccionistas, autore/as, ilustradore/as, editore/as, diseñadore/as, anticuario/as, archivero/as y bibliotecólogo/as— con el objetivo de mapear publicaciones infantiles y juveniles que hubiesen eludido el radar de los catálogos institucionales. A través de nuestra investigación buscamos aportar a la creación de catálogos en contextos en los cuales la información oficial es inexistente o no cumple con las expectativas de la investigación. Al mismo tiempo, esperamos que los avances aquí presentados animen futuras exploraciones sobre LIJ en el periodo dictatorial y su impacto en el escenario contemporáneo, apuntando, aunque sea parcialmente, a la fertilidad de este campo.

Palabras clave: estudios editoriales, literatura infantil, metodologías de catastro, dictadura, Chile, LIJ

Abstract

The purpose of this article is to provide an overview of the limitations and scope of the strategies used to compile an inventory of children's and young adults' literature published in Chile during the dictatorship of Augusto Pinochet (1973-1989). Faced with the silence in the catalogues of children's and young people's literature, we propose a methodological approach that has as cornerstones distant reading, serendipity and collaborative dispositions to research on books and reading. The main difficulties identified are related to the porosity of the categories of children and adolescents, the presence of gaps and inconsistencies in the description of libraries in official bibliographic catalogs, such as those of the National Library (BN) and the Nacional System of Public Libraries (SNBP), and finally, the expiration rate of data retrieved through the search engines of the institutions mentioned above. Given these difficulties, our mapping strategies focused on the digital preservation of bibliographic records and a collaborative approach with different agents of the publishing and reading ecosystem —booksellers, collectors, authors, illustrators, publishers, designers, antiquarians, archivists, and librarians— with the aim of mapping children's and young adult books that may have slipped under the radar of institutional catalogs. Through our research, we seek to contribute to cataloguing in contexts where official information is not available or does not meet research expectations. At the same time, we hope to contribute to the under-researched intersection between censorship and LIJ produced or circulated in Chile during the last civilian-military dictatorship. At the same time, we hope that the results presented here will stimulate future research in the cultural and childhood studies of the dictatorship period and its impact on the present context, thus illuminating, even if only partially, the fruitfulness of this field.

Keywords: publishing studies, children's literature, cadastre methodologies, dictatorship, Chile, YA

Sobre las ausencias de la técnica y el desencuentro con datos

El presente artículo se enmarca en una investigación más amplia sobre censura de literatura infantil y juvenil (LIJ) durante la última dictadura cívico-militar en Chile (Fondo del libro n.º 634892). Desde su inicio a mediados de 2022, uno de los objetivos de nuestra pesquisa ha sido caracterizar y catalogar los circuitos chilenos de producción y distribución editorial de LIJ entre 1973 y 1989, para lo cual emprendimos la elaboración de un catastro digitalizado de obras infantiles y juveniles creadas, editadas y/o distribuidas en Chile durante la dictadura. El supuesto angular tras la realización del catastro es que los ejemplares reunidos constituyen un corpus positivo: un cuerpo manifiesto de publicaciones que habrían circulado contando con la aprobación de las autoridades de época y que habrían sido efectivamente accedidas por infancias y juventudes. Mediante el análisis de estas obras, nuestra intención era caracterizar la corriente principal de la LIJ chilena en dictadura y aventurarnos a dimensionar el tipo de imaginarios y materialidades vinculados a la infancia (re)producidos por dichas obras. No obstante, la construcción del catastro devino prontamente en una investigación en sí misma, debido, en parte, a la inexistencia de una base de datos comprensiva que listara la LIJ publicada en el periodo de nuestro interés y estableciera una distinción entre ésta y la literatura orientada a lectores adultos creada, editada y/o distribuida en Chile entre 1973 y 1989.

La constatación de esta falta de registros sitúa el estado del arte en Chile a una gran distancia respecto del de otros países de habla hispana que sufrieron quiebres democráticos a manos del autoritarismo —como es el caso Argentina o España—, en los que han sido posibles reconstrucciones detalladas de la circulación de LIJ de la época, debido principalmente a la disponibilidad de evidencia documental sobre los modos de producción y circulación de literatura para infancias y juventudes durante sus respectivas dictaduras.1

Al emprender la construcción de nuestro catastro, la ausencia de evidencia documental unificada sobre el ecosistema de la LIJ abrió un foco de investigación que no había sido considerado en la formulación inicial del proyecto. Aunque en un principio proyectamos acceder a un conocimiento práctico de los libros como técnica (techné),2 es decir, a una recopilación ordenada de obras preclasificadas como infantiles y juveniles, paulatinamente nos vimos en la necesidad de abrir una línea de indagación en torno a las cuestiones ético-políticas del trabajo con archivos y repositorios, con miras a comprender el rol del poder en la sistematización de información y la custodia de documentos y metadatos relativos a literatura para infancias y juventudes. Esta línea de pesquisa también nos movilizó a teorizar el trabajo con ausencias y silencios documentales en bases de datos, archivos y repositorios, algo que terminó por perfilar nuestra investigación como una indagación sobre las precariedades del trabajo documental histórico cuando se pretende investigar el periodo de tiempo que abarcó de la última dictadura cívico-militar en Chile, y más aún en materias de LIJ, ya que no ha sido objeto de investigaciones sistemáticas anteriormente.

Este escrito se centra en el proceso de construcción de un catastro de obras de LIJ creadas, traducidas, editadas y/o publicadas, en Chile durante los años 1973 y 1989. En él se proponen dos ejes de análisis: en primer lugar, una examinación de la relación entre las ausencias documentales, los silencios archivísticos y la praxis investigativa del equipo; y, en segundo lugar, las estrategias compensatorias ideadas para encarar la precariedad documental enfrentada en la elaboración del catastro. De este modo, buscamos dar cuenta de un desplazamiento del foco de la investigación producto de la ausencia de datos3 que pone en evidencia los elocuentes silencios existentes en los registros documentales oficiales, y las dificultades e inconsistencias de una investigación planificada fiándose de la existencia de registros o bases de datos “completos”.

En los siguientes apartados presentaremos brevemente el concepto de biblioclastia —marco teórico aglutinante en la comprensión de los vacíos archivísticos y documentales del campo— para luego avanzar hacia una panorámica de las metodologías de catastro y las estrategias exploradas en nuestro intento de (re)construir las historias de publicación y circulación de LIJ producida en Chile entre 1973 y 1989. Finalmente, ofreceremos un panorama de algunos alcances, límites y contribuciones de esta labor a la investigación en torno a literaturas para infancias y juventudes.

Hacia actualizaciones del concepto de biblioclastia

Aunque puede entenderse la biblioclastia como cualquier tipo de destrucción bibliográfica,4 las transformaciones experimentadas en materia de formas, formatos y materialidades de lectura, así como la expansión de las prácticas lectoras hacia soportes alternativos al libro físico han exigido matizar y repensar la biblioclastia en términos de sus sujetos, objetos y dispositivos.5 Dentro de las conceptualizaciones contemporáneas del término destaca la articulada por las investigadoras del Centro Argentino de Información Científica y Tecnológica (CAICYT) Bosch y Carsen,6 quienes definen la biblioclastia como aquellas “conductas, prácticas, procedimientos, dispositivos y políticas que conducen a la destrucción, desvalorización o invisibilización de recursos de información y conocimiento, de los espacios físicos donde se alojan y circulan, y que atentan contra las personas que se relacionan tanto con esos recursos como con esos espacios físicos.”7 El marco conceptual de Bosch y Carsen posibilita una serie de aperturas provechosas a la hora de entender las prácticas contemporáneas de biblioclastia puesto que, en primer lugar, su definición permite ampliar el foco desde la destrucción del libro físico y su espectacularización hacia la obstaculización del acceso a la información. Esta operación diversifica tanto el conjunto como el tipo de acciones identificables como biblioclásticas. En sintonía con esto último, Carsen también amplía el rango de sujetos que padecen y ejercen la biblioclastia hacia personas e instituciones.8 Este giro hacia la obstaculización del acceso a la información, sus dispositivos, modos y sujetos-objetos involucrados amplía el campo de acción de la biblioclastia hacia formas de control y restricción de la información que no descansan solo en la destrucción de fuentes, y considera prácticas discursivas y performativas como dispositivos biblioclásticos.9

A lo largo de este texto se empleará el término biblioclastia como concepto aglutinante a la hora de comprender los silencios, vacíos y omisiones vinculados a las restricciones de acceso a fuentes de información durante nuestra pesquisa. No obstante, al centrarnos en describir las estrategias empleadas para sortear la ausencia de datos oficiales sobre LIJ publicada durante la dictadura chilena, pretendemos también ofrecer reflexiones conceptuales y metodológicas para trabajar con la ausencia documental y la biblioclastia en bases de datos, archivos y repositorios.

Pensando la biblioclastia y la ausencia en los archivos documentales de LIJ

La teorización de Bosch y Carsen10 aborda los componentes del dispositivo biblioclástico, es decir, aquellas prácticas que tienen por consecuencia la obstaculización del acceso a la información. En ello se asume la existencia de información a la cual acceder, y que esta ha sido puesta fuera de alcance. No obstante, al comienzo de nuestra investigación, la ausencia de registros unificados de LIJ publicada entre 1973 y 1989 puso en evidencia una ausencia documental de otra naturaleza, en la que el acceso a la información no se encontraba mediado por una obstaculización vigente, sino más bien determinado por las prácticas de registro, valoración y manejo documental de agentes institucionales, autorales y editoriales involucrados a la producción, circulación y conservación de LIJ en Chile. Esto suscita reflexiones sobre la inexistencia de proyectos de construcción de archivos y repositorios relacionados a la infancia y, en particular, conjuntos documentales que atestigüen la publicación y circulación de LIJ durante la dictadura cívico-militar.

En el caso de la investigación que hemos estado llevando a cabo, la biblioclastia denunciada por las investigadoras del CAICYT resulta difícil de afirmar sin considerar el impacto que genera la ausencia. Es precisamente por esta razón que una parte fundamental de nuestra labor de pesquisa y catastro ha involucrado el registro de los silencios que emergen al intentar reconstruir la historia de la LIJ en Chile. De este modo, el giro que dio nuestra investigación involucra no solo evidenciar las dificultades metodológicas del trabajo de archivo documental, sino también la visibilización de los silencios y las ausencias institucionales como hallazgos de la investigación.

El primer paso en la construcción de un catastro de libros publicados en dictadura es la identificación de fuentes oficiales que permitan acceder a la información deseada de manera organizada. En ello, archivos y repositorios tanto públicos como privados se perfilaban como prometedoras fuentes de información. En la búsqueda de instituciones estatales que pudieran proveernos con un catálogo detallado de literatura infantil y juvenil publicada durante la última dictadura cívico militar en Chile recurrimos al Registro de Propiedad Intelectual de Chile, la Biblioteca Nacional, su Archivo de Referencias Críticas y su Registro de Depósito Legal, la Biblioteca Nacional del Congreso, la Junta Nacional de Jardines Infantiles (JUNJI) y la Agencia ISBN, entre otros a ser detallados en apartados subsiguientes. El fruto principal de estas indagaciones fue, como se mencionará más adelante, un conjunto diverso y desigual de listados de libros publicados en Chile que no incorporaba datos sobre la potencial audiencia de los libros; infantil, juvenil o adulta, un elemento central a nuestra investigación. La expectativa de adquirir un listado de libros publicados en el período de nuestro interés, y que éste considerase la división entre LIJ y literatura orientada a público adulto, da luces de una aproximación tan optimista como sesgada a los repositorios y sus respectivas técnicas de documentación y descripción. Esta disposición hacia la obtención de datos se sustentaba en la presunción de que en ellos se incluirían audiencias intencionadas, en tanto estas serían parte del contexto de producción de las obras. Sin embargo, más allá de las expectativas del equipo investigativo en torno a las descripciones presentes en los repositorios consultados, la ausencia de lo infantil y lo juvenil como metadatos valorables y rescatables puede vincularse al lugar que ocupan infancias y juventudes en el ecosistema de la producción de conocimiento en nuestro país.

La definición de archivo que empleamos en nuestra investigación amalgama nociones tradicionales del vocablo polisémico (archivo como continente, institución y conjunto documental). Es decir, entendemos el archivo como un conjunto documental producido en el transcurso de las actividades de una persona, organismo o institución11 y también como una extensión de prácticas de poder, control y sujeción histórica que influyen en los ejercicios y arquitecturas de producción y retención documental.12 Desde la segunda mitad del siglo veinte, la incorporación del poder como categoría de análisis en la formación y permanencia de colecciones documentales en archivos y repositorios ha perfilado a las omisiones, los silencios y las ausencias presentes en ellos como objetos de investigación.13 Esta apertura investigativa intenciona el reconocimiento de las subjetividades que convergen en la disponibilidad y posteridad documental, y busca hacer visible la red de decisiones, agencias y políticas que determinan qué registros documentales son valorados, valorizados y qué información es organizada, catalogada y puesta a disposición para las comunidades.14 En la misma línea y siguiendo la tradición crítica de Hayden White, Bernasconi et al.15 postulan que las tecnologías involucradas en la creación de archivos y repositorios documentales están “íntimamente implicadas en la producción de conocimiento y de acción práctica”. En su exploración de las tecnologías de la memoria y violencia política, las autoras analizan cómo las tecnologías de documentación y registro se encuentran imbricadas en relaciones de poder que “se configuraban de manera distinta según los propósitos para los que se utilizaba la documentación en diferentes momentos sociopolíticos”.16 Es decir, los archivos documentales, y la presencia o ausencia de repositorios, debe examinarse a la luz de la diversidad de proyectos e iniciativas que convergen en su uso y valoración, e integrar tanto dimensiones testimoniales, memoriales e identitarias como aquellas vinculadas a su funcionalidad como catalizador de procesos administrativos.

Entre las posibles razones de la existencia de silencios en archivos y repositorios, Fowler17 señala la incidencia de la extraoficialidad e informalidad a la hora de documentar y conservar registros de actividades y decisiones. Es decir, aquellos registros inexistentes en el presente podrían deberse a incumplimientos o negligencias administrativas o, en escenarios más siniestros, al ocultamiento intencionado de información que pudiese tener implicancias políticas. El mismo autor propone que la existencia de sesgos en la recolección deliberada de información proveniente, por ejemplo, de personajes poderosos y ricos, funciona en detrimento de comunidades marginalizadas e ignora las necesidades de acceso a la información de potenciales usuarios interesados en el registro de acciones consideradas como periféricas a cierto momento histórico, algo que también es una forma más sutil de operación de poder.18

Una primera hipótesis que da cuenta de los efectos del poder en la conformación y conservación de archivos, y que podría explicar la escasa presencia de audiencias infantiles y juveniles en los registros editoriales a los tuvimos acceso, es que las literaturas infantiles y juveniles no han sido consideradas foco de investigación sistemática en Chile sino hasta recientemente. Si bien las infancias no son el único grupo afectado por omisiones en bases de datos, archivos y repositorios, la posición que niños y niñas han ocupado a lo largo de la historia exacerba esta omisión de múltiples modos.19 De hecho, el encuentro con fuentes creadas por jóvenes en colecciones de archivos constituye un problema para historiadores de la infancia, como ha sido registrado por Heywood20 y Musgrove et al.,21 entre otros académicos del campo. Heywood hace una apreciación sobre este lugar único que ocupa la niñez y lo asocia a la producción de conocimiento, y es que la emergencia de la niñez como sujeto de investigación es reciente a nivel global. En este sentido, Heywood apunta a las investigaciones de Philippe Ariès, recién en la década de 1960, como las que intensifican la postura de que la infancia es una construcción socio histórica y una categoría separada de la adultez que puede y debe ser investigada.22 Omisiones a infancias en registros archivísticos han sido menos estudiadas, pero Freeman y Kuecker mencionan que, aun cuando perspectivas y comunidades marginadas son incluidas en los archivos, “a menudo no se consideran lo suficientemente importantes como para mencionarlas en las descripciones de colecciones, catálogos y metadatos.”23 Por lo tanto, la ausencia del marcador de infancias y juventudes en las listas de libros halladas puede entenderse como una biblioclastia a nivel de prácticas, es decir, un conjunto de acciones que invisibilizan la infancia como un sujeto de estudio, las cuales concluyen en silencios que, en este caso, dificultan la investigación sobre LIJ en un determinado período de tiempo.

Hacia la construcción de un catastro de literatura infantil y juvenil de la dictadura

Al asumir la creación de un catastro de LIJ publicada y/o que circuló en dictadura, aproximarnos a la recolección de datos supuso dos desafíos: delinear, al menos, los límites y las aperturas de la definición de lo infantil y lo juvenil como categorías literarias y géneros editoriales; y encontrar formas de acceder a las obras dentro del periodo de nuestro interés o al registro de su existencia. Del mismo modo, distinguimos como 'catálogos' los archivos, repositorios, bibliotecas y librerías, entendidos como registros generales de las obras o piezas que están o han estado a su resguardo, mientras que identificamos la base de datos que estamos conformando a través de nuestra investigación como 'catastro', ya que se trata de un censo pormenorizado de las obras identificadas sin que necesariamente hayamos accedido directamente a ellas o que sea posible hacerlo. Entonces, los catálogos consultados vendrían a conformar “corpus positivos” de libros existentes, mientras que nuestro catálogo se constituye como un índice de libros que dejaron registro de su existencia, también un “corpus positivo” pero con un matiz especulativo.

Nuestra metodología se nutre de tres aproximaciones que hemos adaptado para (re)construir un catastro de LIJ publicada entre 1973 y 1989 en Chile: la lectura distante,24 la apertura a la serendipia25 y la aproximación colaborativa hacia la (re)colección de datos con las fuentes y subjetividades que han aportado a nuestro catastro.26 A continuación, profundizamos y ejemplificamos estas tres estrategias para recopilar información sobre libros.

Lectura distante a las categorías de infantil y juvenil

Moretti27 define la lectura distante como una aproximación a la historización literaria centrada en el catastro de las tendencias del ecosistema literario, suspendiendo momentáneamente examinaciones orientadas al texto para dar lugar a panoramas de las interacciones entre los distintos agentes que convergen en la producción y circulación de literatura (infantil o no). La lectura distante propuesta por Moretti nos permite acercarnos, al menos en esta primera etapa de nuestra investigación, a la identificación de las interacciones entre agentes del ecosistema literario. Esto implica trazar las relaciones entre instituciones, actores, agentes e individuos clave que podrían contribuir a la construcción del catastro. Simultáneamente, la amplitud de foco se presenta también como un apoyo y descanso metodológico que nos permite optimizar el tiempo y la energía invertidos en el catastro, suspendiendo la necesidad de ahondar de manera inmediata en obras específicas, en miras a poder componer, o al menos delinear, mapas de flujos e identificación de agentes vinculados al libro y las lecturas infantiles y juveniles durante la dictadura en Chile.

Figura 1
Registro de fuentes consultadas a lo largo del proceso de catastro

Gráfica de elaboración propia

En la figura 1 se organizan las distintas instituciones que fueron consultadas. A lo largo de nuestra investigación, recurrimos a catálogos sistematizados no comerciales como el Catálogo Unificado de la Biblioteca Nacional (pesquisando el catálogo de la Biblioteca Nacional y el del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas), el Archivo de Referencias Críticas, World Catalogue, el Archivo Nacional de la Administración (ARNAD), y las bibliotecas del Ministerio de Educación y del Congreso Nacional. Para complementar la información bibliográfica disponible en los catálogos antes mencionados, también incursionamos en catálogos comerciales en línea como Buscalibre, Abebooks y Mercadolibre. En simultáneo, se realizaron solicitudes a la Agencia ISBN de Chile, al Servicio Nacional del Patrimonio Cultural y al Registro Nacional de Propiedad Intelectual, además de consultar de manera presencial diversas bibliotecas públicas, escolares, personales y distintos puntos de comercialización de libros nuevos y usados en Santiago, Valparaíso, Villarrica, Temuco, Puerto Montt y Puerto Varas. Todas las búsquedas y solicitudes de información emplearon como filtro el rango de fechas de nuestro interés, y las materias y palabras clave 'infantil', 'juvenil' 'infantojuvenil', 'niños', 'infancia', 'cuento', 'adolescente' y 'jóvenes'.28 Esto último, sin obviar la naturaleza rizomática de la búsqueda, en la que un título, un autor o una editorial fueron, muchas veces, puntos de fuga hacia encuentros inesperados con otros actores del ecosistema editorial, y generaron expansiones de las categorías literarias de lo infantil y lo juvenil.

La lectura distante nos permite reconocer la multiplicidad de agencias presentes en el ecosistema editorial, pero principalmente, aquellos agentes estatales y privados involucrados en la comercialización, registro, resguardo y distribución de literatura para infancias y juventudes. Tras las primeras indagaciones decidimos considerar dos entradas para nuestro catastro: los libros como fuente primaria y los registros encontrados en catálogos e instituciones como fuente secundaria. Estas entradas se complementaban en algunas ocasiones, pero en otras se contradecían, aspecto que se comentará más adelante. Para los libros como fuente primaria, consultamos librerías de libros usados y librerías independientes, tiendas online de venta de libros de segunda mano y bibliotecas regionales públicas y municipales. De este modo, la categoría de lo que consideramos como infantil y juvenil para efectos del catastro se construyó con lo que las secciones de las librerías y bibliotecas tenían en sus estantes bajo esta definición y, a partir de esto, desde las editoriales y sellos que encontramos en estas búsquedas presenciales, que luego utilizamos de referencia para las búsquedas en catálogos online. Usamos como términos de búsqueda los nombres de editoriales de la época, por ejemplo, Alicanto, Andrés Bello, Universitaria y Zig-Zag, no obstante, también incluimos editoriales que no necesariamente suelen clasificarse como infantiles y juveniles como Ediciones LAR (Literatura Americana Reunida), ya que esta editó una versión de Cielografía de Chile de Floridor Pérez, que había sido publicado anteriormente por la desaparecida Colección Cuncuna de la Editorial Quimantú, junto a otros títulos orientados a primera infancia. O, también, editoriales u otras empresas que sin ser ésta su actividad principal, publicaron colecciones completas de libros orientados a niños/as y jóvenes, como es el caso de la “Biblioteca de oro del estudiante” publicada por Revista Vea, conformada principalmente por textos clásicos de literatura universal acompañados de un resumen, un análisis y biografía del autor.

Cuando accedimos a fuentes primarias, a los libros directamente, les tomamos fotografías de respaldo. Cuando incorporamos libros a partir de información secundaria, catálogos y registros documentales institucionales, consignamos la fuente e incorporamos un enlace a su sitio web para complementar la entrada en nuestro catastro. Por otro lado, motores de búsqueda como GoogleBooks permitieron orientar la búsqueda, sin embargo, no incluimos registros online fuera de los institucionales, ya que desconocemos la fidelidad de esa información, y no teníamos acceso a los libros físicos para corroborarla. Por lo tanto, en la categoría de lo infantil y juvenil no solo incluimos obras que se encuentran en colecciones editoriales orientadas explícitamente a lectores infantiles, o que presentan evidentes intenciones didácticas, sino también triangulamos con aquellos libros que formaban parte de los planes de lectura complementaria de la dictadura (a través de una búsqueda en los archivos del Archivo Nacional de la Administración, ARNAD, donde encontramos decretos emitidos por el Ministerio de Educación de la época que aprobaban o indicaban la caducidad de ciertos libros como Material Didáctico Complementario de la Educación chilena)29 y las instituciones educativas de la época, los libros que a posterior. han sido catalogados por bibliotecas o librerías como “infantiles” o “juveniles”, y también aquellos que hubiesen circulado entre niños y/o jóvenes, como el ya mencionado ejemplo de Cielografía de Chile. Algo que sí decidimos dejar fuera de nuestro corpus son las representaciones de infancia, es decir, relatos que no cumplen con ninguna de las condiciones anteriormente mencionadas, pero incorporan a un personaje o alguna mención a un niño/a o joven.

Esta aproximación hacia las categorías literarias de lo infantil y lo juvenil, porosa y en constante diálogo con los diversos agentes involucrados en los circuitos de producción, circulación y afectación literaria, presenta un desafío que complejiza y enriquece los horizontes de nuestra investigación. Al mismo tiempo, esta metodología trae consigo un pronóstico productivamente desalentador: la imposibilidad de un cierre definitivo del catastro que estamos elaborando, en tanto entendemos lo infantil y lo juvenil como categorías permanentemente móviles y permeables. De este modo, aunque potencialmente incompleto, se presentaría la oportunidad de construir un catastro que responda, problematice y evidencie la complejidad de las categorías editoriales y géneros literarios que pretendemos catastrar.

Apertura a la serendipia y desarrollo oblicuo del catastro

En un segundo orden, y desde los aportes metodológicos en el campo de los estudios en literatura infantil, nos plegamos a las reflexiones de Kidd et al. sobre el lugar que ocupa la serendipia en la experiencia investigativa, y particularmente en las exploraciones de archivos y repositorios documentales. La serendipia, o el hallazgo accidental de algo valioso, no solo ilumina el lugar que ocupa la casualidad en el encuentro con datos que podrían resultar relevantes o curiosos, sino que también pone énfasis en la figura de quienes investigan y sus capacidades para hacer de aquellas confluencias fortuitas que, de algún modo u otro, han salido igualmente al encuentro con los investigadores. Este tipo de disposiciones hacia la investigación se alinean con el asombro y la duda que logran suscitar los datos30 y que detonan la apertura de nuevas interrogantes y vías de exploración, aportando al crecimiento oblicuo del catastro que estamos construyendo.31

Un ejemplo de la serendipia en nuestros encuentros con LIJ publicada en dictadura y su contribución al crecimiento oblicuo y no pronosticado del catastro fue el hallazgo de un ejemplar del libro De Loros y Sapitos. Esta obra, escrita por Saúl Schkolnik y ganadora del Primer Concurso Latinoamericano de Literatura Infantil de la UNESCO, no se encontraba ingresada en los catálogos de la Biblioteca Nacional ni del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas y fue encontrado en una de nuestras búsquedas presenciales en bibliotecas. Además de insumar nuestro catastro, este encuentro abrió una ventana de exploración, no abordada en este escrito, hacia las participaciones puntuales de artistas de otros ámbitos en libros para la infancia, a partir de las ilustraciones del ejemplar, realizadas por Noralia Schkolnik, hija del autor y artista visual sin otros vínculos con la publicación de libros para la infancia.

Los crecimientos oblicuos teorizados por Kathryn Bond-Stockton refieren a modos de expansión que desbordan lo lineal y desafían las lógicas de utilidad inmediata —como lo sería, en el caso de un catastro, el aumento o progresión proporcional en el número de entradas o títulos ingresados. Este growing sideways, aunque inicialmente aplicado a la figura de le niñe queer(ificade), o más bien a la extrañeza misma de las infancias, creemos puede extenderse a encuentros que logran extrañar la búsqueda lineal y entramar agencias humanas (como las de las y los investigadores) y más-que-humanas (los documentos, libros, y otras tecnologías de registro). Desde esta perspectiva metodológica se enriquecen y ponen en valor la totalidad de constelaciones de datos reunidos, desafiando jerarquías de utilidad, nociones tradicionales de progreso, y expectativas de exhaustividad y completitud asociadas con las labores de investigación académica. El crecimiento oblicuo de nuestro catastro responde a la imposibilidad de registrar un orden y linealidad en vista de los vacíos y silencios con los que nos encontramos, mientras que los hallazgos accidentales son una forma de responder a nuestras expectativas como investigadores respecto a lo que los archivos pueden entregar.

Aproximaciones colaborativas a la construcción del catastro

En un tercer y último orden, una aproximación colaborativa a las labores de catastro nos invita a pensar en los distintos agentes del ecosistema editorial y lector —libreros/as, coleccionistas, autore/as, ilustradore/as, editore/as, diseñadore/as, anticuario/as, archivero/as y bibliotecólogo/as— desde un paradigma de modestia epistémica[32], poniendo especial énribuciones e impresiones en torno al catastro, en tanto entendemos que el proyecto de (re)construir un ecosistema editorial del periodo dictatorial se encuentra entramado con historias personales, afectos y experiencias, de un rango tan amplio como potencialmente traumático.

En esta última dimensión, en la cual buscamos abrirnos a la colaboración con otros posibles agentes colaboradores, confluyen una multiplicidad de afectos y memorias. Importantes entradas al catastro surgen de la consulta a personas que fueron parte de circuitos editoriales o lectores durante la dictadura. Por ejemplo, una librera de Valparaíso a quién entrevistamos contribuyó ampliamente con su colección personal de libros de infancia, a la cual pudimos acceder y registrar. También hubo libreros que nos pusieron en contacto con coleccionistas, quienes a su vez compartieron desinteresadamente con nosotros algunas de sus piezas recolectadas a lo largo de los años.

Una apertura al testimonio supone también la comprensión del silencio, de la negación, y del vacío como parte constitutiva, e igualmente elocuente, de la polifonía testimonial de la dictadura chilena y su impacto. Al ensamblar nuestra orientación colaborativa con los aportes metodológicos de Bond-Stockton,33 Kidd et al. y Moretti, nos disponemos hacia la investigación y el encuentro con datos desde un prisma que reconoce el valor de aquellos encuentros y producciones epistémicas que son comúnmente pensadas como no provechosas.

(Meta)Datos, fuentes y dificultades en la construcción de un catastro de LIJ en dictadura

En la elaboración del catastro, decidimos complementar datos básicos de la catalogación bibliotecológica con información relacionada a la materialidad, permanencia e interacción de las publicaciones en el ecosistema literario de la época —considerando reediciones de los títulos durante el periodo, menciones en artículos periodísticos, posibles evidencias de censura, y otros aspectos que contribuyan a situar las obras en su contexto de producción y circulación histórica-. En sintonía con lo anterior, se consideraron un grupo de diez (meta)datos clave sobre las obras: (1) Título (2) Autor(es), (3) Ilustrador(es), (4) Editorial, (5) Año de publicación, (6) Serie/Colección, (7) Tiraje, (8) Reediciones dentro del periodo 1973-1989, (9) Notas sobre el material y (10) Recursos complementarios a las obras (entre ellos notas periodísticas, documentos anidados en el Archivo de Referencias Críticas de la Biblioteca Nacional, y también capturas archivadas de las entradas de los títulos en diversos catastros).34 En el caso de aquellosmos consultar de manera física, hemos optado por incluir una fotografía de portada, con la esperanza de poner en valor la materialidad de los libros catastrados, y también de registrar nuestro encuentro con ellos, así como nuestra aproximación interdisciplinaria con los libros, que incluye un interés por el estado de conservación, la visualidad, el diseño editorial, etc. En adición a los datos mencionados anteriormente, nuestro catastro también considera una columna en la que, en etapas posteriores de la investigación, pretendemos consignar las causales de censura que logremos identificar durante el proyecto.

En el transcurso de nuestras interacciones con fuentes bibliográficas y bibliotecológicas pudimos identificar y experimentar una variedad de dificultades, las que para efectos de la presente exploración han sido divididas en dos ejes. El primero guarda relación con la experiencia de usuario en dos de los catálogos consultados: el de la Biblioteca Nacional de Chile (BN) y el del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas (SNBP). La consulta de ambos catálogos fue realizada de manera remota, accediendo a ellos a través de los motores de búsqueda ofrecidos en sus respectivas páginas de inicio. Ambos catálogos poseen un tiempo límite (aproximadamente 10 minutos), después del cual tanto el historial de búsquedas como las pestañas abiertas en el navegador se reinician, devolviendo a los usuarios a la página de inicio del catálogo respectivo. Esto representó un desafío y un desgaste en términos logísticos, obligándonos a diseñar estrategias de conservación de información que nos permitiesen mantener la continuidad de nuestras búsquedas y exploraciones. Otro dato relevante sobre el funcionamiento de estos catálogos es que las URL de las entradas son dinámicas, es decir, los sistemas de búsqueda de ambos catálogos consultados no generan enlaces web permanentes para las búsquedas que se realizan, y, además, el contenido de ellas puede variar según la disponibilidad del material, incorporación o descatalogación de los ítems que arroja cada búsqueda. Para hacer frente a esta situación, decidimos implementar como procedimiento en la elaboración del catastro, registros de captura de pantalla de la búsqueda que insuma cada entrada, respaldando los resultados de las búsquedas en estos catálogos incluyendo los datos de los ingresos bibliotecológicos de los libros y las coordenadas temporales de cada hallazgo, utilizando las plataformas de preservación digital Archive Today y Wayback Machine (desarrollado por el Internet Archive).

Ambas herramientas nos permitieron crear imágenes estáticas de las URL asociadas a los ingresos bibliográficos, asegurando así la perdurabilidad de las fuentes primarias utilizadas en esta investigación y el acceso a ellas a futuros usuarios de nuestro catastro y eventuales nuevos investigadores. La captura de las entradas de los catálogos consultados también aportó temporalidad a nuestra investigación, situando la recopilación de datos en un rango de fechas particular, algo que cobra relevancia en tanto los campos de las entradas en los catálogos de la BN y el SNBP podrían sufrir futuras modificaciones. En este sentido, el archivar permite el rescate de fuentes que evidencian la veracidad de los datos que insuman nuestro catastro, a la vez que también posibilita, a través de fragmentos, la composición de un panorama del estado de las descripciones bibliográficas de LIJ en catálogos estatales. La práctica de archivar resultados de búsquedas web fue particularmente útil para contrastar la información con obras identificadas en catálogos comerciales, ya que nos permitió capturar la presencia libros supeditados a las lógicas de la compraventa —en muchos casos, primeras ediciones o ejemplares de circulación reducida-.

El segundo eje de dificultades guarda relación con los vacíos e inconsistencias presentes en las entradas de diversos catálogos estatales. Estas se relacionan principalmente con el ingreso erróneo o incompleto de materias y/o series y, como bien podría suponerse —a pesar de la presencia de una normativa de depósito legal por parte del estado chileno—, la ausencia de publicaciones alejadas de circuitos masivos de publicación y circulación. Esto, en paralelo a nuestra aproximación porosa a las categorías literarias de lo infantil y lo juvenil, ha convertido nuestra búsqueda en un proceso complejo y demoroso. Al navegar el Catálogo Unificado de la Biblioteca Nacional (BN), filtrando por materia infantil, juvenil y sus derivados, los resultados arrojados han dejado fuera colecciones de nuestro interés como la Biblioteca de Oro del Estudiante (libros de amplia circulación, vendidos como suplemento a la revista Vea durante 1987 y 1988, algunos de ellos declarados material didáctico por el Ministerio de Educación durante la dictadura). También hay casos en los que, a pesar de estar categorizadas como obras infantiles o juveniles en fuentes secundarias o reediciones posteriores, los libros no se encuentran indexados o descritos con materias que indiquen relación con público infantil o juvenil. Un ejemplo de esto último es la novela Historias de Amor y Adolescencia. (publicada por primera vez en 1986) de José Luis Rosasco, cuya reedición del 2013 por Zig-Zag fue incluida en la colección Viento Joven, además de figurar como recurso educativo en la web del Currículum Nacional con 'Literatura Juvenil' como palabra clave.

En el caso de publicaciones infantiles de sellos distintos a las principales editoriales del período —tales como Editorial Universitaria, Andrés Bello, Zig-Zag o Gabriela Mistral—, un caso notable de vacíos e inconsistencias puede hallarse en el proyecto editorial de Saúl Schkolnik, Editorial Alicanto, fundada en 1980 y activa tanto durante la dictadura como tras su fin, durante la llamada transición democrática. En nuestra visita a la Biblioteca Santiago Severín (Valparaíso, Región de Valparaíso), la biblioteca municipal Galo Sepúlveda (Temuco, Región de La Araucanía) y a la biblioteca del Colegio Andino Antuquelén (San José de Maipo, Región Metropolitana) nos encontramos con múltiples títulos indexados de la editorial que presentaban taxonomías detalladas de uso, idoneidad etaria y lectora: libros que el mismo autor, en su página legal, recomienda no emplear para evaluaciones, salvo mediante el uso de juegos o proposiciones creativas. Los títulos de Editorial Alicanto conservadas en la Biblioteca Santiago Severín y en la Biblioteca Galo Sepúlveda publicadas durante el periodo de nuestro interés ya figuraban en nuestro catastro, pero hubo una, encontrada por nosotros en la biblioteca del Colegio Andino Antuquelén, que había escapado el ojo de los catálogos: De loros y sapitos, ganador del Primer Concurso Latinoamericano de Literatura Infantil de la UNESCO en 1978.

Compuesto por dos cuentos breves, “Un loro en el gallinero” y “Por qué los sapitos son verdes” (una reversión de “El príncipe rana” de los hermanos Grimm), el libro de Schkolnik abre con la historia de un grupo de gallinas que, en un despertar de consciencia y a través de la acción colectiva, logran librarse del yugo de un loro invasor. El loro, que “nadie supo de dónde llegó,”35 fuerza a las gallinas a aumentar su producción de huevos y, a través de la coerción, logra acaparar la comida del gallinero antes de ser sacado del poder. A la luz de los tintes orwellianos de esta historia, cabe preguntarse si su ausencia de los catálogos estatales no responderá a un caso de censura, en tanto material potencialmente subversivo y figurativo de la situación política chilena durante la dictadura de Pinochet.

La ausencia de este título en los catálogos se conjuga con la presencia de información poco estandarizada en el catálogo de la BN, al menos en lo que respecta a la Editorial Alicanto. En la actualidad, existen ocho series relacionadas a la editorial, bajo títulos que responden a la taxonomía de su colección de literatura infantil: una codificación por colores y capacidad lectora —párvulos y preescolares, niños en proceso de aprendizaje de lectura, niños con buena comprensión lectora, y adolescentes—. Los veinte ingresos correspondientes a Alicanto en el catálogo de la BN se encuentran dispersos en dichas series, siendo la más numerosa Colecciones Alicanto de literatura infantil. Roja, con cinco entradas, más seis títulos accesibles al emplearse los términos de búsqueda 'Editorial Alicanto' en el campo 'Editor'. Dos de estas ocho series presentan variaciones de capitalización, lo que al momento de efectuar búsquedas se traduce en una atomización, un desmembramiento del cuerpo editorial, que a su vez dispersa los posibles encuentros con la colección.36

Nuestras consultas a catálogos como el del Archivo de Referencias Críticas, en paralelo a catálogos no gubernamentales, han contribuido al catastro de aquellas obras que, por serendipia o agencia política, han quedado fuera de los catastros estatales. El Archivo de Referencias Críticas ha sido particularmente útil a la hora de reconstruir la vida cultural de los libros y sus autores, permitiéndonos identificar intenciones de lectura infantil o juvenil, mientras que a través de catálogos como WorldCat, Abebooks, Mercadolibre y Buscalibre hemos dado con reediciones dentro del periodo 1973-1989, así como con publicaciones de escaso tiraje y circulación. Durante 2023, proyectamos realizar más visitas a bibliotecas y archivos escolares, en tanto les consideramos fuentes útiles para el registro de lecturas vinculadas a los currículos educativos y las lecturas obligatorias para niños, niñas y adolescentes en etapa escolar durante la dictadura.

En paralelo a nuestra exploración de catálogos, nuestros esfuerzos de rastreo involucraron solicitudes a diversas instituciones que creímos que podrían contribuir a componer un panorama de la producción editorial infantil entre 1973 y 1989. Hasta el momento, la solicitud más fructífera ha sido la que hicimos al Servicio Nacional de Patrimonio Cultural, a través de la Ley de Transparencia del Estado a mediados de 2022. Como respuesta a nuestra solicitud, la BN nos hizo entrega de un listado con 3.955 ingresos de libros publicados en 1979 —el año internacional del niño, en celebración del 20° aniversario de la Declaración de los Derechos del Niño— que son parte de las colecciones de la institución. Este listado, aunque cuantioso y útil, no se ajusta del todo a nuestro foco de investigación, ya que incluye libros publicados fuera del país y solo contiene los campos de Número de Sistema, Título, Autor, Clasificación Dewey, Editorial, Páginas y Año. También realizamos solicitudes a la Agencia Chilena de ISBN y al Departamento de Derechos Intelectuales (DDI), con la esperanza de conseguir un listado de los libros inscritos durante los años de nuestro interés. Sin embargo, nos indicaron que los registros de ISBN lamentablemente comienzan en 1991 en nuestro país, y en nuestras conversaciones con DDI se nos informó que las inscripciones de los libros publicados en dictadura se encuentran en un catálogo manual, ordenado alfabéticamente por nombre del autor y por título de obra, no por fecha ni género, por lo que no les sería posible identificar cuáles de los títulos podrían corresponder con las categorías de literatura infantil y juvenil.

esafíos, limitaciones y proyecciones de la investigación

La intersección entre archivos y LIJ chilena es un campo fértil y escasamente explorado, en particular si nuestro foco es literatura para infancias y juventudes producida durante la dictadura. Podemos hipotetizar que su fertilidad, y también su escasa exploración, se deben tanto a la dificultad de encontrar registros materiales como a la amplitud potencial del campo. Existe entonces el desafío —extensible a su vez a la historia y a la sociología de la lectura— de abrir nuestras definiciones de lo infantil y lo juvenil para incorporar agencias lectoras infantiles y juveniles entramadas con el campo editorial, con las instituciones de recomendación y con los circuitos de mediación lectora. Una de nuestras limitaciones ha sido el catastro de narrativas gráficas (revistas o cómics) producidas durante la dictadura, así como la revisión detallada de otras formas y soportes artísticos de la cultura para infancias y juventudes que germinaron durante el periodo: por ejemplo, obras de teatro, música, libros-objeto y fanzines. Esta limitación es, a su vez, una posibilidad y una invitación a investigadores y actores interesados en el campo de la LIJ chilena.

Durante la segunda mitad de nuestro proyecto, nuestro principal objetivo será expandir el grado de apertura de nuestro catálogo a contribuciones externas, esperando que esto posibilite el encuentro con testimonios y prácticas de censura. Con miras a fomentar las contribuciones de lectores, hemos confeccionado un Padlet con una muestra de títulos, en el que extendemos la invitación a colaborar con fotos de colecciones personales de LIJ publicada en Chile entre 1973 y 1989.37 Esta invitación contempla también la socialización de historias de lectura, reconociendo y poniendo en valor lo afectivo como motor en la construcción de nuestras herencias literarias personales y los patrimonios literarios comunitarios. Los aportes realizados en el Padlet serán incorporados a la versión final de nuestro catastro de LIJ publicada en Chile durante la dictadura, el que será puesto a disposición de la comunidad al finalizar la investigación.

Notas

  1. Por ejemplo, el caso argentino documentado por Florencia Bossié, Gabriela Pesclevi y Carolina Salvador, “Libros que muerden: una colección que resplandece”, en IV Jornadas de Intercambio y Reflexión acerca de la Investigación en Bibliotecología (La Plata, Argentina, 29-30 de octubre de 2015).
  2. Natalia Duque-Cardona y Juan Gómez. “La labor bibliotecaria o bibliotecológica: la necesidad de una práctica política en el Sur Global”, Escritos 31, n. 66 (2023): 106-125. http://doi.org/10.18566/escr.v31n66.a07
  3. Alexandra Ortolja-Baird y Julianne Nyhan, “Encoding the haunting of an object catalogue: on the potential of digital technologies to perpetuate or subvert the silence and bias of the early-modern archive”, Digital Scholarship in the Humanities 37, n. 3 (2022).
  4. Tomás Solari, María Victoria Ramos, Fernando Báez y Jorge Gómez, Biblioclastía: los robos, la represión y sus resistencias en bibliotecas, archivos y museos de Latinoamérica (Buenos Aires: Eudeba-Biblioteca Nacional-CAICyT CONICET, 2008).
  5. Tatiana Carsen, “Biblioclastia. Un concepto en evolución”, Anuario Basta Biblioclastia 1, n. 1 (2023): 144-162. https://revistas.unc.edu.ar/index.php/abb/article/view/40449
  6. Mela Bosch y Tatiana Carsen. “Biblioclastia: vocabulario controlado para la ampliación y profundización del concepto”, Documentos del Laboratorio de Información del CAICYT 1, n. 3 (2016): 1-31.
  7. Ibíd., 10.
  8. Tatiana Carsen. “Biblioclastia”.
  9. Mela Bosch y Tatiana Carsen. Biblioclastia: terminología y definición de un concepto. En Foro de Investigación Universitaria en Museología, Archivología y Bibliotecología. Facultad de Filosofía y Humanidades. Universidad Nacional de Córdoba.
  10. Ibíd.
  11. Joaquín Ramos. Curso práctico de archivística (Santander: Centro Técnico de Estudios, 1999).
  12. Terry Cook, Helen Terry y Samuels Willa. Controlling the Past: Documenting Society and Institutions: Essays in Honor of Helen Willa Samuels (Chicago: Society of American Archivists, 2011).
  13. David Thomas, “Introduction”, en The silence of the archive, ed. por David Thomas, Simon Fowler y Valerie Johnson (London: Facet Publishing, 2017), xvii.
  14. Ibíd., 43; Rodney Carter. “Of things said and unsaid: Power, archival silences, and power in silence”, Archivaria61 (2006): 230.
  15. Oriana Bernasconi, Elizabeth Lira y Marcela Ruiz, “Political Technologies of Memory: Uses and Appropriations of Artefacts that Register and Denounce State Violence”, International Journal of Transitional Justice 13, n. 1 (2019): 15. https://doi.org/10.1093/ijtj/ijy033
  16. Ibíd., 20.
  17. Fowler, Simon. “Enforced Silences”, en The silence of the archive, 1-43, ed. por David Thomas, Simon Fowler y Valerie Johnson (London: Facet Publishing, 2017).
  18. Michel- Rolph Trouillot, Silencing the Past: power and the production of history (Boston: Beacon Press, 1995).
  19. Melissa Freeman y Elliot Kuecker, “Children's Creations and Archiving Practices: Methodological Matters Special Issue Introduction”, Qualitative Inquiry (2023).
  20. Colin Heywood. A History of Childhood. Children and Childhood in the West from Medieval to Modern Times (2nd edition) (Cambridge UK: Polity, 2018).
  21. Nell Musgrove, Carla Pascoe y Kristine Moruzi, eds., “Hearing children 's voices: Conceptual and methodological challenges” en Children's voices from the past: New historical and interdisciplinary practices (Switzerland: Palgrave Macmillan, 2019).
  22. Leena Alanen. “Generational Order” en The Palgrave Handbook of Childhood Studies, ed. por Jens Qvortup, William Corsaro y Michael-Sebastian Honig (UK: Palgrave Macmillan, 2009).
  23. Ibíd. Los autores citan a Kristine Alexander. "Can the Girl Guide Speak?: The Perils and Pleasures of Looking for Children's Voices in Archival Research." Jeunesse: Young People, Texts, Cultures 4, n. 1 (2012): 132-145.
  24. Franco Moretti, Graphs, maps, trees: abstract models for a literary history (Londres: Verso, 2005).
  25. Kenneth Kidd, Lucy Pearson y Sarah Pyke, “Serendipity and Children's Literature Research in the Library”, en International Research in Children's Literature 9, n. 2 (2016): 162-178.
  26. ​​Eric Ketelaar. “Recordkeeping and Societal Power”, en Archives: Recordkeeping in Society, ed. por Sue McKemmish, Michael Piggott, Barbara Reed y Frank Upward (United Kingdom: Chandos Publishing, 2005).
  27. Moretti, Graphs, maps, trees.
  28. Los libros orientados a niños y jóvenes, como género literario y como género editorial, son un fenómeno relativamente reciente y su denominación ha cambiado notablemente, tanto dentro de los campos de estudios literarios, culturales y de infancia como desde la bibliotecología y la archivística, lo que dificulta las búsquedas bibliográficas ya que no se cuenta con términos unificados ni estandarizados para su utilización como metadatos. Por ejemplo, para el caso de Argentina y Colombia, ver respectivamente: Vulponi, A. “Sobre la conformación de un género y de un clásico: avatares en la edición de literatura infantil y juvenil argentina”, Revista Pelícano, 3 (2017): 101-113. https://doi.org/10.22529/p.2017.3.10 y Borja Orozco, M., A. A., Galeano, y Y. Ferrer Franco, “Los conceptos de literatura infantil y juvenil, su periodización y canon como problemas de la literatura colombiana.”, Estudios De Literatura Colombiana, 27 (2011):157–177. https://doi.org/10.17533/udea.elc.9702
  29. Los decretos emitidos por el Ministerio de Educación de la época, referidos a la autorización o no de ciertos libros para ser utilizados en establecimientos educacionales, junto a otras disposiciones ocasionales, puede considerarse como un mecanismo de censura soterrada. Para más información ver el artículo Véliz, Soledad; Saona, Ignacia y Ja'nos Kovacs, “Censura de Literatura Infantil bajo dictadura: el caso de la Colección Cuncuna, de Quimantú”, CiperChile (25 de septiembre de 2023). https://www.ciperchile.cl/2023/09/25/censura-de-literatura-infantil-bajo-dictadura-el-caso-de-la-coleccion-cuncuna-de-quimantu/
  30. El concepto original de MacLure es wonder, un vocablo polisémico. En su función como parte de una frase verbal, el término puede referir tanto a la acción de preguntarse o cuestionarse algo (to wonder about). Como adjetivo, wonder puede entenderse como una maravilla, algo que llama la atención y produce asombro en sus observadores. Para más información ver artículo de Maggie MacLure “The Wonder of Data”, publicado en 2013 en la revista Cultural Studies ↔ Critical Methodologies.https://doi.org/10.1177/1532708613487863.
  31. Kathryn Bond-Stockton, The Queer Child, or Growing Sideways in the Twentieth Century (Estados Unidos: Duke University Press, 2009).
  32. Ver Helma van Lierop-Debrauwer. “Children's Literature: A Joint Venture,” International Research in Children's Literature 15, n. 3 (2022): 249-263 y Karin Murris, “The Epistemic Challenge of Hearing Child's Voice”, Studies in Philosophy and Education 32, n. 3 (2013): 245-259.
  33. Bond-Stockton, The Queer Child.
  34. La necesidad y pertinencia de conservar capturas de pantalla de las búsquedas web realizadas en el marco de esta investigación se abordará más adelante en este texto.
  35. Saúl Schkolnik, De loros y sapitos (Chile: Editorial Alicanto, s.f.), 8.
  36. Un ejemplo de variaciones en el catálogo del SNBP son “Series Alicanto de literatura infantil. Rojo” y “Series alicanto de literatura infantil. Rojo”. Ambos puntos de entrada se diferencian solamente por la A mayúscula en la palabra 'alicanto', un detalle que termina por atomizar y dispersar el cuerpo editorial de Saul Schkolnik.
  37. Padlet denominado “Proyecto producción y recepción de literatura infantil en Chile (1973-1989)”, disponible en el siguiente enlace: https://padlet.com/censuralij/proyecto-producci-n-y-recepci-n-de-literatura-infantil-en-ch-z8fuqxo68ptq26ud

Bibliografía

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Nota de financiamiento

Esta publicación se desarrolló en el marco del proyecto “Infancia y censura en la producción de literatura infantil en Chile (1973-1989)”, financiado por el Fondo del Libro y la Lectura, Línea Investigación, folio N.° 634892, convocatoria 2022. Una versión preliminar de este texto fue presentada en la Mesa 90: Teoría y metodología en los estudios sociales sobre el libro, la edición y la lectura, del IV Congreso Latinoamericano de Teoría Social “Pensar global / Pensar local. La compresión del mundo contemporáneo”, desarrollado entre el 7 y el 10 de marzo, en Santiago y Valparaíso, Chile.