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“Corrió sólo y llegó segundo” : el Fortín Mapocho y la campaña para el plebiscito de 1988

"He ran alone and came in second": Fortín Mapocho and the 1988 plebiscite campaign

Dany Jerez Leiva *
Universidad de Santiago de Chile, Chile

“Corrió sólo y llegó segundo” : el Fortín Mapocho y la campaña para el plebiscito de 1988

Amoxtli, núm. 11, 2024

Universidad Finis Terrae

Recepción: 17 Abril 2023

Aprobación: 05 Marzo 2024

Resumen: El presente artículo busca analizar el discurso y contenidos del diario Fortín Mapocho entre fines de agosto y el Plebiscito del 5 de octubre de 1988, período marcado por una creciente movilización electoral y polarización política, ante la disyuntiva de si Augusto Pinochet seguiría como presidente por un período de ocho años. Como hipótesis, se propone que este medio de comunicación operó como un brazo comunicacional del comando del No (opción contraria a la continuidad de Augusto Pinochet en el poder) teniendo como público objetivo los sectores populares. Para ello, Fortín Mapocho asumió una tarea de concientización del electorado respecto a la confianza en el triunfo de la oposición al régimen y de que no se concretaría un fraude electoral, así como también utilizó el recurso de la caricatura para atacar a Pinochet y su gobierno.

Palabras clave: Fortín Mapocho, prensa de oposición, Augusto Pinochet, Plebiscito de 1988, comando del No, sectores populares.

Abstract: This article analyzes the discourse and content of the newspaper Fortín Mapocho between the end of August and the plebiscite of October 5, 1988. This was a period marked by growing electoral mobilization and political polarization in the face of the dilemma of whether Augusto Pinochet would continue as president for another eight years. As a hypothesis, it is proposed that this newspaper functioned as a communication arm of the "No" electoral command (the option against the continuation of Augusto Pinochet in power), with the popular sectors as its target audience. To this end, Fortín Mapocho undertook the task of making the electorate aware of their confidence in the triumph of the opposition against the regime and that there would be no electoral fraud, as well as using the resource of caricature to attack Pinochet and his government.

Keywords: Fortín Mapocho, opposition press, Augusto Pinochet, 1988 plebiscite, No headquarters, popular sectors.

Introducción

“Corrió sólo y llegó segundo” fue el titular principal del periódico chileno Fortín Mapocho días después del plebiscito que determinó el fin del régimen encabezado por Augusto Pinochet, como una forma de ironizar con el resultado favorable a la oposición. Esa frase es recordada, hasta la actualidad, como una de las expresiones más osadas de la prensa disidente al gobierno militar, que enfrentó varias complejidades para poder desarrollarse en un país donde el grueso de los medios de comunicación era de tendencia oficialista.

En lo que se refiere a la oposición a la dictadura chilena (1973-1990), esta ha sido estudiada desde diversos frentes, existiendo múltiples trabajos sobre la organización social y política de los disidentes al régimen. En el caso de la prensa, los estudios tienden a sostener que esta estuvo fuertemente controlada por el gobierno, dando pie a la entrega de informaciones que, con el paso del tiempo, se descubrió que no eran verídicas1. No obstante, se aprecia una falta de investigaciones más sistemáticas en torno a la forma que utilizó la prensa de oposición al régimen para poder operar en condiciones de fuerte censura y persecución.

Por otra parte, nos encontramos con uno de los momentos de mayor movilización electoral en torno a la dictadura ―ya fuera a favor o en contra de ella―, que fue el Plebiscito de octubre de 1988. Lo dispuesto en la Constitución de 1980, respecto de la sucesión presidencial, establecía que la Junta de Gobierno debía presentar un candidato para el próximo período. La nominación de Augusto Pinochet fue el punto de partida de una campaña electoral marcada por la creciente polarización social, de la cual la prensa también fue parte. Respecto de ella, lo que más se recuerda, o el aspecto sobre el cual se han escrito varios trabajos, tiene que ver con la franja exhibida en televisión. No obstante, apreciamos una falta de investigaciones acerca del rol que desempeñaron los medios de comunicación escritos, especialmente en un contexto donde la prensa de oposición al régimen había logrado tener un espacio, principalmente, en la radio y los diarios y revistas.

A partir de ello, nuestro objeto de estudio es un medio de comunicación escrito que tuvo un importante protagonismo en la segunda mitad de la década de 1980, cuando una parte de la oposición a Pinochet asumió que la forma más viable de terminar con su régimen era derrotándolo en las urnas, en el referéndum que estaba contemplado en la Carta Fundamental. Nos referimos al diario Fortín Mapocho, el cual ―como veremos más adelante― vivió una nueva etapa de la mano de dirigentes de la Democracia Cristiana en un escenario marcado por la expresión pública del descontento con la dictadura, a partir de la crisis económica de 1982.

Fortín Mapocho fue un medio que se caracterizó por estar dirigido a un público perteneciente a los sectores populares, mediante un lenguaje y enfoque noticioso que pretendía integrarlos a los medios de comunicación, dando cuenta de aquellas situaciones o problemas que los aquejaban. De este modo, analizar el Fortín Mapocho se convierte en un ejercicio relevante porque implica estudiar un medio escrito que tenía su interés radicado en la experiencia de los sujetos subalternos en un contexto político dominado por el autoritarismo y la coerción hacia sus demandas. Asimismo, se puede decir que el estudio del Fortín es también una forma de aproximarse al clima social y político que imperaba en los sectores populares en el período previo al Plebiscito de 1988.

Teniendo esto como antecedente, el objetivo de la presente investigación será el de analizar el discurso y la estrategia comunicacional adoptada por el diario Fortín Mapocho en el marco de la campaña para el Plebiscito de 1988. En concomitancia con ello, también nos proponemos examinar el contenido de aquellas informaciones y/o columnas políticas del diario; analizar el contenido de inserciones o publicaciones de organizaciones sociales y analizar el contenido y discurso de las piezas satíricas que hubiera en el diario, principalmente caricaturas o viñetas.

Nuestra hipótesis es que el diario Fortín Mapocho buscó incentivar la participación de los sectores populares en el Plebiscito de 1988 a través de la denuncia de posibles irregularidades, así como de la construcción de un clima de confianza los sectores populares, los cuales creían que podría haber un fraude electoral. En ese sentido, postulamos que Fortín Mapocho operó como un brazo comunicacional del comando del No, especialmente en un discurso dirigido a estos sectores sobre la posibilidad de vencer al régimen en las urnas, de manera pacífica, en la línea de lo propuesto por la Alianza Democrática. Para demostrarla, recurriremos a una metodología de trabajo basada en la revisión del diario, en el período comprendido entre el 30 de agosto (día de la nominación de Augusto Pinochet como candidato presidencial) y el 5 de octubre de 1988 (día del plebiscito), poniendo énfasis en las noticias de carácter político, social y gremial que hayan aparecido en sus páginas, aunque también se revisarán editoriales y columnas de opinión. Junto con ello, nuestro análisis considera el examen de la viñeta protagonizada por Margarita, que se ubicaba en la portada del diario. En consecuencia, primará un análisis cualitativo de los contenidos del Fortín Mapocho en el período considerado para la presente investigación.

Todo este análisis se guiará sobre el concepto de framing media, entendido como un marco que sirve para comprender fenómenos y una estructuración en el modo de comprenderlos2. Este marco puede ser utilizado en un contexto cultural, social o político y que puede ser explícito o implícito, dependiendo de las circunstancias y actores que intervienen en el proceso3. Como veremos a lo largo de este trabajo, el Fortín Mapocho operó bajo un discurso orientado hacia el triunfo de la opción No y, para ello, resultaba importante asumir una postura de información y de educar cívicamente a los sectores populares.

Una revisión del estado del arte sobre la prensa en el período permite tener una primera aproximación al escenario que enfrentaron los medios de comunicación escrita, especialmente a partir de la segunda mitad de la década de 1970. Al respecto, Danny Monsálvez y Javier González analizan el devenir de tres revistas opositoras a Pinochet: Cauce, APSI y Solidaridad, señalando que estos medios planteaban “una posición de disputa al discurso político oficial que emanaba desde las esferas del poder militar de turno”4. Por su parte, Eduardo Solís señala que un sector importante de la prensa, sobre todo en el ámbito escrito, se abocó a la tarea de contribuir a la “resistencia política y social”, especialmente a partir del año 19835. Como parte de ello, se destaca el carácter de denuncia que asumieron los medios opositores respecto de prácticas coercitivas como la tortura o las relegaciones, así como las desapariciones forzadas de personas, ocurridas en la década de 1970. Por otra parte, estas publicaciones buscaron analizar los efectos y el devenir de las medidas económicas adoptadas por el régimen, ya sea en el plano de los intereses empresariales, como también en el ámbito de la situación social que se vivía.

También se han hecho estudios más específicos respecto de algunos medios escritos de oposición a la dictadura. Uno de ellos, es el de Cristián Muñoz, quien aborda el desarrollo de la revista APSI y su papel en el proceso de renovación socialista, así como también su rol en materia de denuncias contra la dictadura6. Sobre este mismo medio está, también, el trabajo de Francisca Araya, quien aborda la historia misma de APSI y de sus integrantes7, así como el papel que desempeñó en la configuración de una prensa contraria a la dictadura. Con todo, apreciamos una literatura que identifica expresiones de oposición en la prensa durante la dictadura militar. Sin embargo, estos estudios se centran en una mirada más institucional, dejando de lado el rol que pudo haber jugado la prensa en dar cabida a aquellos sectores sociales que estaban marginados de los medios de comunicación oficialistas.

El contexto de la prensa chilena en Dictadura: de la (auto) censura a los primeros atisbos de disidencia (1973-1983)

Luego del golpe de Estado del 11 de septiembre, la vida nacional se vio transformada en múltiples ámbitos. La prensa no fue ajena al nuevo escenario marcado por el control, las restricciones y la persecución de quienes no eran vistos como simpatizantes del nuevo régimen. Ya desde el mismo día del golpe, la represión contra los medios de comunicación adeptos a la UP se manifestó a través del silenciamiento de aquellas radioemisoras proclives al gobierno de Salvador Allende8. En el caso de la prensa escrita, el advenimiento del régimen militar se tradujo en el cierre de diarios y revistas simpatizantes a la Unidad Popular, como fue el caso del diario Clarín, Las Noticias de Última Hora o la revista Chile Hoy. Estos medios sufrieron el allanamiento de sus dependencias, la detención de algunos de sus periodistas o directivos y la confiscación de propiedades donde funcionaban. La consecuencia inmediata de esta acción represiva fue que la prensa dejó de dar espacio a los sectores populares, impidiendo su expresión masiva, y fueron excluidos como fuentes de información9.­­­­

Como contraparte de esta situación, los diarios El Mercurio y La Tercera se convirtieron en los líderes de una prensa escrita que daba espacio a los lineamientos y posiciones oficiales del régimen militar en materias políticas, económicas y con respecto a la situación de los derechos humanos. Al mismo tiempo, desde el Ejecutivo se establecieron pautas y directrices comunicacionales desde la División de Comunicación Social (DINACOS) ―dependiente del Ministerio Secretaría General de Gobierno―, las cuales fueron seguidas por estos medios sin un ejercicio de reporteo que incluyera fuentes extraoficiales. A juicio de Carlos Huneeus, hubo un “apoyo voluntario de los directores [de los medios de comunicación] a la política oficial”10, generándose un clima de autocensura por parte de las autoridades de los medios de comunicación. Esta última se expresó, según Carmen Castro, en temas y personajes vetados de la prensa, así como listas de personas que tenían prohibido trabajar en medios de comunicación11. El ejemplo más dramático de esta concomitancia fue la llamada “Operación Colombo” o “Lista de los 119”, una maniobra comunicacional orquestada desde la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) en conjunto con fuerzas de seguridad de Argentina y Brasil, donde se crearon diarios ficticios, en los que se informaba la muerte de 119 chilenos, a la fecha desaparecidos, supuestamente como consecuencia de rencillas internas y ajusticiamientos ejercidos por el MIR. Esta información fue replicada, sin ningún cuestionamiento, por parte de los medios escritos oficialistas12.

En 1976, la situación de control estricto sobre los medios de comunicación escrita comenzó a sufrir cierto nivel de cambio con la aparición de la revista APSI (acrónimo de Agencia Publicitaria y de Servicios Informativos) que, en un principio, se enfocaba en temas internacionales, para luego ir dando cabida a reportajes sobre la situación interna. Un año más tarde, aparecieron las revistas Análisis (vinculada a la Academia de Humanismo Cristiano) y Hoy (ligada a la Democracia Cristiana, que había ido adoptando un rol opositor al régimen). Bajo este contexto, se comenzó a articular “un periodismo de denuncia y de disidencia”13, que también se expresó al alero de la Iglesia Católica y, más concretamente, a través de la revista Solidaridad. Esta publicación quincenal de la Vicaría del mismo nombre difundió el difícil contexto que afrontaban los sectores populares como consecuencia de las políticas económicas adoptadas por el régimen y por la represión14.

Prensa opositora en un marco de protestas y descontento social: el resurgimiento del Fortín Mapocho (1983-1987)

Hacia el año 1982, la crisis económica comenzó a expresarse en un elevado número de quiebras de empresas, lo que redundó en un incremento de la cesantía y la pobreza. Esta situación fue el germen para que la oposición a la dictadura comenzara a organizarse y expresara su descontento frente a la situación del país. En este escenario, la prensa fue un espacio donde los sectores moderados de la disidencia al régimen ―agrupados en la Alianza Democrática― comenzaron a plantear sus visiones respecto al escenario de crisis económica y social, así como también demandar una mayor apertura por parte de las autoridades de gobierno.

Con la primera jornada de protesta contra la Dictadura ―en mayo de 1983―, se marcó el inicio de un nuevo ciclo en el cual la oposición emergió como una fuerza capaz de plantear públicamente sus reparos frente a la dictadura y su política económica y de represión a los disidentes. Sin embargo, el régimen siguió recurriendo a la censura respecto de los medios opositores bajo una coyuntura marcada por un incremento en el número de acciones violentas, así como sus efectos, que derivaron en la declaración del Estado de sitio en noviembre de 1984 y que significó la censura sobre algunos medios de comunicación. En ese sentido, los servicios informativos de radio Cooperativa, devenida en uno de los medios más reconocidos como de oposición, fueron sometidos a constantes restricciones15. Una situación similar ocurrió con las revistas Cauce y APSI, cuya circulación estuvo prohibida durante varios meses16.

Bajo este contexto, se impulsa la puesta en circulación de medios de comunicación escritos con el fin de “captar a un público que había perdido la costumbre de leer diarios de oposición”17. Al respecto, varios estudios de mercado daban cuenta de una sensación de censura y autocensura de la prensa, lo que se había acentuado con el inicio de las protestas18. Así, emerge la idea de generar un diario que fuera una alternativa política y comercial a la prensa oficialista. Concretamente, la oposición decide sacar a circulación dos diarios; el primero, La Época, dirigido a la clase media y cuyo referente era El País de España (diario fundado luego del fin de la dictadura franquista)19; el segundo, Fortín Mapocho, un diario que nació en la década de 1940, al alero de los trabajadores de la Vega Central de Santiago, y que había surgido como un espacio gremial de estos. En 1984, Jorge Lavandero (dirigente de la Democracia Cristiana) adquirió la propiedad del medio, pasando este a ser un órgano abiertamente opositor a la dictadura militar, aunque el público esperaba que no fuera “puramente contestatario” contra el gobierno20. En un principio, Fortín era publicado como un semanario que sufrió problemas con las autoridades de gobierno, que no querían que el medio circulara 21 para, finalmente, tener una publicación diaria en 1987. El comité editorial estaba conformado por dirigentes de la Alianza Democrática, como Sergio Bitar, Claudio Huepe, Ricardo Lagos, Jorge Schaulsohn y Ricardo Solari. A partir de ello, queda de manifiesto que Fortín Mapocho asumía una línea editorial concomitante con la oposición moderada y que esperaba derrotar a la dictadura en un acto eleccionario, alejándose de la vía armada como fórmula para dicho propósito.

Los estudios de mercado que se hicieron en el período previo a la salida a circulación de Fortín daban cuenta de que se esperaba que el diario fuera “de verdad para el pueblo”, evitando “dirigirse exclusivamente a la clase política [...] sino a sectores desposeídos que necesitan información política, cultural, laboral y deportiva”22. Con ello, se demuestra que los sectores populares demandaban la existencia de un medio de comunicación que les entregara información clara y directa, haciendo periodismo o generando la información desde aquellos sectores que eran marginados de los enfoques editoriales de los medios de comunicación predominantes. En esa línea, el Fortín Mapocho estaba llamado a acercar los hechos políticos a los grupos sociales de menores ingresos, con el fin de mostrar sucesos o realidades que no eran recogidas por los medios oficialistas. Por otra parte, el hecho de que también se demandara información de carácter laboral, daba cuenta de un ánimo de los sectores subalternos por tener un espacio para poder expresar su posición o demandas frente a las autoridades, en un escenario de marcada precariedad y alta cesantía.

Lo anterior queda refrendado al analizar los datos entregados por Andrés Santa Cruz, quien plantea que el Fortín Mapocho era considerado el mejor diario por el 10,1% de las personas encuestadas en enero de 1988 (poco antes de que se cumpliera el primer año en circulación), superado por el diario La Época, El Mercurio y La Tercera, situación que se acentúa en los estratos bajos23. Con todo, tenemos un escenario donde el periódico era valorado positivamente por aquel público que era considerado como objetivo. En ese sentido, Fortín Mapocho tuvo la singularidad de integrar a sectores populares, golpeados por la crisis económica y la consecuente cesantía y que habían sido apartados, de manera forzosa, del debate público desde 1973. Esta inserción se plasmó en la configuración de un estilo sencillo, semi informal y directo para entregar noticias y espacios de opinión, sin caer en un lenguaje sofisticado o más conceptual de las revistas publicadas anteriormente. Una de las expresiones más representativas de esto sea la figura de Margarita, la caricatura de una adolescente que aparecía entregando mensajes frontales y hostiles al Gobierno (como veremos más adelante). Margarita, a diferencia de las caricaturas de los otros diarios, iba en la portada de Fortín Mapocho, con lo cual se establece una manera particular y también fuertemente expresiva del estilo de informar del medio. Por otra parte, la integración de organizaciones sindicales dentro del diario, a través de inserciones, entrevistas y columnas de opinión, fue otro de los rasgos distintivos del Fortín.

De este modo, tenemos un escenario en el que la irrupción de medios de comunicación disidentes al régimen militar incluyó a los sectores populares a través de un diario que se pensó como expresión de estos, a través del contenido, la forma en que era presentado y en elementos novedosos como la inclusión de una caricatura en la portada. La nueva etapa del Fortín estuvo orientada a ser el espacio de expresión e información para los sectores populares, especialmente en temas ligados a la política contingente y su evolución.

Fortín Mapocho y la campaña del Plebiscito de 1988

De acuerdo con lo establecido en la Constitución de 1980, el mandato de Augusto Pinochet se extendería por 8 años. Antes de que se cumpliera dicho período, el gobierno debía presentar un candidato para un nuevo período presidencial (1989-1997). Pese a las protestas iniciadas en 1983 y a la adopción de la política de Rebelión Popular de Masas por parte del Movimiento Democrático Popular (integrado por el MIR, el Partido Comunista, el Partido Socialista-Almeyda24 y otras colectividades de izquierda), la vía electoral emergió como la alternativa más viable para poder terminar con la dictadura. Esto se explica, principalmente, por la capacidad represiva mostrada por el gobierno frente a las protestas y de no hacer más que “concesiones puntuales y que ni siquiera sometería a discusión el asunto de la renuncia de Pinochet”25, así como del fracaso de la vía insurreccional del PC, tras el atentado contra el gobernante, en septiembre de 1986.

En agosto de 1988, la Junta Militar nombró a Pinochet como el candidato propuesto para el próximo período presidencial. Para amplios sectores de la oposición al régimen, la nominación de este resultaba algo fácil de prever, lo que se expresó en las páginas de Fortín, donde se acusa que Pinochet no cumple lo dispuesto por la propia Constitución. De acuerdo con la información publicada, Pinochet no podía ser candidato a la presidencia de la República, dado que “en su carácter de jefe de una de las ramas de la defensa nacional, tiene el encargo de asegurar la imparcialidad del acto eleccionario, la seguridad y el orden público, todas funciones que no puede realizar siendo candidato”26. Esta idea de que Pinochet sería nominado quedó comprobada el 30 de agosto ―día de la nominación― en la portada, la cual señala: “¿Adivine a quién designan hoy los cuatro generales?” y anunciando un “concierto nacional de cacerolas” contra el candidato27.

Conocida la nominación de Pinochet, Fortín Mapocho dio cuenta de una serie de manifestaciones en rechazo a la nominación de Pinochet ―que tuvieron lugar en diversos puntos de la capital―28. Al referirse al acto de nominación de Pinochet, el diario señaló: “Sobraron el boato, las fanfarrias y las inexistentes expectativas en la nominación oficial del candidato. Todo se hizo siguiendo fielmente el libreto que se viene redactando desde 1973”29, dejando en claro que nada de lo sucedido en el entonces edificio Diego Portales estaba fuera de lo esperado. Esta postura sería profundizada en el editorial, donde se señalaba: “la designación de Augusto Pinochet como candidato no constituyó sorpresa alguna [...]. También es cierto que el plebiscito que, en un principio era un mero trámite, se transformó en un escollo para las ambiciones de Pinochet”. Frente a ello, el editorial reafirma la necesidad de mantener una conducta “firme y unitaria” para lograr el triunfo del No, “augurando mejores días para Chile”30.

Una vez oficializada la nominación del candidato, el periódico dio cuenta de procedimientos que podrían hacer dudar de la correcta aplicación del proceso plebiscitario. El más claro ocurrió en los Registros Electoral y Civil, reparticiones en las que se hacían enormes filas para poder tramitar cédulas, lo cual no se podían llevar a cabo, ya que las personas afectadas denuncian ser víctimas de maniobras de obstaculización para no poder sufragar en octubre. Como lo aseveró una persona: “Fíjese que me tramitan porque quieren tramitarme nomás(…) Debo tener una cara de NO que no me la puedo”31. El dar a conocer este tipo de hechos, sería uno de los principales rasgos de la cobertura del medio en el período de campaña previo al referéndum como sucedió con la denuncia de que, en el marco de operativos policiales, personal de Carabineros estaba quedándose con cédulas de identidad de personas que eran sometidas a controles en Conchalí (zona norte de Santiago) (Figura 1)32. Este hecho no era menor, puesto que, para poder votar en el plebiscito, solo se podía concurrir con la cédula de identidad vigente y, al requisarla, se impedía a las personas afectadas concurrir a sufragar, considerando lo engorroso que podía ser sacar una nueva cédula. Desde la sección “Barrios y poblaciones” se denunciaba también que, durante la emisión de la franja electoral por televisión, algunas poblaciones sufrían cortes de electricidad.


Figura 1.
Fortín Mapocho (Santiago), 13 de septiembre de 1988, 15.

Mientras se denunciaban los sistemáticos intentos por dificultar el proceso de inscripción electoral, Fortín Mapochodaba cuenta de cómo el comando del No estaba preparando un sistema de conteo paralelo, con el objetivo de evitar cualquier intento del régimen por desconocer el resultado. Otra de las preocupaciones que expresa el diario, es la de informar a la ciudadanía sobre el procedimiento electoral. Para eso, se da cuenta de la aplicación de “ensayos” de votación, los que son ampliamente difundidos por Fortín, ya que se pretende “poner a prueba el sistema de información que tiene el comando del NO, así como enseñar a votar a los ciudadanos que no saben o no recuerdan cómo hacerlo”, considerando que el último acto eleccionario había tenido lugar en 198033. A partir de esto último, podemos inferir que el diario intenta atraer al electorado con un mensaje de confianza no solo en el proceso en sí mismo, sino también en que el proceso estará vigilado por un sistema sólido que está siendo probado para operar con la mayor rapidez y veracidad posible. A nuestro juicio, con ello se buscaba romper la sensación instalada, en vastos sectores de la población, en torno a la posibilidad de que el régimen estuviera organizando un fraude electoral, lo cual se vislumbraba como un potente desmovilizador para concurrir a sufragar.

Las páginas de Fortín Mapocho también fueron un espacio para dar de hechos de violencia política que trajo consigo la campaña electoral. Luego de la nominación de Pinochet se dio cuenta de acciones que tuvieron como consecuencia heridos e, incluso, muertos en medio de manifestaciones contra la candidatura de Pinochet, las que tuvieron lugar en sectores periféricos de la capital34. Además, se informa de ataques en contra de sedes del comando del “No”, principalmente en Santiago. Por otra parte, el diario lanza acusaciones en contra de Carabineros, ya que los efectivos se habrían mantenido en una evidente actitud pasiva, pese a la gravedad de los hechos35. Las sospechas respecto de la responsabilidad de estos hechos se posan sobre adherentes del “Sí”, por cuanto estos se produjeron después de concentraciones de partidarios del régimen36. También, desde el diario se denunció lo ocurrido en la Universidad de Santiago (USACH), lugar donde adherentes del Sí habrían golpeado a un joven, dejándolo con un TEC cerrado. Luego de este incidente, la policía uniformada utilizó el carro lanza agua y disuasivos químicos en dependencias del plantel universitario37. Otro hecho de violencia consignado por Fortín tuvo lugar el día 13 de septiembre, cuando la comitiva presidencial fue objeto de un ataque con piedras y otros objetos contundentes. Como consecuencia de ello, el diario informó que varias personas resultaron heridas “a balas, balines y otras recibieron golpizas y apaleos, por parte de efectivos de seguridad y sujetos no identificados”38.

En la víspera del referéndum, en el diario se daba cuenta de los niveles de violencia que se habían registrado en el país. De acuerdo con la nota, los incidentes partieron con “agresiones verbales, descalificaciones e insultos”, pero luego se había producido la aparición de elementos contundentes, “en manos precisamente de quienes se decían ser los verdaderos demócratas”. Todo este clima, según la nota, había llevado a la quema de sedes y agresiones a pobladores, como fue el caso de Francisco Silva, quien fue golpeado por 8 sujetos “por pensar diferente”39. Todas las informaciones de este tenor apuntaban a una conducta violenta de los adherentes a la candidatura de Pinochet, sumada a la recurrente acción de las fuerzas policiales y de seguridad en las poblaciones, y que había ido escalando en intensidad a medida que se desarrollaba la campaña. El objetivo final, según se puede colegir de las denuncias realizas en el diario, era generar temor y desmovilizar a los votantes de la opción No o a quienes estuvieran inclinados a votar por ella, aunque todavía indecisos.

Por otra parte, y una vez iniciada la franja televisiva, el Fortín Mapocho comenzó una política de “refuerzo escrito” de esta última. De acuerdo con Ossandón y Rojas, “Fortín dedicó casi todos sus titulares de portada a apoyar la franja electoral del NO en TV, comentando o anticipando sus contenidos e investigando ―para desmentir― las imputaciones que se le hacían desde el Sí”40. En esta dirección, Fortín Mapocho se aboca a realizar un resumen de la franja del No, así como también a criticar el espacio televisivo gobiernista. Uno de los casos más paradigmáticos, es la censura a la que es sometida una parte del espacio propagandístico del No, la cual ocupa la portada del diario. Esta se refiere a la no emisión de un capítulo de la franja opositora, que contenía declaraciones de un juez en la que daba cuenta de numerosos hallazgos que vinculaban a los servicios de seguridad con episodios de tortura y con la desaparición de personas41, hecho que fue consignado en la portada del día 13 de septiembre (Figura 2). El diario recogió las reacciones de algunos dirigentes connotados del comando del No, como Ricardo Lagos, quien fue especialmente duro con Pinochet, al señalar que el traje de demócrata que había usado para referirse a la libertad de prensa había desaparecido ante este episodio42. Esta acusación de censura es también una forma de denunciar al gobierno en sus intentos por evitar la exhibición de contenido que, eventualmente, podría resultar comprometedor respecto de la represión ejercida desde 1973, lo cual podría inclinar al electorado hacia la opción No.


Figura 2.
Fortín Mapocho (Santiago), 13 de septiembre de 1988, 24.

Al mismo tiempo, Fortín Mapocho va a entregar espacio a diversos sectores sociales, como el Comando Nacional de Trabajadores, que después se convirtió en la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), en los cuales se hace pública la posición del mundo sindical ante la postulación de Pinochet a la reelección, la que es de un rotundo rechazo. Ante ello, los trabajadores llaman a la unidad del sector para poder derrotar a la dictadura en las urnas el día 5 de octubre43. En el diario, como una separata, se publicaba el boletín de la organización, donde se daba a conocer la posición oficial de la instancia frente a diversos temas y el plebiscito a realizarse el 5 de octubre no fue la excepción. En una declaración publicada el 1° de octubre, el ente señalaba: “Unidos, organizados y movilizados no vamos a dar la más mínima posibilidad de se desconozca el triunfo popular [...]. Que nadie tenga temor. Que nadie se deje engañar por la interesada propaganda de Pinochet: el triunfo popular no significará el caos”44. En el diario, también, se publican inserciones de la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD) y a la Asociación de Familiares de Ejecutados Políticos en los que se llama a no olvidar, al momento de sufragar, a todas las personas que fueron sufrieron desaparición forzada o fueron ejecutadas45.

Con la inclusión de estas inserciones dentro del diario, podemos constatar que hubo también una política editorial, por parte del diario, respecto de dar espacio a organizaciones sociales, lo cual era una forma de demostrar la masividad del apoyo a la opción contraria a la continuidad del régimen de Pinochet. En ese sentido, las inserciones refuerzan el discurso llamando a los sectores populares a participar del proceso plebiscitario, evitando caer en la inacción, a raíz de la potencial sospecha de que se llevara a cabo un fraude. En ese sentido, Fortín fue un espacio donde se congregaron amplios sectores de la oposición, pasando por organizaciones sindicales y sociales, hasta aquellas que representaban a las poblaciones de la capital, las cuales eran frecuentemente protagonistas de jornadas de protesta contra el régimen. De este modo, podemos afirmar que el diario buscó ser una vitrina de expresión para los sectores populares, para lo cual recurrió a varias formas de lograr ello, partiendo por las informaciones periodísticas, así como la publicación de inserciones que dejaban en claro la posición de algún organismo.

La postura opositora de Fortín Mapocho fue motivo para que no se permitiera el ingreso de sus periodistas a actividades oficiales, en el marco de la celebración de las Fiestas Patrias, tal como ocurriera en el Te Deum Evangélico, desarrollado el 17 de septiembre. Según la versión del medio: “Una vez más, Fortín debió conformarse con seguir la actividad del candidato único desde lejos. Fuimos al templo, pero nos encontramos con una actitud muy poco cristiana: ‘¿Fortín? No, no pueden entrar’”46. Un hecho similar había ocurrido días antes, cuando otro equipo del medio fue expulsado de una actividad donde participaba Pinochet en el Museo de Bellas Artes. En ese sentido, el diario también denunció el acoso y obstaculización del que eran víctimas otros medios opositores (revistas Análisis, APSI, Cauce y Hoy), cuyos periodistas enfrentaban procesos judiciales en aquel momento, con lo cual la supuesta flexibilidad prometida por el gobierno en la cobertura del proceso plebiscitario no se estaba cumpliendo.

Pero el diario no sólo se valió de noticias, columnas de opinión e inserciones para poder reforzar la campaña del No, sino que, además, recurrió a la caricatura como una forma de entregar un mensaje contra Pinochet en la portada del diario. A modo general, podemos asegurar que las caricaturas consiguieron, a lo largo del siglo XX, ampliar el radio de acción e influencia de los medios de prensa, en un contexto marcado por la inserción de las masas en la política47. Además, la caricatura tiene la particularidad de que “es uno de los modos en los que se expresa visualmente la sátira, demostrando ser un instrumento eficaz para el ataque político”48. Por su parte, Manuel Gárate sostiene que “la caricatura de prensa constituye un tipo de fuente que [...] simplifica las situaciones; apela a un lenguaje sintético; comunica universalmente y suele reflejar la vieja lucha entre las fuerzas del bien y del mal”49, por lo que la caricatura cumple una función de dar a conocer un mensaje en forma directa, sin la necesidad de enmarcarse dentro de los estándares de redacción formal de un diario.

En el caso de Fortín Mapocho, la caricatura cumplió a cabalidad ese rol de atacar políticamente a la dictadura y, en el período previo al 5 de octubre, a Pinochet como el candidato a la presidencia. Dicho rol fue desempeñado por Margarita, que representaba a una colegiala que aparecía en la portada y, por lo general, en la parte inferior de la hoja, quien criticaba en duros términos a la dictadura. En un contexto marcado por la censura, el decir las cosas de forma indirecta o con “doble sentido”, la caricatura era la llamada a asumir un tono más provocador frente a algún episodio político.

Así ocurrió en la edición del 30 de agosto, día en que la Junta de Gobierno debía dar a conocer el nombre propuesto para el próximo período. En el espacio, la protagonista de la caricatura señalaba: “Reunidos en el ConSIlio, cuatro conoSIdos deSIdirán lo que ya está coSInado” (sic)50. La forma de escribir las palabras “concilio”, “conocidos”, “decidirán” y “cocinado”, reemplazado las sílabas “ci” por “SÍ”, apelaba a un sarcasmo, frente a la previsible nominación de Pinochet. Una vez que se ratificó esto último, el tono del discurso de Margarita se enfocó en satirizar al candidato y a los sectores que constituían su base social de apoyo. En ese sentido, la caricatura del día 1 de septiembre decía que Pinochet “es candidato porque los ricos no pueden esperar”51, en una clara crítica a las políticas económicas y sociales adoptadas por el régimen, haciendo alusión a una frase dicha por el Papa Juan Pablo II en el marco de su visita a Chile, en la que señaló que “los pobres no pueden esperar”. En otra pieza, Margarita afirma que “NO es posible un gobierno estable con un candidato detestable”, apelando a la falta de legitimidad de Pinochet para ejercer la presidencia de la República (Figura 3).


Figura 3.

Las críticas a los adherentes del régimen fueron una constante dentro de las caricaturas de Margarita. En la edición del 6 de septiembre la caricatura señala “Yo acuso a todos los que están por el SÍ de compliSIdad con la tortura, el exilio, cesantía y opresión”52. En esta oportunidad se reitera la táctica de remplazar la partícula “CI” con la partícula “SÍ”, en clara referencia a la opción favorable a Pinochet. Lo anterior también se hace marcando todas las palabras con la partícula "NO" para reforzar lo que ya se está mostrando en pantalla y en las calles por parte de la oposición a la dictadura. La masividad del rechazo a la figura de Augusto Pinochet también forma parte de las caricaturas de Margarita, como ocurrió con la caricatura publicada el 10 de septiembre de 1988: “El NO es largo y angosto. Va de cordillera a mar y de Arica al Polo Sur” 53 .

En la portada de la edición del 11 de septiembre, y con motivo de la conmemoración del golpe de Estado, Margarita hace referencia al largo período por el cual Augusto Pinochet ha estado gobernando el país: “15 años soportando al autor del ‘día deSícivo’ han resultado Nocivos”54. Además, en otra pieza, afirma: “Llegó a tomar once ―dijo que lo habían invitado― y ahora no se quiere ir”55. Por medio de esta frase, se evoca la fecha del golpe de Estado (once de septiembre) y la ambición de Pinochet por seguir en el poder. En otra edición del diario, Margarita dice que “No puede arreglar en 15 minutos de mala TV lo que ha hecho en 15 años de mal gobierno”56. Así, se vislumbra un nuevo argumento para cuestionar al candidato por cuanto su extenso período ejerciendo el poder ha traído un desgaste que se evidencia, a juicio de Fortín, en un mal gobierno.

Con todo, podemos constatar que a viñeta fue usada para transmitir un mensaje optimista en torno al resultado del referéndum, algo que se mantuvo desde el inicio del período de campaña hasta el mismo día del acto plebiscitario. Concretamente, en la portada del 5 de octubre, Margarita señala que ese era el primero de los últimos días de la dictadura (Figura 4)57. Respecto de ello, podemos afirmar que Margarita fue un recurso central dentro del mensaje que entregó Fortín Mapocho de cara al plebiscito del 5 de octubre, por medio de mensajes satíricos, frontales y en una clave implícita, generando una dinámica de complicidad entre el diario y los lectores.


Figura 4.
Fortín Mapocho (Santiago), 5 de octubre de 1988, 1.

En todas las caricaturas de Margarita, se puede constatar la presencia de una vaca, junto a la particular “er”, formando la frase “va a caer”, que representaba uno de los gritos de protesta más característicos contra la dictadura, a partir del inicio de las protestas, en 1983. Con este tipo de iconografía, el diario buscaba establecer una conexión con su público objetivo, dando un mensaje claro, preciso y que estuviera en sintonía con aquellos elementos que habían sido parte de las manifestaciones contra la dictadura militar.

La visión de Fortín Mapocho, considerando todo lo expuesto, es de que el triunfo de la oposición era un hecho ante lo cual era importante mantener, por una parte, la confianza en el público objetivo del diario, pero también generar un clima que permitiera dejar de lado la desconfianza en el proceso electoral, ante la posibilidad de que el Gobierno manipulara los resultados. Aquí es importante dejar claro de que el diario estaba apoyando una salida pacífica a la dictadura, lejos de la estrategia de un sector de la izquierda, que apostaba por una salida armada de Pinochet del gobierno. Detrás de todo esto está el hecho de que el medio era propiedad de un connotado dirigente de la Democracia Cristiana, partido que siempre buscó una salida pacífica a la dictadura y, por ende, concentró sus esfuerzos en el proceso plebiscitario de 1988.

Por tal motivo, consideramos que el medio no solo jugó un papel de “refuerzo escrito” de la franja del No, sino que también desempeñó un rol educativo y de denuncia. Respecto de lo primero, Fortín Mapocho difundió las fechas, horas y lugares donde se llevaron a cabo talleres dirigidos a los nuevos votantes, con el fin de que aprendieran a sufragar cumpliendo con lo estipulado por la ley. En vistas de que era la primera elección con registros electorales desde el año 1973, y una generación completa de jóvenes no había tenido la posibilidad de participar en unos comicios, era de suma importancia tener un electorado informado y que conociera la normativa al respecto.

Sobre el papel de denuncia jugado por el diario, creemos de importancia señalar que esto formaba parte de una estrategia tendiente a asegurar que el proceso plebiscitario no estuviese marcado por irregularidades o situaciones de abuso que, eventualmente, impidieran la participación ciudadana. El mencionado papel de denuncia fue igualmente útil para exponer públicamente el hostigamiento y acoso del que el diario era objeto, sobre todo al concurrir a actividades oficiales, donde el acceso le era vetado, pero también de aquellas acciones violentas o de hostigamiento, que afectaban a pobladores de los barrios periféricos, en contexto de manifestaciones o actos de campaña.

Conclusiones

A lo largo de este escrito, hemos podido efectuar un análisis histórico respecto de la trayectoria y discurso adoptado por el diario Fortín Mapocho, en el contexto del Plebiscito de 1988. La primera conclusión que podemos presentar es que existió una estrategia adoptada por el diario Fortín, en el contexto de la campaña para el plebiscito de 1988, y que estuvo enfocada en incentivar la participación de los sectores populares en el proceso de votación y en reforzar el mensaje del comando del No, buscando consolidar una victoria pacífica frente a la dictadura de Pinochet. En esa línea, nuestra investigación pudo constatar que Fortín Mapocho denunció múltiples situaciones en las cuales se trató de obstaculizar la inscripción de personas, quitadas de cédulas de identidad o cortes de luz en el momento en que la televisión mostraba la franja.

Desde una perspectiva política, el discurso y la estrategia comunicacional adoptada por el diario fue relevante en generar un clima de confianza en aquellos sectores de la sociedad que habían sido castigados fuertemente con la represión en los años del régimen de Pinochet. Estos eran escépticos frente a la posibilidad de poder derrotar a la dictadura por la vía electoral, lo que obligó a reforzar el mensaje respecto al funcionamiento del sistema y a la masividad del apoyo a la opción contraria a Pinochet. A partir de ello, es que podemos aseverar que Fortín fue un espacio desde donde se permitió a los sectores populares expresar sus aprehensiones y temores frente a un proceso plebiscitario del cual se desconfiaba, en su desarrollo y desenlace, de cara a un posible triunfo del No. Sin embargo, la estrategia del diario, frente a esta situación, fue entregar un mensaje de confianza en que el triunfo de la opción opositora a la dictadura estaba asegurado, que era importante informarse y, en consecuencia, se debía participar en la votación. Sobre este punto, Fortín Mapocho se abocó a generar un clima de confianza en la población, en el sentido de que el comando del No contaba con un sistema de conteo paralelo al oficial que hacía muy difícil un fraude electoral. De igual manera, se destaca el espacio otorgado a diversas organizaciones político-sociales articuladas desde la década de los ’70 y que estaban comprometidas con el retorno a la democracia, que aspiraban a expresar sus demandas laborales o demandaban conocer el paradero de familiares desaparecidos por los órganos represivos de la Dictadura.

Finalmente, nuestro trabajo pudo dar cuenta de un rasgo más distintivo del diario, que fue la utilización y la centralidad que adquirió la caricatura como un elemento desde el cual se emitía un mensaje que expresaba una manera peculiar e irónica de referirse a Pinochet o algún hecho significativo vinculado a su figura. La utilización del humor como elemento constante en la portada del diario se erige como algo destinado a reforzar la confianza en los electores de cara al Plebiscito, apelando a frases que resultaran familiares y, al mismo tiempo, divertidos. Para ello, se recurrió a un lenguaje directo, liviano y con una clara tendencia al doble sentido político, utilizando mensajes y elementos como la ironía de modo tal que se generaba un cierto grado de distención y confianza, apelando a la utilización de un mensaje conocido ampliamente en la oposición (“y va a caer”).

El cierre del diario Fortín Mapocho, en 1991, lleva a la pregunta respecto a lo que ocurrió con los medios que surgieron en oposición a la dictadura de Pinochet a partir de mediados de la década de 1970. En ese sentido, surge la pregunta respecto a qué factores o relaciones de poder llevaron al cierre de estos medios perpetuando la hegemonía de El Mercurio y La Tercera hasta la actualidad. Este hecho, a nuestro juicio, puede ser relacionado con la desmovilización social y política que trajo consigo el retorno a la democracia. Para el caso del Fortín, su cierre implicó el fin del único medio de comunicación escrita que, con un contenido netamente político, apuntaba a lectores de los estratos bajos de la sociedad chilena. Igualmente, cabe cuestionarse por qué los sectores populares fueron marginados del debate público desde un medio de comunicación con una identidad tan característica como Fortín Mapocho. Asimismo, emerge la interrogante acerca de cómo los sectores populares y sus demandas políticas se expresaron en los medios de comunicación masiva, entre la década de 1990 y hasta la del 2010, cuando las redes sociales dieron la posibilidad a nuevos actores políticos de acceder a informar y y entregar su opinión en espacios masivos.

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Fuentes primarias

Fortín Mapocho (Santiago), agosto-octubre 1988.

Notas

1 Sobre este aspecto, véase: Gastón Tagle Orellana, “Prensa escrita y policía secreta en Chile (DINA/CNI) durante la dictadura: la reformulación del discurso en el caso Marta Ugarte”, Historia 396, n.º 2 (2018): 285-309 ; Leone Sallusti Palma, “Varias voces, un solo crimen. Censura, imaginarios y libertades en la prensa chilena en dictadura a partir del caso de Lumi Videla (1974)”, Revista de Historia Social y de las Mentalidades 26, n.° 1 (2022): 137-170 .
2 Paul D’Angelo, “Framing: Media frames”, en: Hoffner Roessler y Van Zoonen, The international encyclopedia of media effects (Nueva York: Wiley, 2017), 1-2.
3 Ibíd., 5.
4 Javier González y Danny Monsálvez, “Política, prensa y oposición en el Chile de Pinochet: el caso de las revistas Solidaridad , Análisis y Cauce”, Estudios del ISHiR, n.° 23 (2019): 5.
5 Eduardo Solís, “Violaciones a los derechos humanos durante la dictadura cívico-militar chilena y las denuncias desde la prensa de oposición entre los años 1983-1988”, Rumbos TS, n.º 29 (2023): 76.
6 Cristián Muñoz Sánchez, “Prensa de oposición en Dictadura. La revista APSI como plataforma discursiva de la renovación socialista. 1980-1988” (tesina de pregrado, Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Historia, 2017).
7 Francisca Araya, Historia de la revista APSI. El que se ríe se va al cuartel (Pico para Pinochet) (Santiago: LOM Ediciones, 2007).
8 Una de las operaciones llevadas a cabo por la Fuerza Área el 11 de septiembre, junto con el bombardeo de La Moneda, fue la denominada “Operación Silencio”. Esta consistió en el ataque de las radioemisoras proclives a la Unidad Popular, entre las que se encontraban Portales, Corporación y Luis Emilio Recabarren, así como la de la Universidad Técnica del Estado (UTE). Solo la radio Magallanes pudo sortear las operaciones militares, gracias a una antena de respaldo emplazada en la zona norte de Santiago. Por ella, Salvador Allende pudo pronunciar su último discurso al país, antes de que se lograra silenciar a la emisora. Estos hechos están detallados en: Ascanio Cavallo, Golpe. 11 de septiembre de 1973. Las 24 horas más dramáticas del siglo XX (Santiago: Ediciones Uqbar, 2013), 77-78, 97, 109.
9 Eduardo Santa Cruz, Análisis histórico del periodismo chileno (Santiago: Ediciones Nuestra América, 1988), 141.
10 Carlos Huneeus, El Régimen de Pinochet(Santiago: Sudamericana, 2002), 116. Esta situación también se dio en medios de comunicación en ciudades como Concepción, donde la prensa se articuló en torno a un discurso que legitimaba el golpe de Estado. Al respecto, véase: Monsálvez, Danny. “Extremistas, enemigos, antipatriotas e indeseables: la legitimidad del golpe de Estado de 1973 en la prensa escrita de Concepción”, Revista de Historia y Geografía, n.º 30 (2014): 167-198.
11 Carmen Castro, “La prensa en época de Pinochet”, Chasqui, Revista Latinoamericana de Comunicación, n.º 37, (1991): 90.
12 Respecto de este caso y la cobertura de la prensa chilena, véase: Elizabeth Harries, “La prensa sin fe de erratas: El caso de los 119 según El Mercurio” (tesis de pregrado, Periodismo, Universidad de Chile, 2007), 33-43. https://repositorio.uchile.cl/bitstream/handle/2250/185425/Tesis%20-%20la-prensa-sin-fe-de-erratas.pdf; Marco Herrera Campos, “Operación Colombo: la prensa que se calló con Pinochet”, Chasqui, n.º 96 (2006): 18-23.
13 Castro, “La prensa en época de Pinochet”, 92.
14 González y Monsálvez, “Política y prensa y oposición en Chile…”, 7.
15 Respecto de la trayectoria de este medio en Dictadura, véase: Carla Rivera Aravena, “La verdad está en los hechos. Una tensión entre objetividad y oposición. Radio Cooperativa en Dictadura”, Historia 1, n.º 41 (enero-junio 2008): 79-98.
16 Eduardo Solís, “Violaciones a los derechos humanos”, 78-79.
17 Fernando Ossandón y Sandra Rojas. La Época y Fortín Mapocho: El primer impacto, (Santiago: ECO-Cedal, 1989), 23.
18. Ossandón y Rojas, La Época y Fortín Mapocho, 28.
19 Ibíd., 32, 37.
20 Ibíd., 31, 34.
21 Ibíd., 35.
22 Ibíd., 31.
23 Santa Cruz, Análisis histórico del periodismo chileno, 148.
24 Esta fue una facción del Partido Socialista de Chile, liderada por Clodomiro Almeyda -quien fuera ministro del gobierno de Salvador Allende y unos de los dirigentes más importantes del PS- surgida luego del proceso de quiebre de la colectividad, hacia fines de la década de 1970.
25 Allan Angel, Chile de Alessandri a Pinochet: en busca de la utopía (Santiago: Editorial Andrés Bello, 1993), 122.
26 Fortín Mapocho (Santiago), 29 de agosto de 1988.
27 Fortín Mapocho (Santiago), 30 de agosto de 1988, 1, 11.
28 Fortín Mapocho (Santiago), 31 de agosto de 1988, 11.
29 Ibíd., 22.
30 I.bíd., 9
31 Ibíd., 5.
32 Fortín Mapocho (Santiago), 13 de septiembre de 1988, 15.
33 Fortín Mapocho (Santiago), 11 de septiembre de 1988, 4.
34 Fortín Mapocho (Santiago), 1 de septiembre de 1988, 12-13.
35 Íd.
36 Fortín Mapocho (Santiago), 3 de octubre de 1988, 4.
37 Fortín Mapocho (Santiago), 27 de septiembre de 1988, 11.
38 Fortín Mapocho (Santiago), 13 de septiembre de 1988, 15.
39 Fortín Mapocho (Santiago), 4 de octubre de 1988, 17.
40 Ossandón y Rojas, La Época y Fortín Mapocho, 94.
41 Fortín Mapocho (Santiago), 13 de septiembre de 1988, 24.
42 Fortín Mapocho (Santiago), 14 de septiembre de 1988, 3.
43 Fortín Mapocho (Santiago), 30 de agosto de 1988, 10.
44 “Boletín Central Unitaria de Trabajadores”, n.º 31, septiembre-octubre 1988, en Fortín Mapocho (Santiago), 1 de octubre de 1988, 4.
45 Fortín Mapocho (Santiago), 4 de octubre de 1988, 17.
46 Fortín Mapocho (Santiago), 18 de septiembre de 1988, 3.
47 Mara Burkart, “Caricatura política en el cono sur: entre la radicalización política y las dictaduras militares”, Revista Contemporánea 2, n.º 4 (2014): 1.
48 Íd.
49 Manuel Gárate, “El nacimiento de un monstruo. El Golpe de Estado en Chile y la imagen de Augusto Pinochet a través de las caricaturas de la prensa escrita francesa (1973-1990)”, Revista Caravelle. Cahiers du monde hispanique et luso-brésilien, n.º 104 (2015): 89.
50 Fortín Mapocho (Santiago), 30 de agosto de 1988, 1.
51 Fortín Mapocho (Santiago), 1 de septiembre de 1988, 1.
52 Fortín Mapocho (Santiago), 6 de septiembre de 1988, 1.
53 Fortín Mapocho (Santiago), 10 de septiembre de 1988, 1.
54 Fortín Mapocho (Santiago), 11 de septiembre de 1988, 1.
55 Fortín Mapocho (Santiago), 12 de septiembre de 1988, 1.
56 Fortín Mapocho (Santiago), 27 de septiembre de 1988, 1.
57 Fortín Mapocho (Santiago), 5 de octubre de 1988, 1.

Notas de autor

* Chileno. Licenciado en Historia por la Universidad Finis Terrae y Magíster en Historia por la Universidad de Santiago de Chile

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